Revista Diario

Ya habrá tiempo

Por Chak

Por ahora no hago nada. Me siento aquí, tan campante como si la vida no existiera, como si el tiempo fuera un pedazo de goma de mascar que se estira y se mete entre los dientes, inofensivo y placentero. Sólo tengo una certeza: no sé a dónde voy. Esperaba que las palabras me lo dijeran que las oraciones me marcaran un destino y un camino, pero la verdad es que ellas tampoco lo saben. Y cómo lo van a saber si están en medio de la nada, saliendo de mi cabeza hueca, desorientada y anodina. Siempre el tema es el control y el miedo a perderlo. Por eso no tomo, no fumo no me drogo, no tengo amigos, no tengo amantes, a veces ni siquiera me tengo a mi mismo por miedo a perder el control y terminar haciendo lo que menos deseo hacer: perderme en medio de mis impulsos. Por eso escribo, para desahogarme, para dejar en blanco sobre negro lo que me asfixia, lo que me pone ansioso.
Por ejemplo, llevo dos noches sin poder dormir bien. En parte porque mi esposa está enferma de la garganta y ronca como trailer con el freno de motor, pero también por una razón sencilla: me quitaron las vacaciones que tanto había esperado y las cosas que tenía planeado hacer en esos días (francamente tirar la hueva) se han ido por el caño. En su lugar, estoy trabajando días extras que si bien me reportarán un poco más de dinero, también me afecta en el estado de ánimo.
Lo que me mantiene de buen humor es el dinero que tengo en la cuenta del banco y lo que me voy a comprar. Lo que me tiene de buen humor es que las vacaciones me las voy a tomar todas juntas y me voy a ir de la ciudad unos días para descansar. Qué cosas tan vanas me tienen contento, pero bueno, ya habrá tiempo para todo.

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