Si un ladrón se defiende señalando a otro ladrón y diciendo que ha robado más, nos tiene que dar igual a todos. Tenemos una costumbre muy mala en este país. La costumbre de tratar de escurrir el bulto echando pestes sobre los otros. Una defensa de tinta de calamar.
—Yo me lo he llevado crudito, pero ese de ahí que me mira mal, no veas.
Esto tiene que ir acabando. La chorizocracia. Los peatones podemos tener más filias con unos que con otros, pero al final del día es una actitud un tanto masoca la defensa de tinta de calamar.
De dónde sale el soborno
Un tipo de bigotito fino y mirada huidiza, un hombre-mustélido le pasa un maletín a Bárcenas, abnegado servidor público. Le guiña un ojo. Hay una parte de la historia que va desde que Bárcenas agarra el maletín. Pero otra parte es el recorrido anterior de ese maletín.
Empresas que llegan a acuerdos con grupos criminales. Te contrato X servicios si me añades a la factura el pellizquito. Ah, vale, me parece bien, ¿y los hijos? Muy bien, la pequeña va a estudiar en el Icade. Me han hablado muy bien de ese sitio. Deja que ya invito yo a los cafés. No, por favor.
@jorgegalindo Es que ahora la derecha pretende demostrarnos que todos los políticos son tan ladrones como ellos... y cuesta argumentarlo
— Publico.es (@publico_es) enero 21, 2013
Todo muy pulcro, a la luz del día, en alguna estación de servicio en un radio de 50 kilómetros de Madrid. Ah, las estaciones de servicio, ¿qué sería de Golfolandia sin ellas? Lugares con trasiego de gente y dos salidas en sentidos opuestos. Espera cinco minutos después de que me haya ido. Vale.
¿Qué empresas se encargaban de dar servicios en las sedes y durante las campañas a la organización? Digo yo que ese dato es público. Y ante la más leve sospecha, está bien que vaya un juez al receptor de los sobres, pero ¿dónde está el preceptivo batallón de inspectores de Hacienda llamando a esas empresas? No sé de leyes, pero me imagino que sobornar a un funcionario público que decide servicios ofrecidos a una organización que recibe dinero público es delito. Es que no me hace falta conocer la ley para saber que eso huele que apesta. ¿Esta gente no ha tenido padres? ¿No les han educado? ¿Ni siquiera el cura del pueblo les dijo que robar está feo?
—Eh, pero los otros roban más.
Durante veinte años. Día tras día. El guardia del aeropuerto de Ginebra ya es una cara conocida. ¿Otra vez a esquiar? Sí, ya ve, es que me gusta muchísimo esquiar. Ya veo. Pum, sello en el pasaporte. En el hotel ya hay confianza con los camareros. ¿Lo mismo de siempre? Sí, por favor, pero no me pongas la sombrillita, que me molesta al beber. Como diga. Y generosa propina.
Y lo horteras que son. Regalar joyas y decir «te quiero, coño». Tratarse como compadres cuando solo son compinches. Gente que ha crecido durante los setenta y cuyas referencias los coloca en un horterismo un tanto extraño (¿gafas de sol? ¿en serio?), fuera del tiempo. Ese pelo hacia atrás con calamares. Claro, nadie les dice nada. Nadie les advierte sobre lo ridículos que son. En los restaurantes les sirven marisco congelado y no distinguen. Son muy paletos. Por lo menos, los de IU en Andalucía ya los hueles de lejos. Pero estos tienen una excesiva querencia por mostrar una imagen al mundo de éxito. Se compran cochazos pero ni saben conducir. Toda la vida con chofer.
Guau, la fundación del PSOE (que no es el partido, recuerden) contrata a gente a la que conoce como, como... leches, como toda empresa.
— Txema Campillo (@Txemacg) enero 21, 2013
Toda esa lista de cosas que son normales en el sistema. Hay un video en Youtube del año 98 de la Parodia Nacional (aquel programa en que cantaban) donde se vacilaba a Baltar y la Diputación de Ourense. Estamos en 2013, el fulano cede el cargo a su hijo y parece que algún juez va a empezar tímidamente a decir algo. Todo el mundo desde hace veinte años sabe cómo funciona la contratación de ese pozo. Y además, todo el mundo sabe por qué se permitió. Tener a la gente contenta. Lo que los tertulianos llaman «caladero de votos», como si fueran sardinas. Algo que se compra y vende al peso.
