Revista Libros
hoy quisiera abordar otro asunto de actualidad, el aborto. Lo primero que voy a decir, por honestidad, es que no conozco el tema en profundidad, pues como me empeño en poner de manifiesto soy lesbiana, y en mi caso resulta algo improbable un embarazo indeseado. Esta vez, como experimento, me propongo opinar sin una búsqueda activa de información por mi parte ―indagando a través de Internet, partidos políticos o asociaciones―, tan solo por lo que llega cómodamente de los medios de manipulación, a ver que os parece.
y lo primero que voy a decir ―más adelante me explico― es que me parece una barbaridad plantear el tema en términos de «aborto sí, aborto no». Llego a casa tras un día difícil, y para relajarme (jajjjaajajaj) zapineo un poco por distintos canales, telediarios y debates, de las dos ideologías., justo cuando los populares acaban de aprobar el anteproyecto de ley de Gallardón, y lo presentan como un alarde de unidad política. No encuentro ningún debate, no hay opiniones de profesionales cualificados, sólo eslóganes, en el caso de La Sexta e Intereconomía, un par de testimonios de personas implicadas en abortos dramáticos, apelando de manera burda y extrema a la emotividad.
«sí» o «no» no son razones, no es un debate, tan solo un eslogan simplista, adecuado y confortable para quienes buscan recaudar votos o para quienes, como yo, no les afecta directamente el tema, porque no están en posición de un embarazo indeseado o porque en el peor de los casos pueden arreglar el desaguisado a golpe de chequera. ¿Por qué vamos a necesitar reflexionar dos minutos sobre el tema? lo que queremos es una causa bien clarita, sin matices incómodos, para despacharnos con el enemigo, la derecha o la izquierda, según el caso. Si de verdad nos importasen los derechos de las mujeres o simplemente los derechos humanos, el aborto es un tema lo suficientemente complejo como para que cualquier persona o partido decentes duden en tomar sobre sí mismo la responsabilidad de tal decisión. Tendría que ser una decisión del conjunto de la sociedad, convocar un referéndum, con una o varias propuestas, abriendo un debate lo más exhaustivo posible, no con los tópicos y frases hechas de políticos y periodistas, sino con la opinión de profesionales cualificados, porque el asunto tiene calado, y hay más preguntas que respuestas, como me voy a esforzar en plantear a continuación. Y me gustaría añadir que cuando se quiere de verdad informar se puede, que de la grabación de la comparecencia de la chupóptera Cristina, en un día de atender a las noticias de la tele, ya sé hasta qué pie calzan quienes se sospecha hicieron las grabaciones, ya ve Vd. lo que me importará a mi semejante estupidez.
lo que voy a argumentar a continuación, quiero dejarlo muy claro, no es ni un sí ni un no al aborto. En todo caso, un «sí, pero con condiciones» o un «no, pero con condiciones», que podrían incluso llegar a un punto común. Creo que sólo los católicos, que parecen dispuestos a defender el derecho a la vida de una ameba, o las feministas radicales, preparadas para sostener los derechos de las mujeres por encima de cualquier otra consideración, están en situación de defender un sí o un no absoluto, radical. No voy a decir que me parecen igualmente fanáticos y acríticos hacia sus respectivas ideologías, bueno sí lo voy a decir, ya total..
empiezo por los contraargumentos frente al «no sin condiciones», sólo para que quede constancia, pues me parecen los más obvios para quienes todavía me leen, que no son precisamente conservadores ni conformistas. ¿De verdad se puede negar la píldora del día después a una niña de 12 años? ¿y si la malformación del feto es tal que sólo le esperan unos meses de dolor y sufrimiento, a él y a su familia? ¿y si corre peligro la vida de la madre?
hasta aquí todo políticamente correcto para el sector guay y moderno. Pero como por desgracia no somos ovíparos, no podemos poner un huevo y olvidarnos, hay más preguntas. Desde mi ignorancia médica, creo entender que si el embarazo avanza llega un momento en que el feto está suficientemente formado en el vientre de la madre, sus órganos lo bastante definidos y su capacidad de responder a estímulos externos tan obvia, que se podría considerar un ser humano. Guiándome por lecturas e informaciones dispersas, parece ser que en algún momento del embarazo el feto incluso puede sentir, puede responder a la voz de la madre, puede mostrar miedo o dolor. ¿En qué momento exacto del proceso de gestación un conjunto de células se convierte en un ser humano? ni idea, a eso deberían buscar respuesta los médicos, e incluso los filósofos, que aunque parezca increíble en una sociedad sana y consciente también tienen su función. Lo que me cuesta tragar es que un feto se convierta en niño en el momento en que la madre permita que salga de su coño, que sólo adquiera categoría de ser humano cuando sea lo suficientemente querido y deseado como para que su madre consienta el parto. Y si aceptamos que el feto se convierte en niño, en un ser humano, en algún momento de la gestación, entonces aceptamos implícitamente que en ese momento ya no hablamos sólo de los derechos de la madre, hablamos del derecho a la libertad de la madre frente al derecho a la vida del hijo, o de la hija. Si yo, como mujer, permito que una célula siga su desarrollo en mi interior hasta el momento de dar lugar a algo que podamos considerar un ser humano, por mucho que me joda tendré que aceptar que ya no hablamos sólo de mi vida, hablamos de dos vidas.
