No lo puedo evitar, desde que vi hace muchos años la película aquella de la soldadora-bailarina que vivía en una antigua fábrica y que se liga al guapo de la peli ( a que ya sabéis por donde voy), no puedo evitar querer vivir en un espacio de esa tipología. Paredes para lo imprescindible (aseo personal ) y el resto libertad absoluta de movimiento. Esta es una propuesta de por donde me encaminaría:
Vía: Diario Design