Revista Salud y Bienestar

Yoga y conciencia corporal

Por Sramosa @sramosa

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El Yoga es una práctica que ayuda a mejorar la conciencia corporal a quienes la practican. Ignacio F. Delgado, profesor de Alba Yoga, explica en este artículo cómo ayuda el Yoga en este aspecto.

En el Yoga consideramos energía, anatomía, fisiología, sentimientos, emociones y psiquismo, como partes inseparables de un todo que integra el conjunto del individuo y, en el cual, se incluye su experiencia vital, o vivencias personales. Esto convierte, de algún modo, a una clase de Yoga, en una terapia integrativa. Para hacerlo posible nos valemos de la asana, o postura yóguica, a la cual incorporamos cuatro factores fundamentales: respiración consciente, autoconciencia corporal, concentración y relajación.

Resaltar estos aspectos, en la práctica, nos conduce, necesariamente, a un aumento generalizado de nuestra salud.

El cuerpo es el mapa que habla acerca de cada uno, es un vivo retrato del modo cómo nos influye nuestra cultura, nuestras creencias y de cómo integramos nuestras vivencias. La estructura anatómica refleja nuestra herencia familiar y nuestros hábitos posturales que, en gran parte, son la respuesta somática a cómo nos manejamos e interactuamos con sentimientos y emociones.

La manera de sentarnos, de caminar, de gesticular, la expresión del rostro, son evidencias de cómo intervienen y alteran la estructura corporal emociones como la ansiedad, el temor, la falta de estima, la impotencia, la frustración, o la confianza en uno mismo, o en una misma, el sentido de humor, la alegría etc.

Efectos del yoga sobre la conciencia corporal

Inconscientemente contraemos y tensionamos el cuerpo hasta alcanzar niveles de estrés que acaban interfiriendo en la función sinérgica y comunicativa de todo el organismo. El diafragma, el músculo más importante de la respiración, es el más afectado por el modo en que gestionamos nuestras emociones. Si en nuestra vida predominan emociones que nos causan inseguridad, estas colapsarán el diafragma reduciendo la capacidad de expiración y aumentando la hiperactividad e hipertonicidad de los músculos inspiradores.

Pero, sin embargo, sucede lo contrario cuando en nuestra vida adquieren mayor relevancia emociones que estimulan la confianza y la seguridad. Cuando nos sentimos seguros o confiados, estamos tranquilos, con lo cual respiramos con mayor expansión y plenitud. Al hacerlo así, muchas de estas contracciones inconscientes se disuelven y la salud se torna fuerte.

Debido a la interactuación de los factores vivencias, sensación, sentimiento, emoción, respiración, tensión, energía, ánimo y modificaciones, o alteraciones orgánicas, se debe insistir en la práctica del Hatha Yoga y, más concretamente, en la realización de la postura, o asana, en una toma de conciencia e interiorización de la tensión que está creando la propia asana, pero también de la resistencia, o tensión inconsciente, por sostenerse en la postura, que causa el practicante, e igualmente observaremos como respira el cuerpo y de qué modo adaptamos la columna en la correspondiente postura.

El Yoga físico, o Hatha Yoga, se destaca por ser una gimnasia mental, una disciplina de autoconciencia, de autoenfoque y concentración, con la que conseguimos modular las funciones voluntarias del cuerpo, pero también algunas en las que interviene el sistema vegetativo o involuntario.

Gracias a la insistencia de llevar la atención y la escucha, una y otra vez, al cuerpo, a la contracción para relajarla, a la respiración para mejorarla, a la columna para readaptarla, influimos sobre la salud y la psique al aumentar la energía y el ánimo, al amortiguar el impacto que las emociones tienen sobre nosotros y al estimular la percepción, el intelecto, y sus cualidades.


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