Revista Coaching

10 cosas que podríamos aprender de los holandeses

Por Maria Mikhailova @mashamikhailova

Esta es mi última semana en Holanda. Comienza septiembre y con él una nueva vida para mí: mi marido y yo volvemos a España. Las razones son varias pero la idea es básicamente establecernos al menos por un año en un mismo sitio, sin tener que cambiar de ciudad o de país cada dos meses.

Llevamos más de 4 años viviendo de una manera bastante inestable: hemos pasado dos años en Munich (Alemania), después nos mudamos a Rotterdam (Holanda), tras un tiempo volvimos a España y unos meses después nos tocó volver a Holanda, esta vez a Utrecht.

Por eso, en el artículo de hoy, quiero hacerle un tributo a la cultura holandesa con la que conviví durante un año y medio en diferentes ciudades. No puedo decir que haya llegado a conocer a fondo a los holandeses porque no hablo el idioma local (sí, se me ha resistido y el caso es que todos hablan tan buen inglés…) ni tampoco he trabajado en una empresa holandesa, pero sí puedo decir que lo poco que sé de ellos y de su estilo de vida me encanta. No todo, obviamente. Pero quiero resaltar lo bueno que me llevo de este país y lo que espero seguir aplicando a mi vida en España.

Porque como decía una amiga el otro día, hay algo de nosotros que siempre se queda en aquel país donde hemos vivido, pero también hay algo que ganamos de cada país y se queda para siempre con nosotros.

#1 Los holandeses saben disfrutar de la vida y viven relajados

calle de Utrecht
Una de las calles más concurridas de Utrecht

Los holandeses suelen obtener los primeros puestos en el índice de felicidad a nivel mundial. Y no me extraña: saben disfrutar de los pequeños y grandes placeres. Un cappuccino con espuma en la terracita del café con una decoración exquisita; un rosé a las 5 de la tarde mientras charlan con sus amigos o incluso en perfecta soledad; un paseíto por el canal en una barca que han alquilado o les pertenece, luciendo la bandera holandesa, de la que se sienten orgullosos.

Sólo hay que ver cómo cuidan sus cafeterías, la decoración de los locales, de tiendas, la música. Todo está muy bien cuidado para que quieras pasar bastantes horas en un local o una tienda. El coste es bastante más alto que en España, pero a veces por la comodidad que te ofrecen algunos lugares, compensa pagar el precio.

Ver a personas trabajando con su portátil en una cafetería es una imagen bastante típica en la ciudad. Y es que en un país en el que el sol no se deja ver muy a menudo y los inviernos son largos y oscuros, tener hogares y lugares públicos acogedores, es de vital importancia.

Además tienen una paciencia envidiable. Apenas se oyen pitidos de coches por las calles de la ciudad, suelen esperar pacientemente en colas o cuando hay retrasos de trenes y autobuses (cosa bastante frecuente, por cierto). Además tienen una tendencia a tomar las cosas y problemas con sentido del humor, algo que me encanta de ellos. Son gente positiva en general, sonríen y se ríen mucho, a veces de forma estruendosa. Su humor es un tanto peculiar, a veces no sabes si hablan en serio o están de broma, pero esto también les hace más especiales.

#2 Los holandeses aprecian y aprovechan cada ratito del sol

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Una plaza de Utrecht, el día que ha salido el sol en verano

Y es normal, porque el sol por aquí escasea bastante. En el tiempo que llevo viviendo en este país, he calculado que suele haber 2-3 días soleados, total o parcialmente, en una semana. El resto está nublado o llueve.

Y como el sol no sale con mucha frecuencia, es pecado no aprovechar los momentos de luz. El verano aquí se cuenta por días y se turna con días de primavera o semanas de otoño. En cuanto se despeja el cielo, la gente se pone ropa de verano y sale corriendo a las terrazas de la ciudad o se va de paseo por los ríos y canales.

