1. Hay que beber muchos líquidos
Debemos mantener en todo momento una ingesta adecuada de líquidos, pero el tradicional consejo de “beber abundantes líquidos” cuando se padece un resfriado o una gripe no está avalado científicamente.
El problema es que muchas personas, sobre todo mayores, tienden de por sí a beber pocos líquidos, hábito que puede verse agravado cuando se sienten enfermos. Por eso con frecuencia se añade la coletilla “abundante” para así asegurar el nivel correcto de hidratación, que ayuda al proceso natural de fluidificar secreciones.
2. La vitamina C cura o previene el catarro
No hay pruebas científicas de que un aporte extra de vitamina C reduzca la incidencia ni la duración de los resfriados.
Evidentemente, una alimentación correcta que nos proporcione suficientes vitaminas y minerales nos hará estar físicamente mejor y más preparados para superar cualquier contratiempo de salud. Para ello la clave es mantener una dieta variada y equilibrada, no tomar suplementos vitamínicos.
3. Coger frío hace que nos resfriemos
El frío no causa los resfriados. El resfriado en una enfermedad causada por virus que se transmiten de unas personas a otras. Los virus “viajan” sobre todo por vía aérea a través de las gotitas originadas al hablar, toser o estornudar.
Es un hecho, sin embargo, que la mayoría de los resfriados se producen en las estaciones frías (desde principios del otoño hasta finales del invierno). Esto se debe a una combinación de factores:
La gente convive más tiempo en casa y en espacios cerrados.
Los centros educativos están abiertos, con lo que aumenta el riesgo de exposición a los virus.
En determinados climas, la combinación de frío y escasa humedad favorece la sequedad de las fosas nasales y las hace más susceptibles a los virus del resfriado.
4. Los vahos sirven de alivio para el resfriado
Los vahos se utilizan tradicionalmente para fluidificar la mucosidad y despejar la nariz. Pero no se han hecho estudios suficientemente amplios y rigurosos que demuestren que son eficaces más allá de impresiones subjetivas.
En niños no se debe utilizar nunca mezclado con los vahos eucaliptol y, si son menores de 3 años, tampoco mentol: no son seguros.
5. La miel es buena para la garganta y la tos
Tradicionalmente la miel se emplea para el dolor de garganta y, mezclada con leche o con limón, para la tos. Lo cierto es que produce un alivio subjetivo y, según un estudio reciente, su uso es tan eficaz como el de un antitusivo (medicamentos contra la tos) y además es más barata y sin efectos adversos. No se aconseja a niños menores de un año, por el riesgo de botulismo.
6. Es útil recurrir a medicamentos para los síntomas del catarro
No son imprescindibles. Generalmente los catarros desaparecen por sí solos en unos pocos días. Pero los síntomas son molestos y es difícil no caer en la tentación de comprar alguno de los anticatarrales, antitusivos, etc., que hay en el mercado. En la mayoría de los casos son un gasto que nos podríamos ahorrar. Pasamos revista a los más conocidos:
Analgésicos y antitérmicos
No aceleran la curación del catarro, pero ayudan a aliviar la fiebre y los dolores. El paracetamol es el fármaco de primera elección. Otros como el ácido acetilsalicílico o el ibuprofeno se pueden usar, pero siempre hay que tener en cuenta que pueden dañar el estómago. No debe utilizarse ácido acetilsalicílico (Aspirina) en niños ni adolescentes, debido al riesgo de desencadenar un síndrome de Reye, un cuadro que afecta a hígado y sistema nervioso, muy raro pero grave.
Medicamentos para tratar varios síntomas de catarros y gripes, los llamados antigripales, los jarabes para la tos y la congestión
Incluyen varios principios activos, pero son poco recomendables. Se anuncian para aliviar los síntomas, pero ni acortan la duración ni la severidad del catarro. Además, como incluyen varios ingredientes, nos exponen a más efectos adversos que por ejemplo el paracetamol solo. Por ejemplo: somnolencia, molestias gastrointestinales, sequedad de boca…
Equinácea
Algunos estudios indican que puede disminuir levemente los síntomas del resfriado común en los adultos, pero no tiene efectos demostrados en la prevención o mejora de las defensas del organismo. Interfiere, además, con otros tratamientos que también actúan sobre el hígado: paracetamol, corticoides, inmunosupresores, antitumorales…
7. Si me resfrío es porque estoy bajo de defensas
No necesariamente. Una persona adulta sana puede padecer perfectamente de dos a cuatro catarros durante el año. Los niños pueden incluso duplicar esta cifra.
8. Es útil lavarse las manos
Sí. Los estudios han demostrado que para prevenir la transmisión de resfriados y gripe es útil lavarse bien las manos con agua y jabón y durante bastante tiempo, sobre todo después de toser, estornudar o atender a una persona enferma.
La fuente de la infección son las personas ya infectadas, sobre todo por vía aérea a través de las gotitas originadas al hablar, toser o estornudar. Los virus también pueden transmitirse, aunque con menos frecuencia, por contacto directo, por ejemplo cuando alguien toca una superficie que contiene esas gotitas (la mano de un enfermo, el pomo de una puerta) y posteriormente se lleva la mano a su nariz o boca. Nuestros consejos son:
Cubrirse nariz y boca al toser o estornudar con un pañuelo desechable y tirarlo a la basura después de usarlo. A falta de pañuelo, usa la mano o con la cara interna del codo y lávate bien después. Evita tocarte los ojos, la nariz o la boca.
No compartir alimentos, vasos o cubiertos.
Ventilar bien las habitaciones.
Mantener estas precauciones reduce las posibilidades de coger un resfriado o una gripe, pero no lo hace imposible.
9. Los antibióticos también sirven para tratar los resfriados
Falso. Los antibióticos funcionan contra las bacterias pero no contra los virus, y tanto los resfriados como la gripe están causados por virus.
No ayudan tampoco a curarse antes, como mucha gente cree, y nos exponen a efectos adversos. Su uso indiscriminado contribuye además a que las bacterias generen resistencias (con lo cual, si más adelante los necesitamos, no nos harán efecto).
10. El tabaco empeora el resfriado
Sí. Los estudios muestran que los fumadores, sobre todo los más empedernidos, presentan más riesgo de coger resfriados y gripe, así como de que sus síntomas sean más intensos. Respirar en ambientes contaminados por el humo del tabaco deteriora las mucosas de vías respiratorias, favoreciendo la adhesión y penetración de virus y bacterias.