A veces tenemos algo en mente, algún proyecto, alguna idea, que no nos termina de parecer real hasta que no lo compartimos con la gente de nuestro entorno. Hasta que no lo convertimos en algo tangible. En el caso de la gente que escribimos un blog, los lectores a los que llegamos a través de él, son también parte de nuestro entorno, y por eso hoy quería empezar a hacer mi último proyecto un poco más real escribiendo esta entrada sobre él.
Hoy quiero contarte por primera vez que estoy escribiendo un libro. Eso sí, por primera vez en mi vida el libro que escribo no se parece lo más mínimo a una novela. De hecho, hace ya un tiempo que no escribo ficción. Ni una línea. Y por fin he conseguido soltar lastre y que este hecho no me afecte de forma negativa.
Y seguro que piensas que exagero, pero créeme que no. De hecho llegué a pensar que no escribir ficción, algo que llevo haciendo desde hace mucho, muchísimo tiempo, era malo para mí. Hasta que me di cuenta de que podía escribir muchas otras cosas.
Me obligaba a mí misma a escribir, pero era duro sentirme bloqueada día sí y día también, frustrarme porque no conseguía continuar historias viejas o encaminar y terminar historias nuevas. Hasta que comprendí, en parte gracias a este blog, que si escribir ficción no era algo con lo que disfrutaba ya, al menos en este momento de mi vida, ¿por qué iba a seguir haciéndolo?
Y es que escribir ficción y mostrarla en Internet ha sido mi obsesión demasiado tiempo, y un trabajo agotador, por otra parte. Y cuando comprendí que no era eso lo que quería, y me vi capaz de tener un blog que no tenía ni una sola línea de novela ni de relato, pero que me llenaba lo mismo, me relajé. Y de esa relajación, de algunas de mis frustrantes experiencias como “escritora”, laborales, estudiantiles y otras tantas cosas que han pasado en este último año que ha tenido de todo, nació el libro que estoy escribiendo ahora.
Cumplir 25 años también ha influido. Como supongo que irme de mi casa, dejar un trabajo por otro, apostar fuerte por varias cartas, cometer errores y tener algún que otro acierto brillante, pero sobre todo cumplir 25 años, que no son ni 24 ni 23, sino 25, ha supuesto en mí cruzar una línea. Tengo ya más veintitantos que veintipocos, vivo en el año 2014, en un país que se llama España y quiero escribir un ensayo dirigido a todos los de veintitantos que crean que la vida es lo que tienen delante, lo que tendrán mañana, o lo que tendrán pasado. Y ya está.
Y que conste que no escribo para dar lecciones, que ni siquiera creo que mi libro termine siendo algún tipo de autoayuda y que no me entusiasma para nada la idea de creer que puedo enseñarle algo a alguien. Sin embargo, me siento capaz de hacerlo, y creo en mí misma y en mis ideas. Creo que puedo acompañar a alguien más en este viaje que a mí me resulta, cada día, tan apasionante y tan aterrador. Y quiero terminarlo. Y quiero que sea real, y por eso quería hablarte sobre él hoy.