Revista Psicología

«Zappa: el hombre de la utopía»

Por Carolina Guzman Sanchez @RevistaPazcana

Artículo Narrativo No.011 – 13 de octubre de 2022

Por Kominsky*

Luego de leer una de las peores entrevistas que le han hecho a Frank Zappa (Playboy Nº 176, agosto de 1993, pp. 25-28 / David Sheff), me tome el tiempo y tarea de hurgar entre libros y recortes, con la idea de contrastar el pensamiento propio acerca de Zappa y el insustancial fallido del periodista.

Es muy difícil definir a Zappa y tal vez ese sea uno de los estímulos principales al momento de situarse en su obra. Un punto de partida podría trazarse en la influencia -confesa- proveniente del musico francés

«Zappa: el hombre de la utopía»

Edgar Varese, volcánico compositor que citaba en cada conversación que la música era “organizar sonidos”. Por allí puede comprenderse su universo musical, pero hay otro proporcional en virtud en el Zappa intelecto / ingenio.

En entrevista con el periodista Jerry Hopkins (Rolling Stone – Julio de 1968), profundiza en la comprensión de su obra haciendo mención que la clase media finalmente logro captar lo que estaban haciendo junto a los Mothers, distinción social -en este caso- como factor de asimilación o capacidad de absorción sensorial. Una referencia azarosa si no se contextualiza o aísla como aguda observación.

«Zappa: el hombre de la utopía»

En esa misma entrevista hace un paralelismo entre lo que pasaba en el país políticamente y lo que sucedía en el escenario, lo cual explica su sentido provocador al arrojar una muñeca a un grupo de marines y provocarlos al sugerirles “demuestren lo que hacen con los Ching Chong en Vietnam”, siendo ésta destrozada de inmediato.

Una noche, luego de un concierto de Patti Smith en Boston, tomando unas copas en un bar de esquina, rodeado de personas que habían asistido al concierto y a la puesta en escena de Smith, forme parte de una charla conectada a la destreza de un artista a proyectar en el escenario algo más que las canciones que uno va en busca de escuchar. Un viejo lobo de mar, repetía hasta el cansancio que ser parte de un concierto debía ser una experiencia reveladora, capaz de transmutar ese momento en un hecho eximio y trascendente. En ese sentido y pensamiento, había vivido esa elevación muy pocas veces y la más notoria se empecinaba en describir el show de Frank Zappa y los Mothers en The Roxy  West Hollywood. “Pararse en el centro del público para ver un show de Zappa, era como recibir un cachetazo de realidad y cuestionarte todo lo que había fuera de esa pared sonora, puesta en escena y mensajes que te llegaban de frente como una carabina a repetición”.

«Zappa: el hombre de la utopía»

Ese etílico razonamiento en formato de revelación y parteaguas, modifico por completo mi postura perceptiva frente a los conciertos. Ya no sería situarme y dejar fluir, sino que ahora la metamorfosis alteraría por completo mi conducta y mi aprehensión.

Por ahí iba el enigma Zappa y si bien jamás tuve la oportunidad de verlo en vivo (falleció en diciembre de 1993), fue un artista abocado a registrar cada presentación ya sea en audio como en imagen. Con esa ventaja documental pude posicionarme con otros ojos y perspectiva al análisis póstumo entre lo que conocía y lo que sugería aquel amigo de una sola jornada.

Tuvo etapas donde utilizaba 4 guitarristas en escena, la complejidad de sus canciones y su exigencia musical requerían mucha dedicación, transcribía sus obras, su obsesión hacia la perfección y su costumbre despectiva hacia sus músicos dejaban en ocasiones alguna pieza de su banda fuera de gira a medio tour y había que idear un método de inmediata inserción al novel remplazo.

«Zappa: el hombre de la utopía»

Sus entrevistas reflejaban esto sin pudor, su desprecio hacia el escaso esfuerzo, su critica a las drogas, la bohemia mal concebida, lo absurdo del hipismo, su indiferencia hacia los músicos reputados, a los cuales no se interesaba en conocer mientras ellos desfilaban por su casa en Laurel Canyon.

Relacionado a esa etapa de su vida (1968/1971), hay un provechoso libro para los ávidos seguidores del musico, escrito por su secretaria Pauline Butcher (Freak Out! My Life with Frank Zappa), donde más allá del carácter de diario íntimo de la autora, se pueden confirmar sospechas y revelar aspectos que hacían a la dinámica de un musico por encima de la media.

«Zappa: el hombre de la utopía»

Se atrevió a la provocación y aspiración de ser presidente de los Estados Unidos, escribió música para la orquesta sinfónica de Londres y la ejecuto, compuso álbumes indefinibles amarrados a un permanente hilo conductor en la crítica política y social en clave satírica. Quienes lo frecuentaron destacan su aguda inteligencia, su timidez fuera del escenario y su carácter uranio en busca de la óptima composición.

Quizás sin pretenderlo dejo un legado, creo una forma de hacer y ejecutar, utilizo su obra como mensajero sin importar el receptor, aunque se preocupaba por la manera en que esta era recibida. A sabiendas de que anticipadamente dejaría el único universo conocido, se empeñó por plasmar todo lo que surgía en su intuitivo cosmos creativo.

Zappa fue mucho mas que aquella entrevista fallida, fue un cumulo de ideas y acciones fuera del sistema, agudo catalizador entre la podredumbre social política y su incorruptible moral para hacer música.

Ayer un “freak”, hoy Zappa.


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*Kominsky, nacido en Uruguay lector, articulista y narrador de raíces profundas en lo etérico. Ecléctico como pocos, comparte su punto de vista con nuestros contenidos.
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