Nueva York, 1929. En la compleja época de entreguerras, decenas de bailarines de lindy hop acuden a la sala clandestina Savoy. No importan sus desemejanzas, solo buscan esa sensación de libertad que les aporta la música. Años después, los altos impuestos obligan a clausurarla.
Madrid, hoy. Un centro okupado acoge, cada viernes, a decenas de personas de muy distinta índole. No tienen técnica, pero sí muchas ganas de evadirse de sus problemas cotidianos. No obstante, el dinero manda cerrando todos los centros culturales.
Solo juntos, podrán seguir extendiendo el swing por el mundo. Pero ¿será el baile suficiente para hacer que permanezcan unidos?
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