Los candidatos municipales socialistas ya tiemblan en sus respectivas ciudades. El precipicio por el que ha caído el PSC con un derrotado Montilla al frente asusta a muchos de los que se juegan su futuro político en apenas siete meses. Y a pesar de que el mensaje oficial, como ocurre en todos los comicios, es que sólo se elegía a los representantes en el Parlamento catalán, es evidente que el efecto de Zapatero ha lastrado a un ya descompuesto partido en Cataluña. Y no sólo eso, sino que amenaza con ser la clave de un desplome en las municipales.
Muchos de los candidatos echan sus cuentas. La falta de credibilidad del presidente del Gobierno, tras una gestión cuanto menos deficiente de la crisis económica, es tal que muchos de los cabezas de lista, especialmente en las grandes ciudades, ya se están preparando para una caída sin precedentes. ‘Pero en las municipales se votan más a las personas que a los partidos o ideas’, piensan algunos para sentirse al menos algo reconfortados. Sin embargo, la fuerza con la que Zapatero, en su peor momento de valoración pública, empuja hacia el precipicio es tan intensa que en el seno del partido ya se duda de que la mayoría pueda resistir.
Hace ahora casi dos de meses, este sentimiento de impotencia de los que se la juegan expresado sin tapujos por el presidente de Castilla La Mancha, José María Barrera, quien rechazó la presencia de algún dirigente del partido durante la futura campaña en su comunidad, puesto que su deseo (como el de muchos) es que las regionales sean regionales y que no se permita ni un solo resquicio al voto de castigo a la gestión de Zapatero. “Que cada cual aguante su vela”, llegó a afirmar. Aunque al día siguiente tuvo que desdecirse, presionado por la cúpula, está claro que muchos huyen de la fatídica fotografía con un líder en sus horas más bajas.
El desplome en las elecciones del pasado domingo, que ya se han cobrado una víctima con la marcha definitiva de Montilla, es sólo la antesala de lo que puede ocurrir en mayo de 2011. Mucho debería cambiar el panorama económico y la gestión el Ejecutivo para que eso no ocurriera. Mientras tanto, se confía en que el rechazo se atenúe en estos meses de precampaña para evitar la catástrofe.