Ahora que ya he dado por finiquitado el repaso a lo mejor del año – iba a hacer uno con los bluffs, pero al final he pasado -, es el momento de escuchar esos discos que se me han pasado, y que también merecen la pena. Uno de ellos es el debut de Young Statues, una banda que tiene sus miembros repartidos entre Philadelphia y New Jersey, y que inevitablemente nos recuerdan a los grupos de indie-rock americano de los noventa. Su sonido bebe directamente de bandas como Buffalo Tom o los grupos de Emo-Pop que salieron a mediados de aquella década, esos que combinaban perfectamente la energía del punk con un pop de lo más melancólico.
Hacer este tipo de música tiene su riesgo, ya que como te pases de meloso y pomposo, te puede salir algo de lo más cursi, y tus canciones pueden acabar como banda sonora de serie protagonizada por jovenes atormentados y llenos de problemas. Afortunadamente, estos chavales han sabido librarse de todo eso, y nos entregan un clásico, y muy disfrutable, disco de indie-rock.
La gran pega que tiene este disco, es que han metido sus dos mejores canciones nada más empezar: Spacism y Athems son dos grandes temas en los que sacan todo su talento, y nos demuestran lo bien que se les da hacer este tipo de música. Lo malo es que a partir de aquí, la cosa baja, y no llega a la grandeza de estas dos canciones. Eso sí, no son las únicas destacables, ya que Bumble Bee, Young Statues o Pretty Girls Make Raves – supongo que es un homenaje a la banda, y no a la canción de The Smiths, ya que tienen bastante más que ver con el grupo de Seattle, que con la banda de Morrissey – cumplen su función de sobra.
Quizás en lo que si se han pasado es en los temas más tranquilos, que no los llegan a controlar del todo, y algunos terminan aburriendo. Con todo, y como ya he dicho antes, es un disco de lo más disfrutable, y tendremos que seguirles la pista.
7,5