Si la vida real fuera como la vida política… (Todos somos Primo Supino):
-Eh, eh… que nosotros sólo las hemos puesto, ¿qué es una galleta zrex… como se diga?
-Uh… Olvida la galleta. Digamos que están torcidas… más que eso: retorcidas, cuando las he visto he pensado en un cuadro de Dalí.
-¿Dalí, galleta? Señor Primo Supino, ¿Le puedo llamar Primo? A veces no le entiendo. Las vigas han llegado y nosotros las hemos colocado… pimpám.
-¿Y no han visto que están defectuosas?
-¡Pero hombre, eso es un problema de la fábrica! Cuando han llegado he grabado un vídeo. A ver si se cree que soy tonto. Hasta lo he colgado en yutú.
-¿¿Y qué consigues con eso??
-Parece mentira que usted tenga carrera… pues que si pasa algo, quedará claro que el marrón es pa’ otros.
-¡Pero si lo estamos consintiendo y no buscamos un remedio, será culpa nuestra!
-Cómo se nota que usted no es de la península. ¡Güasintón! Trae la cámara y llama al notario, que nos han traído más cercos de ventana de cartón. Déjalos junto a la amoladora de coña.
-¡¡Esto es inadmisible!!
-Perdone, señor Primo, pero es la hora del bocadillo. A ver si me da tiempo a desayunar antes de que toda la estructura se venga abajo. Y no se sulfure, hombre, que parece mi mujer: la culpa es de otros, nosotros no hemos sido.