Revista Coaching

Yo quiero desconectar de 12:00 a 14:00

Por Jofoba @jordifortunybad

Muchas veces se pone como ejemplo a seguir el hecho de que algunas organizaciones están prohibiendo enviar emails a partir de las 18:00. O que apagan los servidores —o incluso las luces de la oficina— para que no se pueda trabajar más allá de una determinada hora.

Se habla del derecho a la desconexión como una herramienta saludable. Y a mí me parece genial y una cosa muy natural.

Necesitamos desconectar y necesitamos cuidarnos en general. Y es que esto también son buenas prácticas que nos permiten ser personas efectivas. La efectividad y la creatividad van muy ligadas a cuánto de saludables estamos.

Nuestro cuerpo, y en concreto nuestro cerebro, no es una herramienta con una fuente de energía ilimitada. En algún momento necesitamos recargar las pilas.

Lo que me cuestiono es si estas medidas que se están implementando son las idóneas para cumplir con su propósito. Que supongo será que las personas disfruten de un mayor bienestar. Y por qué no decirlo, que aporten más valor y que la organización gane más dinero ¿Para esto trabajamos, no?

Y si lo pongo en duda es porque no veo qué ganamos desconectando los servidores a las 18:00, si durante el día no paramos de atosigar al personal con reuniones infames y con los pings de las herramientas de —falsa— colaboración.

De este modo, con algunas de estas medidas lo que estamos implementando es más una limpieza de conciencia que otra cosa. Porque si las personas no pueden disponer de algunos bloques de tiempo continuo y de calidad, lo único que va a pasar es que la bola de nieve de la ansiedad se va a hacer más grande.

Y esta ansiedad va a seguir presente aun cuando cierren los servidores a las 18:00. O se va a empeorar cuando a las 8:00 me lleguen todos los correos que alguien habrá programado fuera de horas el día anterior. O sencillamente cuando esté con mi plena atención haciendo algo y me interrumpan.

No me digas que no eres de esas personas que entran un rato antes a trabajar para poder aprovechar la tranquilidad previa a la tormenta.

Hay un aspecto crucial que muchas veces obviamos: somos personas, no máquinas. Todas las personas somos diferentes por lo que «el café para todos» no es una buena medida. Si yo tengo el pico de energía a las 18:00 ¿Por qué no puedo aprovecharlo?

Y de la misma manera que yo debería poder enviar algún email después de las 18:00, la persona receptora sencillamente debería tener el derecho de poder verlo al día siguiente, sin ningún problema. ¡Oye! ¿Recuerdas que el email es comunicación asíncrona?

Los cambios que necesitamos son de mucho mayor calado que estas medidas bienintencionadas. Que solo matan moscas a cañonazos. Intentando corregir algún síntoma, no la causa del problema.

En realidad la jornada laboral es sencillamente la traslación del timetable de la fábrica al trabajo del conocimiento. Una estandarización en pro de una teórica eficiencia.

Así que si queremos hacerlo bien, lo primero que tenemos que hacer es llegar a cuestionarnos incluso este paradigma que parece inamovible.

¿Si los resultados en el trabajo del conocimiento no están relacionados con el tiempo, por qué seguimos constriñéndolo en un horario?

¿Podemos sustituir la jornada laboral por algo como —por ejemplo— unas horas preferentes de contacto/coincidencia en el tiempo?. Y a partir de aquí dejar que cada persona sincronice su trabajo con su energía. Supongo que ya conoces aquello de los cronotipos. Que elija en cada momento que es lo que va a hacer, ya sea el informe de ventas o una siestecilla para recuperar fuerzas.

Yo, por ejemplo, de 12:00 a 14:00 no sirvo para nada. Puedo estar sentado en modo low performance frente a la pantalla porque es lo políticamente correcto y lo universalmente reconocido.

O podría desconectar durante este rato, y al reconectarme a las 14:00 hacer lo que tenga que hacer en un periquete. Y a las 18:00 estar con un flow que no veas y sacando trabajo como un poseso. Y a las 19:00, antes de cenar, jugar un Catán con la familia.

Es obvio que en determinados trabajos esto no es posible (lo digo porque así me ahorro un alud de críticas) pero también te digo que es mucho más posible de lo que te pueda parecer de entrada. Siempre que nos despojemos de creencias y asumamos que necesitamos cambiar. Y dejemos de obsesionarnos con el control, que ya nos conocemos 😉

Las personas gozarán de mayor bienestar siempre que apliquemos medidas para personas. Las personas no son un PC que tiene un botón de «ON-OFF» para apagar su cerebro.

Basta ya de medidas que solo ponen una tirita, y, encima, la ponen en el lugar equivocado, justo al lado de la herida.

Por muy bien que queden publicadas en LinkedIn, siguen sin representar el necesario cambio estructural y cultural. Las organizaciones valientes serán las que obtendrán una ventaja competitiva.

Y para terminar, ten claro que para hacer este cambio posible, tú, también tienes una buena parte de responsabilidad.

Igualmente, para ti, es un gran cambio de paradigma. Pueden pasar algunas cosas a las que nos deberemos acostumbrar, como que los límites entre lo personal y lo profesional se desdibujen levemente, y no para ir peor, justo lo contrario. Y también que la responsabilidad, la proactividad y el ownership además de suponerse se deberán demostrar.

Pues nada, el reto está servido ¿Empezamos?

Photo by Ilham Rahmansyah on Unsplash

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