El chef Luca Marongiu y el jefe de sala Gonzalo Rivière del restaurante Els Garrofers lideran Zero Patatero
Grupo San Telmo y Derby Hotels Collection presentan el restaurante Zero Patatero, su nuevo proyecto conjunto en el barrio del born basado en la cocina y en el producto de proximidad, de mucha proximidad.
Luca Marongiu y Gonzalo Rivière pasaron 6 años en el restaurante Els Garrofers de Alella. Después de este tiempo se ha formado un equipo que ejecuta a la perfección lo que tienen en mente, guiándose por un objetivo claro y consolidado. La cocina catalana era una de sus características y sigue siéndolo sin dejar de evolucionar. Tanto allí como ahora en Zero Patatero, el producto más cercano y de pequeño productor suele ser el que contemplan para sus platos. Las elaboraciones presentadas, excepto el vino y el aceite, pasan todas por sus manos. Desde un magnífico pan hasta cualquiera de sus postres.
El nuevo restaurante se ubica en una de las zonas más tranquilas del barrio del Born, donde antes estaba Big Koka, justo al lado del Mercat. Un lavado de cara al local le ha otorgado un ambiente más cálido pero informal con mensajes claros en sus paredes, con los que Clara Arnús luce su gráfica.
La cocina de Zero Patatero pertenece a la asociación gastronómica Slow Food, aunque no encontraremos ningún caracol en su puerta. Es más una filosofía con la que comulgan, insistiendo en su clame “alimentos buenos, limpios y justos”. De hecho, fue allí donde se conocieron los dos chefs, y, haciendo caso de la química que sintieron, enseguida se aliaron para proyectar esa filosofía en su restaurante Els Garrofers.
De hecho, algunos de sus platos han venido con ellos y forman parte de la carta de Zero Patatero, como por ejemplo, el huevo ecológico Òrrius a baja temperatura, crema suave de patata y ajo escalivado y jugo de asado. Pero otros no, otros han sido creados entre los fogones del local del born.
Viendo su carta, observamos que muchos de sus ingredientes son de los llamados humildes. No resulta nada fácil encontrar una coliflor entre los platos servidos en cualquier local, excepto quizá en los vegetarianos más nombrados. Pero allí tiene la misma importancia una cebolla que uns trufa, si son buenas. Y no solo es que ellos le den esa importancia, es que lo demuestran con platos como su tatin de cebolla rustida con helado de queso de oveja y vino de Jerez o su coliflor rustida, praliné salado de almedra, lima y pan de ajo.
Otro de los productos que Zero Patatero utiliza para aumentar su auge durante este invierno es el boniato, que cada vez se luce más. Y es que es realmente difícil resistirse a un boniato como nunca lo habías probado: glaseado, frutos secos, chile, castaña y cebolla caramelizada. Imprescindible que lo pidáis.
Los arroces merecen una mención especial por el simple hecho de servirlos en raciones individuales, sin que necesites ningún complice. El meloso de gamba roja con velo de gamba es potente de sabor y muy bien elaborado. Si los prefieres más secos, el de papada de cerdo ecológico y sepia es otra de sus opciones.
Los postres salen fuera de los típicos, más por su combinación de ingredientes, ya que el chocolate, la crema, la fruta o el yogur están presentes con emparejamientos fuera de lo habitual. Para muestra, su espuma de crema catalana con sorbete y pera (o fruta de temporada) o el cremoso de chocolate negro con helado de higos secos y galletas de cacahuete.
Su carta de vinos está copada en su mayoría por vinos naturales y ecológicos y algunos biodinámicos en su mayoría catalanes. Lo mejor, dejarse aconsejar por ellos antes de elegir.
Zero Patatero ofrece un menú diario de lunes a viernes por 15,50 y el precio medio de su carta ronda los 25 Euros. Una oferta más que asequible.