Entre el jueves y el viernes pasado Tristán Bauer presentó su documental más reciente, Tierra arrasada, y fue designado ministro de Cultura del gobierno del Presidente electo Alberto Fernández. En este marco, Espectadores transcribe un extracto de la entrevista que el realizador y –otra vez funcionario– le concedió a principios de año a Josefina Bolis para la Revista Maíz, a propósito del estreno de un documental anterior: El camino de Santiago: Desaparición y muerte de Santiago Maldonado.
«La palabra militante es una palabra que adoro. Soy militante, lo he sido desde muy chiquito. Llegué al cine como militante. No llegué al cine ni como director ni como camarógrafo. Yo era proyeccionista.
Mi abuelo tenía un viejo proyecto Bell & Howell 16 mm y nos llegaban las copias que producía Cine Liberación: La hora de los hornos (tres rollos eran) y Perón. Actualización política y doctrinaria para la toma del poder que era lo que habían filmado Fernando Solanas y Octavio Getino con Juan Domingo Perón, que mandaban desde España. Y la adaptación del libro de Rodolfo Walsh que hace Jorge Cedrón, Operación Masacre, que era una copia en blanco y negro.
Yo era muy chico. Tenía trece o catorce años y como militantes íbamos a casas de vecinos, a iglesias…. Estoy hablando de un pasado lejano, del gobierno de (Alejandro) Lanusse.
Entonces nací en el cine desde esa militancia, llevando un proyector que era más grande que yo, a cuestas, y una pantalla. Pero yo creo que el cine es un hecho cultural, artístico. Moviliza y llega a lugares de la conciencia y también de la sensibilidad del alma como solamente el cine puede llegar«.