Revista Comunicación

Yo voy a votar

Publicado el 19 junio 2016 por Universo De A @UniversodeA

No voy a mentir, yo no siempre he sido un buen ciudadano, un súbdito ejemplar de este nuestro Reino de España, pues, lo reconozco, en más de una ocasión he sido abstencionista en las elecciones.

Y que no se me entienda mal, pues considero esta una opción muy respetable y aceptable de cara a las urnas, pues como todo, tiene su significado: el rechazo hacia el sistema; pero yo, como bien sabréis (y si no, os informo de ello), estoy muy lejos de ser comunista o anarquista (y con franqueza, a pesar de los altos niveles de abstencionismo en las elecciones de los últimos años, dudo muchísimo que este país esté lleno de seguidores de las teorías de Marx o Bakunin -demos gracias si alguno de los escasos que se autoproclama como tal, tan siquiera ha leído alguno de sus textos-).

¿Qué me llevó a esto?, bueno, los argumentos fáciles serían: la pereza (argumentos típicos: “¿para qué voy a votar?”, “esto es la vida real, un voto no cambia nada”) y desde luego, las excusas hacia uno mismo (“todos son iguales, tanto da votar a uno o a otro”, “si total, al final van a hacer lo que quieran… da igual lo que digan o prometan”).

En mi caso, además es especialmente difícil ejercer el voto, pues dado que soy apolítico (a veces desearía ser un fanático que no piensa pues ha interiorizado unas falsas razones demagógicas externas), cada vez que hay elecciones, me supone el trabajo de investigar quién merece más la pena, qué programa tiene, qué considero que sería mejor y más necesario para el país… etc.

Tal vez por eso, y dado mi mencionado apoliticismo, hace tiempo que descubrí que las opciones que más me gustaban eran el voto en blanco o… el voto nulo; he de reconocer que la primera la he prácticamente semiabandonado debido a que supone regalarle tu voto a un partido mayoritario (y dejar a otros en desventaja) que a lo mejor, luego no se lo merece o que no te acaba de gustar como hace las cosas, y es como dar un cheque en blanco, es decir, entregar tu confianza a algo totalmente desconocido… de modo que descubrí que la segunda opción, era perfecta para mí: tu voto no va a nadie, y queda constancia de que has votado, y que por tanto apoyas el sistema del que formas parte.

Supongo que votar así, a la larga también resulta frustrante y desalentador, pues, al fin y al cabo, significa que ninguno de los candidatos al gobierno te ilusiona, que no hay nadie que te termine de convencer… y probablemente eso lleva a la vagancia y a pensar, “¿para qué, si total no va a ser un voto de verdad?”.

Craso error; ahora lo entiendo, todo este vacío de poder, toda esta situación política tan complicada, todo lo del gobierno en funciones me ha llevado a entender que hay que pasar a la acción… y por tonto que pueda parecer, algo tan simple y tan sencillo como votar es llevar a cabo una acción muy importante.

Porque sí, la verdad es que ha sido la gran indiferencia general la que nos ha llevado a esta situación política, a esta inestabilidad próxima al caos que ahora grita por ser resuelta… y  somos los ciudadanos los que debemos dar un paso adelante y ayudar a arreglar las cosas, ¡menos hacer eso tan español de quejarse por todo pero no hacer nada por cambiarlo!, ¡es el momento de actuar, y hacerlo a través del voto!.

Creo sinceramente en el sistema que tenemos: la monarquía constitucional y parlamentaria; y parece mentira que haya olvidado que nada se sostiene solo, porque no nos equivoquemos, la democracia hay que construirla cada día, no se mantiene por sí misma… cierto, lo sé, todos nos hemos dormido en los laureles, hemos dado por hecho que ya se había concluido la gran obra, que ahora todo se sostendría por sí solo, y nos hemos confiado… pero no, eso es falso (así es como siempre han caído los grandes estados históricos: confiándose) para esto y para cualquier otra cosa: si no riegas una planta, se muere; si a una persona no le prestas atención, la pierdes; si no escribes en tu blog, deja de tener sentido… y a la democracia hay que aplicarle lo mismo, puesto que nada funciona solo, esta no iba a ser una excepción.

