Esta crisis económica nos ha enseñado una lección a todos: pretender ofrecer una predicción fidedigna de lo que ocurrirá en el futuro es inútil. La gran mayoría de los intentos de los expertos han sido un completo fracaso. Y aún con esta experiencia acumulada en los últimos tres años, el presidente Zapatero se empeña en tropezar una y otra vez en la misma piedra. Comenzó negando hasta la saciedad la crisis, siguió con una serie de predicciones excesivamente optimistas sobre la salida de la crisis y el crecimiento económico que fueron desmentidas todas con la simple realidad y ha continuado con un ataque de pesimismo que ha creado desconcierto e indignación a partes iguales.
Hace dos semanas, advirtió de que la superación de los efectos y desequilibrios que acarrearon la crisis necesitará “al menos cinco años”. Hoy, se ha vuelto a lanzar sobre la misma piscina vacía: para que se cree empleo suficiente tendrán que pasar dos años más.
Y yo me pregunto: ¿ninguno de sus decenas de asesores le ha advertido del efecto contraproducente que conlleva dar previsiones contradictorias? ¿No hay verdaderamente nadie que le diga que es preferible ser franco con los ciudadanos y evitar especulaciones que sólo generan más inquietud? Con las nuevas cifras ofrecidas hoy, ha vuelto a demostrar que la lección no la ha aprendido.