Sirva este inicio a modo de disculpa. Obligaciones más imperiosas han desviado mi atención del oficio de juntaletras que me he buscado en esta bitácora: he estado pringado hasta las cejas en la campaña electoral de mi partido en la ciudad donde vivo, lo que no ha dejado de ser una experiencia nueva en donde uno ha debido aprender en modo Matrix unas cuantas cosas.
El resultado es que hemos ganado las elecciones, bordeando la mayoría absoluta. Seguimos siendo, junto con unos pocos más, fueguitos rojos dentro de un tsunami cada vez más azul. Aldeas galas donde la decencia todavía puede refugiarse.
Este hecho, unido al cansancio lógico, ha evitado (por suerte para ustedes) que les diseccionara la realidad como el que disecciona una rana y les ha ahorrado sesudos análisis sobre #Bildu, el #15m #acampadasol, el holocausto zapateril o porqué bajó el Depor. Hechos todos ellos de indudable importancia para el que les suscribe.
Así que espero que en unos días, en tanto solucione unos asuntillos relacionados con el jolgorio (son las fiestas de mi pueblo) pueda volver a coger ritmo.
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