Desde que vivo aquí, he adoptado esta nueva actitud. Si hace sol, no me quedo en casa, aunque tenga cosas pendientes por hacer. Ya las haré cuando se nuble de nuevo, que no tardará mucho. Mientras tanto, al rico sol y a disfrutar del momento.

#3 A los holandeses les encanta el deporte y actividades en grupo

Cafetería dentro de la catedral de Utrecht Dom
Cafetería dentro de la catedral de Utrecht Dom

Lo que nos llamó la atención cuando empezamos nuestra aventura holandesa es que apenas se ven personas con sobrepeso por las calles. Casi todo el mundo es estilizado, aparte de ser bastante altos (cosa que me encanta: ¡por fin no soy la chica más alta de la ciudad!). Y es que el deporte a los holandeses les encanta. No tienen suficiente con ir en bicicleta a todas partes, es que además les encanta unirse a clubs y asociaciones deportivas de todo tipo: fútbol, ciclismo en grupo, etc.

A pesar de lo que podamos pensar de los europeos del norte, los holandeses son muy sociables y les encanta realizar actividades en grupo. Son muy abiertos y una vez nos encontramos charlando con desconocidos en la cafetería de la catedral de Utrecht, donde se reunía una asociación de vecinos para cantar y comer juntos. ¡Nos invitaron a comer con ellos, sin conocernos siquiera!

#4 La bicicleta como transporte nacional: más salud y menos contaminación

en bicicleta por Utrecht
La bici el sello nacional de Holanda (no en vano este año el Tour de France, por primera vez en su historia, empezó justamente en una ciudad holandesa, concretamente en Utrecht). Es casi obligatorio adquirir una bicicleta cuando decides establecerte en los Países Bajos. Acabarás usándola para ir al trabajo, a comprar, al gimnasio, a cenar con amigos o al cine. Lo busques o no, acabarás por ponerte en forma, o al menos reforzarás tus piernas y glúteos.

Además ir en bici en ciudades holandesas no es siempre fácil: sí, apenas hay pendientes pronunciadas, pero el viento y la lluvia se convierten en tus enemigos.

Lo mejor de todo es que las ciudades están preparadas para el ciclismo. Casi todas las calles tienen carril bici, cosa que no es fácil que suceda en otras ciudades o países del mundo.

Yo siempre digo que los holandeses aprenden a montar en bicicleta antes que a andar. Mientras yo voy con gran cuidado por la ciudad, preocupada por que no me atropellen motos ni coches, me adelantan personas que llevan la bici con una mano porque tienen un brazo escayolado, abuelas enérgicas, madres o padres que llevan a un niño delante y otro detrás en sillitas acopladas a su bicicleta, gente que habla por el móvil o lleva bolsas pesadas del super, sujetándolas con una mano, llegué a ver a una madre que tenía a su bebé durmiendo en el sillín delantero, mientras ella usaba una de sus manos a modo de almohada para el bebé…

#5 Los niños holandeses se consideran los niños más felices del mundo

Esto último lo cuenta en su blog una americana de origen filipino, casada con un holandés y afincada en Utrecht desde hace años. Los niños holandeses son los niños más libres del mundo: normalmente no tienen deberes hasta los 10 años o apenas les dan tareas en la escuela. Tampoco hay gran presión en sus estudios medios y estudiar en una universidad no es la panacea.

Al tener a padres más felices, que les dedican más tiempo, pueden crecer de forma más relajada. Se les tiene en cuenta y no se les considera menos importantes por ser pequeños, por lo que tienen derecho a una opinión propia.

Muchos niños holandeses tienen el “Papa Dag” entre semana: un día a la semana para pasar también con su padre, ya que muchos empleados en Holanda tienen una semana laboral de 36 horas que cumplen en 4 días en vez de 5.

