En muchas ocasiones he publicado sobre las nuevas enfermedades que está provocando la enorme contaminación en que vivimos. Los productos químicos tóxicos están generando fibromialgia, Síndrome de Fatiga Crónica o Sensibilidad Química Múltiple, entre otras muchas patologías que están relacionadas con los tóxicos cotidianos. La contaminación electromagnética que despiden teléfonos móviles y antenas, WiFi y teléfonos inalámbricos DECT y en general cualquier aparato eléctrico está despertando en cada vez más personas hipersensibilidad a los campos electromagnéticos o electrosensibilidad. Vivir o trabajar en los denominados edificios enfermos produce lipoatrofia, una enfermedad leve pero que nos anuncia la mala calidad del hábitat en que surge.
Los afectados de hipersensibilidad ambiental múltiple, que es como también se llama al síndrome que padecen muchas personas relacionado con la polución ambiental moderna, necesitan un entorno de polución cero para vivir. Es lo que se conoce como zonas blancas. Asentamientos de exiliados del “progreso” y la civilización tal como la conocemos hoy; espacios donde se juntan para vivir las personas a las que lo que denominamos bienestar las está enfermando.
Zona Blanca del Valle de Combeau (Francia)
La electropolución lleva a afectados de electrosensibilidad a huir de la ciudad para superar el síndrome de las microondas. Según datos de Next-Up (Dr. Roger Santini), la electrosensibilidad afecta al 14% de población y se prevé que el 50% será electrosensible en 2017. En Francia esta alarma social se ha concretado en la creación del primer “Ecovillage Zone Blanche-Zone Santé” para la recuperación de personas electrohipersensibles y recientemente se inaugura otra “zona blanca” en Italia.
Carlos Requejo, especialista en salud del hábitat me comenta:
“Además de electropolución, se habla de sensibilidad química, como la chica burbuja de Valencia, nos preocupa el ruido de discotecas y aeropuertos, y surgen denuncias por intoxicación de mercurio, presente en amalgamas, vacunas, y en el pescado. Observamos un incremento exponencial de afecciones de origen ambiental, que pueden afectar a una cuarta parte de la población. Se concretan en trastornos neuropsiquiátricos, cardiovasculares, reumáticos y alergias (polen, polvo, ácaros…), además de lipoatrofía, fibromialgia, fatiga crónica, electrosensibilidad, etc. Estas patologías de hipersensibilidad ambiental surgen de una exposición a la polución físico-química”.
En esta línea de trabajo, destaca la investigación del doctor Fernández-Solá y su equipo del Hospital Clínic de Barcelona con las patologías emergentes, como síndrome de fatiga crónica, electrosensibilidad o sensibilidad química, que se recoge en un libro de próxima publicación, cuyo prólogo ha redactado el propio Requejo y que comentaremos aquí en cuanto tengamos un ejemplar.
Respondiendo a las necesidades de las personas con hipersensibilidad ambiental, el grupo de expertos de Domosalud propone una normativa que define una ZONA BLANCA y persigue su reconocimiento ante la Administración. Una Zona Blanca será un espacio natural y limpio, con una distancia de seguridad a los focos de polución (antenas telefonía, alta tensión, autopistas, fábricas, térmicas, nucleares…), para evitar inmisiones nocivas, el objetivo es POLUCIÓN CERO.
“Para muchas personas sensibles es imposible vivir en una Zona Blanca, porque tienen familia y trabajo, y deben permanecer en la ciudad con polución. Por eso definimos el concepto de ÁREA BLANCA, que según Domosalud, será cualquier hábitat urbano donde se respeten, en lo posible, los criterios de Zonas Blancas. Similar a la ‘zona no fumadores’, un Área Blanca será un espacio sin humo, sin olores, sin tóxicos, sin ruido y sin radiaciones. Esto puede exigir blindaje físico de radiaciones y también aislamiento acústico, filtrado y purificación del aire respirable (y agua potable), iluminación biológica u otros equipamientos saludables, para garantizar la calidad ambiental de nuestras casas”, comenta Requejo.
Las Áreas Blancas serán una referencia de salud ambiental, a aplicar en centros médicos, quirófanos, neonatos, UCI, UVI, y en “espacios sensibles”, como guarderías, escuelas, asilos, hoteles, balnearios, etc. Como plantea la bioconstrucción todas las viviendas deben ser Áreas Blancas, y aún más los dormitorios, garantizando la salud de la población.
Domosalud lleva años intentando convencer a las administraciones de la necesidad de crear zonas blancas para las personas que sufren enfermedades emergentes relacionadas con la contaminación ambiental. De momento que yo sepa no han conseguido crear todavía un área blanca o alguna zona blanca en nuestro país. Existen algunas áreas blancas como la sede de la Fundación Alborada, en un chalet de Brunete (Madrid). Pero además he tenido noticia de un ingeniero que lleva mucho tiempo enfrascado en un proyecto de construcción de ecovillas que ha buscado una zona ideal en España para iniciar el primer proyecto de zona blanca. En los próximos días les daré detalles por no extenderme ahora.