Ya simplifiqué. ¿Y ahora?

Written by valedeoro  //  15/06/2013  //  minimalismo  //  No comments

¿Para qué simplificas tu vida? ¿Alguna vez te lo has preguntado? Es una pregunta legítima, ya que el hecho de simplificar tiene un impacto tan profundo sobre tu entorno, tus actividades y probablemente también en tus relaciones sociales. ¿Para qué lo haces? ¿Cuál es la finalidad?

El minimalismo es una herramienta

Si no puedes responder a la pregunta del “para qué”, llegará el momento en el que ya no sabrás que más simplificar y te encontrarás con un vació tremendo. Si tu hobby es deshacerte de lo superfluo en algún momento te quedarás sin actividad. Si no has caído en la cacharrofobia de comprar para tirar, llegará el momento en que tu entorno se ajustará exactamente a lo que necesitas. ¿Y que era lo que necesitabas? El minimalismo no es una meta en sí, es una herramienta y para utilizar una herramienta con éxito hace falta un objetivo.

La belleza del “para qué”

Responder el por qué del minimalismo es muy fácil: porque el caos me agobia, porque tengo mucho estrés, porque quiero cambiar algo en mi vida. Puede que al inicio ni siquiera sepas lo que es este “algo”, por eso es tan importante que no solo te preguntes por qué, sino también para que.

Quiero reducir mis pertenencias para que haya más espacio en mi casa, para que no sea tan difícil mantenerlo en orden, para que no tenga que perder tanto tiempo con la limpieza semanal.

Quiero organizar mi armario para dejar de preocuparme de si tengo suficiente ropa y para reducir el estrés matutino.

Al centrarte en el “para” crearás un futuro positivo, en vez de concentrarte en tus problemas, los porqués.

Tu eres lo suficiente

¿Para qué quieres simplificar tu vida? Creo que lo sé. Quieres simplificarla para sentirte más a gusto contigo mismo. Para descubrir quién eres, qué te gusta, y cómo ser feliz. ¡Y eso está bien! Si tú estás contento, contagiarás a los que te rodean. A lo mejor suena egoísta eso de buscar tu propia felicidad o es algo que nunca te has planteado. La realidad es que tu eres todo lo que hace falta para que seas feliz. Tu eres suficiente. Tu, tal y como eres, tienes la capacidad de ser feliz. Y te invito a que te des permiso a ti misma para serlo.

¡Adelante!