A estas alturas es evidente ya que no puedo ocultar mi pasión por el trabajo de uno de los mayores genios de toda la historia del videojuego.
Hablo, por supuesto, de Yu Suzuki, el Gentleman, el caballero del videojuego, el hombre que con su labor dió forma a los recreativos tal y como los conocimos en los ochenta y noventa. Un genio sin el que los videojuegos en general hubieran tomado probablemente un rumbo muy diferente, un creador avanzado a su tiempo que pagó con su prestigio el ir diez años por delante de los demás desarrolladores.
Un talento sin igual cuyo “Lo que Nunca” fue uno de los que más he disfrutado investigando y redactando.
Y esta semana tras años recluido en un anonimato forzoso por parte de Sega, Yu Suzuki ha vuelto a ser noticia. El Gentleman anuncia que se va, que deja Sega de una vez por todas aunque siga colaborando externamente con ellos en algunos proyectos.
Suzuki va a dedicar todos sus esfuerzos al pequeño estudio que fundó el año 2008, YS Net.
No pocos amigos del programa, sabida mi vieja pasión por Sega y concretamente por este desarrollador, me han preguntado mi opinión al respecto esta semana.
Puedo resumirla en una sola frase: ya era hora.
Los amigos de SegaSaturno despidiendo al maestro.
Es realmente vergonzoso, y lo he manifestado en infinidad de ocasiones, lo que ha hecho Sega con Yu Suzuki desde el fiasco comercial de Shenmue hace una decada.
Delibaradamente le han apartado de los proyectos importantes y han dejado morir lentamente al antaño prolifico estudio AM2. Durante años lo han ocultado de sus filas como si fuera casi un paria, pese a ser el único desarrollador de renombre que les seguía fiel mientras otros grandes como Yuuji Naka o Tetsuya Mizuguchi abandonaban un barco que ya empezaba a hacer aguas.
Alrededor de Japón son bien visibles los parques recreativos de Sega: “Sega World”, “Joypolis”, “Club Sega”. Ninguno de ellos estaría ahí sino hubiera sido por la labor de un Suzuki que fue capaz de convencer a sus jefes hace treinta años que sus máquinas recreativas tenían que destacar por encima de las de los competidores.
De esa magnifica herencia nos quedarán titulos rompedores e inolvidables como “Outrun”, “Space Harrier”, “Super Hang On”, “Virtua Racing” o “Virtua Fighter”, del que sus nuevas entregas siguen siendo a día de hoy una cinta ineludible para los fans de los juegos de lucha.
El único fallo, si se le puede llamar así, en la prolífica carrera de Yu Suzuki fue pretender ser demasiado ambicioso, desear ser el arquitecto de una obra faraonica para una dinastia que tenía los días contados.
Y ese “fallo” tomó forma en uno de los juegos más maravillosos de principios de siglo, una obra de arte avanzada toda una década a sus competidores, de la que por desgracia ya nunca sabremos su desenlace.
Hoy, millones de fans de Shenmue alrededor del mundo lloramos, lloramos porque jamás sabremos si Ryo Hazuki consiguió vengar la muerte de su padre.
Que empiece la sangría...
Es vergonzosa la humillación que ha tenido que sufrir toda una década un genio como Yu Suzuki, un hombre que puso en el mapa a una compañía como Sega, emperrada inutilmente en derrotar a Nintendo en el terreno de las consolas cuando sus mayores éxitos estaban en la pista del recreativo.
Todos los genios, hasta los más grandes, han tenido sus fallos, sus bajones… Miyamoto, el gran referente ha tenido más de uno y no obstante se le han perdonado, como no podía ser de otra manera, sus fiascos.
Pero a Suzuki, con un historial intachable hasta el año 2000, no se le perdonó jamás el fracaso comercial de Shenmue y Shenmue II.
Sí, yo como todos esos fans, no puedo evitar sentir cierta tristeza porque esa pequeña esperanza de que algún día pudiéramos continuar las aventuras de Ryo Hazuki ya ha muerto por completo.
Pero como admirador de uno de los mayores genios de la industria me alegro que por fin Suzuki haya despertado y tomado una decisión que debería haber tomado hace mucho tiempo.
Ahora es el momento en el que Suzuki pueda volver a brillar, sin estupidas políticas ni burrocracias de por medio, las mismas que siempre han tomado las decisiones dentro de una compañía que hoy ha dejado escapar al último de sus grandes creadores.
Como dirían en ingles: “Shame on you Sega, Shame on you”.