la siguiente pregunta cae por su peso: si doy a luz a un hijo no deseado, ¿quién se va a ocupar de él después del parto? porque hasta el momento del parto su vida depende de la mía, pero después él es un ser autónomo, al igual que yo. Parece evidente que existe una demanda por parte del mercado de adopciones, pero ¿y si el niño tiene una minusvalía, incluso grave? si el Estado y las administraciones públicas se muestran incluso incapaces de garantizar el bienestar de las familias, ¿cómo van a poder proteger y cuidar a niños minusválidos, que nadie defiende y a nadie le importan?
y hablando de malformaciones, ¿qué malformaciones justifican el aborto? ¿la patología física de Stephen Hawking o un Síndrome de Down justifican un aborto? planteo esta pregunta plenamente consciente de que no es lo mismo nacer minusválido en una familia pudiente, de las que beben Cola-Cao ―¡hasta puede practicar sky o volar, más de lo que se pueden permitir el 65% de las familias españolas!― que nacer en una familia de la chusma, que bastante tiene con sostener y alimentar a sus miembros sanos. Y otra pregunta que me parece fundamental: ¿en qué momento de la gestación es posible diagnosticar una malformación? por si acaso ya adelanto que como mujer, y sobre todo como ser humano, no puedo aceptar ni permitir que se liquide a alguien que ya es un ser humano, me da igual en un vientre materno o en un campo de internamiento, por padecer el Síndrome de Down.
en fin, que para quien quiera escuchar, esto no es un alegato contra el aborto, sino una demanda de un debate real. He intentado poner de manifiesto que «aborto sí, aborto no» no tiene ningún sentido, que el acento, la tremenda disyuntiva moral, está en los supuestos, la ley debe tratar de cubrir todos los supuestos, justo donde ni los políticos ni los medios de manipulación les interesa entrar. Probablemente proponer un debate honesto hoy día sea cruel, una amarga broma pesada, pero creo sinceramente que, en algún momento, alguien debería por lo menos intentarlo.
quisiera añadir, off-topic, para quienes todavía sigan leyendo y reflexionando sobre lo que se plantea en estos tejados, que en los últimos tiempos he tenido que hacer frente a la muerte, y por eso he decidido dejar por escrito algunas reflexiones sinceras, más o menos acertadas pero por lo mínimo honestas, que contienen más preguntas que respuestas, y quiero pensar que mucha sinceridad y valentía. Por lo menos que queden las preguntas, el escepticismo frente a las propagandas de unos y de otros, frente a lo conveniente y lo confortable. Es labor de las siguientes generaciones decidir si quieren o pueden buscar algunas respuestas, o no, temo que nuestra generación ya se encuentra suficientemente envenenada por las ideologías, por las creencias y por las urgencias de la supervivencia para que esto sea posible para nosotros.
en todo caso, hagáis lo que hagáis, decidáis lo que decidáis, pongo mi esperanza en vosotros, en las siguientes generaciones, en el futuro. Quiero confiar en que la vida, venga buena o mala, no os corrompa, que no ahogue vuestros ideales, vuestras preguntas. Si me queréis aceptar un consejo de vieja, jamás dejéis de escuchar las razones de la otra parte, a lo mejor os repugnan, pero no dejéis de tratar de escucharlas con honestidad. Que algún día, es este país y también en los otros, no aceptéis lo que no se puede ni se debe aceptar, porque es cómodo y os favorece Ahí dejó el testigo. Ingenua que es una, y así quiero irme, ingenua, sin despedidas (no me gustan) pero orgullosa porque me he esforzado en dejar un ínfimo, imperceptible grano para un mundo mejor.
PD. por echarme unas risas, ahora mismo en El Intermedio «El Gran Wyoming» se está metiendo con la homofobia en Rusia, a cuento de los Juegos de Invierno, homofobia que es herencia directa de la política furiosamente anti-gay de la Unión Soviética durante toda la Guerra Fría. ¿Cómo se entiende esto? La revolución rusa es genial, los ideales de extrema izquierda que dieron lugar a una tremenda represión, incluyendo por descontado tortura y muerte, de miles de homosexuales en países como la Unión Soviética, China o Cuba son guays, la izquierda es una gran defensora histórica de los derechos homosexuales. Mucho más vas a tener que hacer, majo, para que se perdonen y olviden los desmanes de los tuyos, que al menos a mi me dais tanto miedo como los fascistas de Intereconomía.
ronronea: levina