Revista Opinión

¿Y si Bécquer, Lorca, Quevedo... fueran periodistas?

Publicado el 01 septiembre 2011 por Yjavi @javier78garcia
Será de tanto escribir o de tantas historias contadas.... lo cierto es que no son pocos los periodistas que acaban de escritores. Pero, ¿y si el camino habitual fuera justo el contrario? Escritores que con el tiempo y la madurez acabaran convirtiéndose en periodistas. Es una locura, quizás una atrevimiento símplemente pensarlo, pero puestos a soñar así sería mi redacción favorita:
A Antonio Machado le entregaría la sección de Nacional para que su pluma, pistola de capitán, disparara contra el silencio, para que abriera caminos por los que caminar, para que despertara a la España que bosteza y acurrucara al españolito que despierta.
Miguel Hernández escribiría las páginas de Economía para levantar a los trabajadores y cortar las manos felinas, para devolver la lucha y el sudor a las portadas.
Lorca dirigiría la sección de Sucesos y no habría armas blancas, habría puñales, vidrios clavados en las lenguas de los que hablan y arena en los ojos de los testigos, habría lunas y hogueras en los titulares y sábanas blancas en las entradillas.
Pérez Galdós sería corresponsal de guerra... nunca empotrado, siempre por libre, anotando cada paso de cada ejército, describiendo hasta el color de las huellas al pasar. Habría que darle diez páginas, seguro... pero serían diez páginas de Historia para recordar.    Habría una sección sin duda de Campo para que Delibes describiera la vida más allá de la ciudad, para que destronara la sociedad urbana y pusiera en titulares ramas y ríos donde viven las noticias entre motes y buitres.
Las páginas de Deportes caerían en la pluma sin escrúpulos de Quevedo para que retorciera los millonarios contratos hasta el ridículo, para que hasta los árbitros le temieran y que no se salvaran de su sátira ni los peinados que rematan de cabeza.
Los Clasificados estarían bajo la supervisión de Bécquer y serían siempre en verso, sin precios, románticos pisos de alquiler que rimarían con sensuales coches de segunda mano.
Alberti dibujaría los Pasatiempos, laberintos de sal y espuma, sopas de letras que galopan sobre el mar entre el sol y la luna.
Y la pregunta sería... en esta redacción ¿a quién ponemos en Cultura?

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