Revista Infancia

10 planes fascinantes para visitar París con niños

Por Aguamarina Maribel Jiménez
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Estas pasadas vacaciones hicimos nuestro tercer intercambio de casa internacional y estuvimos casi dos semanas en el corazón de París, en el primer arrondissement, en un apartamento precioso muy cerquita de Notre Dame.

Desde nuestro primer intercambio en Roma no dejamos de recomendar la experiencia de intercambiar casa, pensamos que es una manera muy cómoda, práctica y sostenible de viajar, especialmente si vas con niños ya que las comodidades que te ofrece una casa (a la hora de cocinar, poner lavadoras, tener espacios para jugar,…) ¡son muchas!

En París pasamos unos días maravillosos en los que hicimos muchísimas cosas con S. y hoy por fin me siento un ratito a contarte nuestra experiencia por si puede servirte para algún futuro viaje a la ciudad de la luz con tus peques.

Descubriendo con calma París

Ya conocía la ciudad por un viaje anterior (en el 2009), y como te conté aquí entonces volví algo decepcionada, tenía unas expectativas tan altas que al no verse cumplidas de inmediato solo me centré en lo negativo que me encontraba, que no era poco (que si era una ciudad muy sucia, que si los parisinos eran muy airados, que si explotaban a los turistas, que si los jardines estaban muy descuidados,etc, etc.)

Esta vez, sin embargo, la he conocido desde otro lugar menos egocéntrico, sin prejuicios, desde las ganas sinceras de disfrutar de unos días tranquilos en familia empapándonos de la cultura y costumbres de la capital francesa, pues S. a sus 6 años se encuentra en un momento muy activo de querer descubrir el mundo (aunque es cierto que con dos años ya decía en voz alta que quería subir a la torre Eiffel), y es una delicia poder acompañarla en este descubrir como padres.

Así que en nuestro planning de viaje teníamos muchísimas cosas previstas para disfrutar de la ciudad con ella y  que te resumo en estos 10 planes geniales.

(1) Vistas impresionantes desde las alturas

Los imprescindibles: desde la torre Eiffel, Notre Dame o el Centro George Pompidou

Hay visitas obligatorias que son fascinantes como la torre Eiffel (verla desde abajo, iluminada por la noche desde el Trocadero…), pero que además son una experiencia muy bonita para ver la ciudad desde las alturas. 

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Por eso subimos hasta el tercer piso de la torre, donde hay una panorámica increíble de todo París. Eso sí te recomiendo que vayas tempranito para no hacer mucha cola o que compres las entradas anticipadas en su web.

Una vez allí aprovechamos para comprar unas postales y unos sellos en su tienda de la primera planta  y enviar unas postales bien bonitas a los abuelos de Murcia y de Mallorca (hay un buzón a los pies de la torre).

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Otras vistas geniales son las terrazas de la catedral de Notre Dame. Eso sí, hay que subir a pie los 400 escalones,  aunque S. no se cansó ni un poquito ¡y llegó la primera sin despeinarse!

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Le encantó ver las famosas gárgolas de cerca ¡y las impresionantes campanas de la torre!

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Otra experiencia en las alturas muy chula es contemplar el centro de la ciudad desde lo alto del Museo de Arte Moderno Pompidou. Para subir hay que ir por unas escaleras mecánicas tapadas por un tubo transparente que parecen un gusano, y ya solo eso es divertido.

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Una vez arriba pasamos tan buen rato que ahora lo recuerdo con una sonrisa. F. y S. dibujando en sus respectivos cuadernos de dibujo y yo escribiendo para un nuevo proyecto que saldrá en diciembre y que me tiene enamorada (pero shhh! ¡Guárdame el secreto!).

(2) Los jardines de Luxemburgo

Estos jardines tan bonitos de París son como hacer un paseo por el tiempo y regresar al siglo XIX. Vale mucho la pena visitarlos.  Allí encuentras muchos entretenimientos para los niños, y todos son como los de antes, ¡y a los niños les chiflan!

Por pocos euros pueden jugar un buen rato en la gran fuente haciendo navegar un velero de madera (esto a S. le chifló), también pueden acudir a un teatro de marionetas, pasear en poni o divertirse en el parque de juegos donde hay columpios antiguos, tirolinas y otros circuitos de obstáculos que tanto les encantan.

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Además allí hay muchas zonas verdes para hacer un buen picnic y hasta se puede ver una de las Estatuas de la Libertad que hay en París.

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Algo que me llamó la atención de los parques parisinos es que en lugar de bancos hay sillas metálicas móviles por todos lados, con lo que puedes desplazarla y colocarla donde te interese para descansar, leer, merendar o simplemente ver la pida pasar.

(3) La feria de atracciones de los jardines de las Tullerias

Siguiendo con los parques, después de visitar el Louvre está muy bien pasear un ratito por la feria de los jardines de las Tullerias, justo al lado. Es pequeñita pero tiene tiovivos, trenecitos, camas elásticas, diversas atracciones y muchos puestos de comida, que nos pareció genial para descansar un rato y reponer energías mientras los peques se divierten.

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(3) La ciudad de los niños (La cité dels Enfants)

Un plan que nos habían recomendado desde varias vías era visitar La cité dels Enfants en el parque de La Vilette (está algo alejado del centro pero se puede ir en metro). Se trata de un espacio interactivo creado para los niños para que puedan jugar, experimentar y descubrir muchas cosas sobre el mundo natural, el cuerpo humano, física, tecnología…

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Ya habíamos tenido la experiencia del Museo del Bambini que visitamos en Roma y sabíamos que a S. le iba a encantar visitar algo parecido.