#6 Conciliación trabajo-familia

casas flotantes en Holanda Utrecht

Para los holandeses el trabajo es importante pero no vital. Trabajan para vivir; no viven para trabajar. Cuidan estrictamente sus horarios laborales, en rara ocasión se marchan de su puesto, pasada la hora oficial. Ya puede arder Roma con Santiago, si son las 17:00 y es su hora de salida (algo bastante factible, ya que apenas dedican tiempo al lunch, que no les lleva más de 15-20 minutos, eso sí: a base de sandwiches), un holandés medio apagará su ordenador, tomará su bici y se irá con la conciencia tranquila a casa.

Muchas personas en Holanda trabajan 4 días a la semana, disfrutando de un día entre semana para estar con su familia, con los hijos o practicar su deporte favorito. En general la semana laboral es de 36 horas y existe bastante flexibilidad para trabajar desde casa o tener que acudir a citas médicas en horario laboral.

Se estima que un 68% de madres en Holanda trabajan a media jornada. La familia para los holandeses es muy importante: les encanta realizar todo tipo de actividades en familia, especialmente actividades deportivas o dar un paseo por los canales en un barco en días que el sol asoma.

#7 Los holandeses se preocupan por su bienestar personal y la palabra “coaching” no les suena a chino

Coaching en una cafetería holandesa
Coaching en una cafetería holandesa

Recuerdo que en uno de los congresos de coaching a los que acudí en Madrid, nos mostraron el mapa mundial del desarrollo de esta profesión en el mundo. En España, el coaching se encuentra todavía en fase de introducción, y hay pocos países a nivel mundial donde el coaching se encuentra en fases no sólo de desarrollo, sino en sus últimas etapas: de consolidación. Uno de estos países es Holanda.

Lógicamente si hablamos de una de las naciones más felices del mundo, no podemos dejar de mencionar algo tan importante y vital como desarrollo personal, o sea: coaching. Los holandeses son muy independientes y tienen claro que deben reservarse tiempo para sí mismos y su propio crecimiento interior.

También ésta es una nación de grandes viajeros, a los que les encanta visitar países diferentes al suyo y conocer otras culturas. No en vano hablan con bastante fluidez otros idiomas aparte del suyo. Muchos holandeses hablan hasta 4 idiomas con facilidad: holandés, inglés, alemán y francés.

#8 Casi todos los holandeses hablan un buen inglés

No, no es un mito. Efectivamente la gran mayoría de los holandeses hablan muy buen inglés.

Sólo me ha pasado una vez que un señor mayor no me entendía. El resto de la gente —camareros, dependientes, cajeras de supermercados, funcionarios, inspectores de tren, entrenadores de gimnasio, niños, adultos y personas de tercera edad— la gran mayoría no tiene ningún problema de hablar en inglés contigo y además lo hacen encantados y con bastante buena pronunciación.

Y no me extraña, si hasta en la televisión holandesa o en salas de cine las películas y series aparecen en su versión original, añadiendo únicamente subtítulos en holandés.

Un gran lección que deberíamos aprender en España: el inglés, nuestra asignatura pendiente.

#9 La comida orgánica, bio o ecológica

Café La Place Utrecht
Café La Place Utrecht

Para una buena vegetariana como soy, el poder cenar o comer en casi cualquier restaurante de la ciudad, sin necesidad de mirar la carta antes, es un verdadero alivio. El tema bio, eco y orgánico está a la orden del día no sólo en los restaurantes grandes sino en cualquier supermercado de la ciudad.

Me encanta poder elegir entre varios platos o poder comprar hamburguesas vegetarianas y tener varias opciones para escoger. Productos como yogures o leche también suelen ofrecer la versión bio y los precios no siempre son más elevados.

El otro día tomábamos un café en una cafetería muy conocida en Holanda. Estábamos sentados frente a un gran cartel que decía: nuestra leche orgánica procede de vacas holandesas que disponen de un campo para pastar, equivalente a 20 campos de fútbol.

Los smoothies y batidos naturales también están a la orden del día en este país, cosa que me encanta. Espero que esta moda que está empezando a llegar a España se vaya extendiendo cada vez más por nuestro país.