Despachos muy dificiles de encontrar en algún sótano de algún edificio de la Junta de Andalucía. Foto amarillenta del Rey con pelazo colgada. Conserjes yendo y viniendo sabiendo lo que hay. Nadie dice nada. Oye, ya te arreglé lo tuyo, eh. Muchas gracias, que Dios se lo pague.
Otras elecciones, la palabra «confianza» en enormes cartelones que coloca una empresa que está súper-limpia y que jamás ha sobornado a nadie. Un par de chorradas desde el atril. La cámara enfoca a la primera fila que se levanta como un solo hombre a aplaudir. Las secretarias de confianza no han venido, ahí tienen que estar las mujeres. Como Calpurnias. Las Servilias esperando en el hotel. Cuando pasan por los pasillos, la gente de los lados los saludan y vitorean. Como cuando Belén Esteban baja las escaleras del Sálvame Deluxe. Un par de besos a una orgásmica señora mayor. Estrellas del Rock. Las líneas de peste que flotan sobre sus cabezas no se ven por la tele, pero están ahí.
El gesto estudiado de sacarse las gafas con una mano, la voz grave. La Constitución, España, hablar de usted con los modales de las películas antiguas, como tratando de ocultar que esa es su única base cultural. Discursos de carrerilla, expresión adusta, la mente pensando en algún vicio oculto, en el número de una caja de seguridad y en cómo comprar cuadros que no valen nada por mucho dinero. La voluntat d'un poble. Cien mil lereles me ha costado esta bosta, es de un autor que expuso en ARCO. Ya, ya, qué buen gusto, ¿me deja seguir lamiéndole las babuchas?
En la izquierda puede haber corrupción, pero de quien se sospecha se persigue, condena y expulsa. Ya está bien de demagogia #NoSomosLoMismo
— Carlos Manzana (@Carlos_MANZANA) enero 19, 2013
Y la investigación de la oposición. Un sistema con tantos consensos en que la oposición es algo parecido a un derbi de fútbol. Estamos abochornados por la última medida de este gobierno. La pose. Decir lo que la gente espera que digas. Vamos a llegar hasta las últimas consecuencias. Decir cosas gratis porque no existe un auténtico control. Todo está sobre el papel y todo se ejecuta de forma cuidadosa para dar una apariencia. Oiga, hay un Tribunal de Cuentas. Un Tribunal de Qué Me Cuentas, más bien. Coñas varias en los bares de los hoteles. Ah, pero ¿aquí se puede fumar? Claro, conozco al dueño. El compadreo. Lo cutre. Hace mil años esta gente estaría hurgando en el suelo en busca de raíces y asaltando a niños o niñas cuando no los ve nadie. De misa semanal, ojo.
Cuando hay Elecciones Generales la gente también vota de forma indirecta a ciertos cargos del Poder Judicial. Pero los mítines no hablan de eso. Sería perder el tiempo. Vamos a ser más europeos. Nadie sabe qué demonios significa eso, pero por los aplausos diría que alguien se hará un esguince de muñeca. Información compartimentada, a gotas. ¿Cuántas noticias vienen de agencias? ¿Cuántas agencias de prensa hay?
Hoy la prensa era unánime, juega Adán, pues nada juega Iker, Cristiano castigado, zas Cristiano juega, esa es la credibilidad de la prensa
— Don Pepe Guardiolem (@DonPepGuartrola) enero 20, 2013
Que salten estos escándalos es bueno, porque eso quiere decir que los controles funcionan. Escándalos que saltan porque un paleto, un vulgar ladrón, que ni siquiera roba para comer, un yonki maleducado amenaza con tirar de la manta. Escándalos que saltan para que se muevan las sillas en algún consejo de administración. Los controles funcionan que te rilas. Vamos a asegurarnos de que tenemos suficientes vacunas ante este brote malvado de virus. Ahí quedaron las vacunas muertas de risa. Casos que salen durante cinco días y medio en grandes titulares hasta que sale el siguiente caso. Memoria selectiva. Memoria de pez. Estamos evolutivamente construidos para desterrar los malos recuerdos. También lo estamos para tratar de unirnos a otros en proyectos comunes. La manada. Si alguien de mi tribu hace algo malo, busco una explicación, si lo hace la tribu de enfrente es el fin del mundo.