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No nos decepcionó en absoluto, visitamos el espacio de 5 a 12 años y cada ambiente nos pareció genial: el del agua, el del cuerpo humano, el de la naturaleza, el de televisión o el de la imprenta.

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A mí personalmente me enamoró el mariposario en el que podías entrar y ver las mariposas revolotear a tu alrededor entre las flores, ¡qué chulada!

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(5) Las maravillas de Versalles

Esta excursión también me parece muy recomendable. Visitar un auténtico palacio real, teniendo en cuento la gran presencia que tienen los reyes, príncipes y princesas en los cuentos infantiles creo que les puede aportar mucho a los niños/as. Es una oportunidad muy buena de tocar con las manos y admirar la belleza que representa la realeza, que en los cuentos no deja de ser una metáfora de la belleza interior que podemos lograr las personas si obramos con bondad y amor.

Y Versalles es tan increíble, tiene tanta belleza, con todas las historias que guarda también. Nos encantó visitar sus diferentes estancias y ¡la sala de los espejos! ¡Cuánta belleza!

Hay que tener en cuenta que en aquella época un espejo era un elemento de auténtico lujo y estos fueron los primeros espejos del país en los que podían contemplarse de cuerpo entero…

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Además de visitar el interior del palacio, hicimos un picnic en sus jardines para comer  y pasamos un rato maravilloso navegando en una de las barcas del gran canal.

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Qué bonita experiencia.

(6) Navegar por el Sena

Y como esto de navegar nos gusta mucho, otro de los planes que nos entusiasmó y que te recomendamos es dar un crucero por el Sena en uno de los muchos barcos que ofrecen este servicio. Es una manera genial de tener otra vista de la ciudad y pasar por debajo de sus puentes es muy divertido para los peques.

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Hay muchas opciones para hacerlo, desde un crucero con cena y música incluida hasta un paseo sencillo de una hora, en cualquier caso toda opción es un acierto.

(7) Los mejores museos de adultos para ir con niños

La oferta de museos de París es asombrosa. El Louvre o el Museo de Orsay son maravillosos pero son museos enormes de colas interminables en los que los niños pueden perder la paciencia. ¡Y los adultos!

Por eso los que más te recomendamos para ir con niños son:

El Museo Rodin, que además de ser pequeñito parte de la visita es en sus preciosos jardines, donde encuentras escultoras para admirar, tumbonas para descansar y opciones para tomar un helado o un refresco.

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A mí personalmente me impactó conocer la trágica historia de Camille Claudel, alumna, colaboradora, amante y musa de Rodin que casi tenía más talento que él.

Durante nuestra visita al museo F. y S. dibujaron un buen rato las esculturas del jardín y pasamos un rato muy muy agradable.

Otro museo que nos gustó muchísimo es el Museé de l’Orangerie, por una parte porque simplemente la experiencia de vistiar las Nympheas de Monet ya vale la pena (dos salas haciendo el símbolo del infinito con 90 metros del jardín de agua de Monet representando las cuatro estaciones) y por otro porque es pequeñito, no muy concurrido y la colección de arte impresionista  y moderno es maravillosa.

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(8) Museos para niños

Otra opción que a los niños les suele gustar mucho, siguiendo con la línea de los museos, es el Gran Museo de Historia natural de París. Un conjunto de galerías ¡impresionante!

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Allí encuentras todo lo relacionado con la Historia natural: mundo animal, mundo vegetal, mundo mineral, la historia de nuestro planeta y la de la vida.

A destacar especialmente de todo el complejo, la Gran Galería de la Evolución, donde encuentras un conjunto asombroso de cientos de especies animales, algunas de la cuales han desaparecido del planeta.

Muy cerca de allí está también la Galería de Paleontología, donde hay fósiles de dinosaurios, mamuts y dientes de sable, que a S. le cautivó. A mí no tanto la verdad, eso de ver tanto fósil no me gustó mucho.

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(9) Degustar los placeres dulces de la ciudad

Los imprescindibles: crepes, macarons, eclair, brioches, helados de Berthillon.

Cada día probamos alguno de los muchos dulces típicos de París, ¡a cada cual más delicioso! Todas las mañanas F. bajaba a una de las cinco boulangeries de nuestra calle y desayunábamos con pan au chocolait, ¡qué rico el que lleva también crema de almendras!

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Más tarde ya de camino a nuestro plan diario, podíamos merendar un delicioso crepe con chocolate…

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Bien, pararnos a tomar el té y deleitarnos con los famosos macarons de Ladurée en Campos Elíseos…

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O refrescarnos con  uno de los famosísimos helados a la frambuesa de Berthillon en la isla de San Luis o esos deliciosos Eclair que hay por todas las patisseries de la ciudad.

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(10) Hacer picnics y merendolas en los parques de París!!

Por último un plan 3B (bueno, bonito y barato) es montar un picnic en alguno de los parques o jardines de París. Esto es algo muy parisino en verano ¡y que hicimos mucho!

Desde la emblemática plaza Les Vosges en el barrio de La Marais  hasta el Campo de Marte de la Torre Eiffel o las Tullerías por poner algunos ejemplos más céntricos.

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En esta última foto fue el domingo de la final de la Tour de Francia y los cazas del ejército pasaban dibujando la bandera de Francia, no pudimos fotografiarlo pero fue muy bonito presenciarlo.

En cualquier caso, París es una ciudad para saborear despacio, para degustar con calma todas las maravillas que tiene para ofrecernos. Sin duda así es como más la he disfrutado, y la recordaré siempre. ¡Gracias París!

Siempre nos quedará París. – Humphrey Bogart en la película Casablanca.

Aguamarina

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