#10 Los holandeses aprovechan muy bien las oportunidades de negocio

Tulipanes en Keukenhof Holanda
Tulipanes en Keukenhof Holanda

Aquí creo que estamos hablando de las dos caras de una misma moneda. Que te pongan un aperitivo con tu vinito no suele ser lo habitual y choca mucho que en muchos bares o restaurantes no te ofrezcan una sola servilleta: la tienes que pedir si la necesitas. Pero también es verdad que éste es un país donde se crearon los negocios y se inventaron de forma oficial las famosas tasas o impuestos (en Ámsterdam se encuentra la casa de pesas como emblema del comercio en el mundo moderno).

Y no olvidemos la famosa burbuja del Tulipán, que fue un anticipo de la actual Bolsa de valores, o la compañía holandesa de las Indias Orientales, la primera multinacional a nivel mundial.

Es bien sabido que tanto la prostitución como el comercio de marihuana son legales en un país como Holanda. Estemos de acuerdo con esta política o no, la razón de que esto ocurra es bastante simple: ya que son negocios que siempre existirán —nos guste o no—, los holandeses han preferido aprovechar esta situación para recaudar las tasas y así hacer prosperar la economía del país, entre otras cosas.

Datos curiosos: en Utrecht hay cafeterías dentro de iglesias o bibliotecas municipales. Los precios no son mucho más bajos que en la cafetería de siempre, y algunas bebidas resultan incluso más caras. Y que no te sorprenda si tienes que pagar 50 céntimos por usar el baño de la biblioteca o de un restaurante.

Los niños desde pequeños se acostumbran a negociar y a vender. Durante el día del Rey en Amsterdam, la mayor fiesta de Holanda, los holandeses sacan bebidas, bocadillos, pasteles, libros, ropa y objetos de todo tipo para venderlos en plena calle. Muchas veces son los niños los que se encargan de esta tarea, llevándose probablemente alguna comisión.

A mí siempre me han enseñado que vender es negativo y esto se ha convertido en un problema hasta para cobrar por mis servicios. Siempre intento hacer trueque o pienso que a lo mejor estoy cobrando demasiado por mi trabajo. En un país como Holanda esto no pasa porque el comercio es algo natural, se aprende desde que son niños y nadie se avergüenza de ello.

Conclusiones

Si bien es verdad que, como decía al principio, no todo me gusta del carácter de los holandeses (me parecen demasiado directos a veces, aunque esto también podría verse como un plus; el sistema médico no es el mejor del mundo y desde luego no es mejor que en España; etc.), sin embargo puedo decir que tras vivir en Holanda, he sacado bastantes conclusiones positivas y he experimentado algunos cambios en mi forma de ver la vida.

Más deporte, comida más sana, utilizar bicicleta siempre que sea posible, vivir de forma más relajada, disfrutar de cada instante y del buen tiempo, tener mayor paciencia y tomarme las dificultades con sentido del humor, aprender a vender mis servicios sin que me sienta incómoda por ello… son algunos aspectos que procuro introducir cada vez más en mi vida.

Y si pudiera recomendar algo a todo el mundo serían estas 3 cosas:

  • Más deporte y alimentación más sana

  • Vivir con consciencia cada instante, disfrutando de las cosas sencillas

  • Aprender inglés y viajar más

¿Y tú, conoces Holanda? Y si la conoces, ¿estás de acuerdo con lo que he contado por aquí? Sólo quiero añadir que esto es en realidad mi impresión personal, seguro que he generalizado bastante pero es lo que yo me llevo de un país tan maravilloso como Holanda, al que llegué a coger un gran cariño. Espero volver pronto aunque sea de visita. Lo echaré de menos, sin duda alguna.

Nota: este artículo lo he escrito en colaboración con Carlos, mi marido, ya que él ha trabajado en empresas diferentes en Holanda y conoce bastante el mundo empresarial holandés.

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