Vamos a poner a Villaconejos del Paladar en el mapa. Este hombre es un santo varón, siempre hizo cosas por el pueblo. ¿Qué cosas? Da igual. Por fin tendremos nuestro centro de interpretación de los cúmulo-nimbos. A ver si al chaval, que no me estudia, lo metemos de conserje. Pero es que ya tengo a treinta y cuatro conserjes. Pide ayudas a la UE. Eres un hacha, jefe. Titulares que hablan de poner en valor los cúmulo-nimbos de Villaconejos del Paladar. En la página tres, un anuncio de convocatoria de plazas para ser pastor autonómico. Después de los anuncios de señoritas y compro oro, otro anuncio a página completa sobre la inauguración de doscientos metros de un camino de cabras.
Ustedes tienen un problema que se llama tres por ciento. No hable mucho porque ustedes tienen otro problema que se llama como se llame. Ah, disculpas, lo retiro. Y no hay ochocientos fiscales e inspectores aporreando las puertas de sus casas y sedes a los dos minutos. Se dicen cosas con el calentón, alguien habla demasiado de vez en cuando, pero tenemos un nuevo plan que traerá la felicidad. Ah, entonces nada. De qué tamaño debe ser la bola de ponzoña como para que a alguien se le escape algo. El 99,9% son gente honrada, no me cabe ninguna duda. ¿Honrados por elección o porque todavía no están donde pueden dejar de serlo? Un 50% sería todo un logro. Oiga, eso es una disonancia cognitiva, por ver cuatro casos de corrupción no se puede inferir una corrupción generalizada. Señora, ya tiene el armario montado, ¿le hace falta factura? Pues no. Ah, mejor, así le sale más barato. Muy bien, ¿tengo que firmar algo? No, nada. ¿Acepta tarjetas? No.
Si el avión se retrasa más de una hora, te devuelven el billete. A los cincuenta minutos te sientan en el avión. Ya has embarcado, según el segundo párrafo del artículo tres, este vuelo ya no tiene retraso, aunque esperes en pista una hora más. ¿Desea algo para beber? Sí, una cocacola. Muy bien, son un millón de euros. Ah, genial, porque justo es lo que llevo suelto. La vocación del servicio público. Es que una manzana podrida puede afectar a todo el cesto. Ya, vamos, que el resto de manzanas del cesto son almas de la caridad. Incluso los que están fuera del cesto también son gente incorruptible. Jefe, estos no han tocado el pan. Pues guárdalo, que sirve para otra mesa.
Somos mas sensibles a la corrupción económica que a la política, y la política es la causa de la económica.
— Mario Conde (@mariocondeconde) enero 19, 2013
La noticia no es que sea noticia que hayan devuelto un bolso olvidado en un taxi. La noticia es que han devuelto el bolso. Una amable ancianita que se dejó ocho millones de euros. Y Hacienda no va a tomarse unos chocolates con porras con esa señora. Cuatro corruptos dejan en mal lugar a todos los políticos, qué injusticia. Podemos cubrir esta pared con granito de Porriño. No, mejor lo importamos de las lunas de Saturno. Lo que usted diga, a mi me pagan igual.
Hasta aquí, que me canso
¿Cómo parar esto? Hay dos métodos. El primero tiene que ver con leyes e instituciones. Pero este método no sirve de nada sin el segundo método. El segundo método es cambiar la materia prima. La materia prima son las personas. Sólo cuando haya personas sin interés en nutrir la ponzoña, se pueden cambiar leyes e instituciones. Problema: no se garantiza que otros no sean corruptos. Incluso quien nunca ha sido corrupto, puede empezar a serlo en un momento dado.
Nadie dice que sea fácil, pero por algún lado hay que empezar.