Por eso en las próximas elecciones del 26 de junio iré a votar con convicción, deseándolo, porque, por primera vez en mucho tiempo, creo que es imprescindible, que no soy opcional, que mi voto realmente es útil y que se me necesita para seguir construyendo este país en el que debería de estar agradecido de haber nacido, vivir, y al que le debo, como mínimo, sacar algo de mi tiempo para ayudar a que salga adelante, todo siga funcionando, y, por qué no decirlo, pueda tener la vida que quiero (o modificarla si así lo deseo)… ¿qué no todo es perfecto en nuestro país?, desde luego, pero tengo una forma de cambiarlo, tengo una forma de expresar mi opinión… y en las elecciones de los últimos años todos hemos podido ver que esto no es el sistema canovista, y que si queremos cambiar, cambiamos. Ahora los políticos parecen haber aprendido esa lección (o más les vale), ya es hora de que los ciudadanos, los súbditos de este Reino también la entendamos y actuemos en consecuencia.

Tal vez, también haya habido un problema de educación (especialmente entre la población más joven) pues no se ha concienciado lo suficiente de la importancia de la participación política y de lo necesario de esta, y muy probablemente hay una importante desinformación acerca de determinadas opciones de voto, cómo llevarlas a cabo y lo que implican… bueno, ahí tenemos otra cosa muy necesaria que mejorar; porque insisto, la democracia no se construye por sí sola ni mágicamente, se hace con personas libres, informadas, concienciadas y educadas; es decir, dignos súbditos de la monarquía constitucional y parlamentaria que somos, que no debe tener nada que envidiarles a las otras europeas, ejemplos de progreso y bienestar social.

Por supuesto, no voy a decir a quién voy a votar (de hecho, estoy casi seguro, pero aún tengo que tomar la decisión definitiva) porque aunque yo vea necesario posicionarme en estas elecciones (ya he hablado que la opción de blanco no me convence, y para esta ocasión considero el nulo fuera de lugar y totalmente inútil) sigo considerando que este blog es apolítico y siempre lo será (pero sí diré, que no es a quién esperaba, y desde luego, no al candidato que más me convencía las pasadas elecciones), sin mencionar que perjudicaría el motivo principal por el que escribo este artículo, y eso es: concienciar a todo el que me lea de la importancia de ir a votar, de qué es útil y necesario.

Sí, lo sé, parezco un viejo político pidiendo que le mantengas en el sistema, tal vez muchos de los que leen esto piensen que sólo vamos a cambiar unos por otros… y tal vez sea así (esperemos que no); pero la esperanza es lo más bonito que hay y lo último que debemos perder, porque cada voto es útil, porque es importante demostrar apego al sistema en el que vivimos y que amamos, porque si no podríamos perderlo, ya que no hay nada peor que la indiferencia… sí, tal vez haya cosas muy mejorables, pero de todos los sistemas conocidos, la historia nos demuestra que este es el mejor; y si hablamos del pasado, no debemos olvidar que miles de personas lucharon (y murieron) por algo que hoy damos por sentado (quizás demasiado) y podemos hacer sin problemas (y que en muchos otros sitios, aún hoy día, no pueden hacer), no despreciemos, no frivolicemos algo que tantas generaciones han deseado y que ha llegado a ser un ideal por el que luchar, dar la vida… y si así ha sido, por algo será.

Y desde luego se debe votar por responsabilidad ciudadana, por lealtad a la Corona… y en definitiva, porque todos tenemos algo que decir acerca del país en el que vivimos y el estado del que somos parte: el Reino de España.

Por eso, desde aquí quiero animaros a que vayáis a votar el 26 de junio de 2016, porque aunque no lo creáis, sois importantes, y siempre es bueno que os pregunten vuestra opinión y que os pidan que elijáis como y por quién queréis ser gobernados… temblad el día en que eso no suceda.

Votad a quién queráis, a ser posible, de forma razonable, responsable y concienzudamente meditada (que tampoco es cuestión de ir a votar por meter un papelito en una urna); sabiendo, entendiendo, lo que significa vuestra opción política, y si consideráis que es lo mejor para todos nosotros en este momento histórico y con las circunstancias que vivimos; y no olvidéis, ni el 26 de junio de 2016 ni nunca, que votar es algo muy importante, relevante, y uno de los derechos más sagrados que debemos mantener, defender y ejercer.


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