Una aguja y las arrugas detienen su aparición: lo que se inyecta es la toxina botulínica tipo A, más conocida como Botox, pero pocos saben que es uno de los venenos más potentes que se conoce. Producida por la bacteria Clostridium botulinium, ha sido considerada como un arma de destrucción masiva, pero usada en nanogramos, tiene un sinfín de aplicaciones terapéuticas.
Al aplicar inyecciones de botox, la toxina se fija a la terminal nerviosa, e inhibe la expulsión de vesículas contenidas con el neurotransmisor químico (acetilcolina), lo que produce relajamiento en las fibras musculares afectadas. La parálisis se manifiesta de uno a tres días después. Su eficacia dura de cuatro a seis meses, después de ese lapso se aconseja una nueva aplicación.
La doctora Sofía Durán, especialista en medicina física y rehabilitación, señalahttp://quo.mx/ que la principal función de esta toxina es inhibir la liberación de acetilcolina, que trasmite los impulsos entre los nervios y los músculos. Y ahora se aplica en infinidad de patologías, señala el neurólogo Humberto Juárez, del departamento de Neurociencias de Médica Sur.
Te traemos 10 usos médicos del botox:
Dermatología: Hiperhidrosis facial, axilar, palmar y plantar. Esto significa sudor excesivo que provoca, en casos severos, grietas y ulceraciones en pies, manos y axilas. Líneas faciales hiperquinéticas (movimientos involuntarios en frente, órbitas, nariz, labios, etcétera).
Neurología: Se utiliza en distonias (hiperactividad de varias partes del cerebro que provoca contracciones musculares repetitivas); espasticidad secundaria a parálisis cerebral infantil, postraumática o por enfermedad vascular cerebral; y también esclerosis múltiple. Se han reportado estudios en migraña y cefalea tensional, los cuales se encuentran en fase final de aprobación. Se aplica en puntos fijos que abarcan el entrecejo o la región frontal y temporal.
Gastroenterología: Se utiliza en casos de Acalasia (es la incapacidad de movimiento del anillo muscular, localizado entre el esófago y el estómago, que impide la ingestión de los alimentos).
Ortopedia: Tortícolis, (distonía cervical), también en padecimientos espásticos, dolor en espalda, cuello y espina dorsal, debido a contracturas patológicas.
Disfonía: Para combatir los espasmos de los músculos de las cuerdas vocales, que pueden impedir la articulación del lenguaje. En este caso se pone en los músculos que hacen que las cuerdas vocales se abran o se cierren.
Otorrinolaringología: Mioclonía palatina (movimientos involuntarios y rápidos como un calambre en el paladar).
Odontología: Para el tratamiento de Bruxismo temporomaxilar (apretar o rechinar los dientes por la noche, debido a estrés o por trastornos del sueño).
Proctología: En casos de fisuras anales. Estas suelen producirse a causa de estreñimiento severo, lo que provoca dolor y hemorragia. La toxina se aplica en la fisura para reducir el espasmo del esfínter.
Urología: Se usa en caso de hiperactividad de la vejiga. Al ser inyectado, el músculo detrusor de la vejiga, que es el principal músculo de vaciamiento, se obtiene relajación del mismo, permitiendo tener una mayor capacidad vesical y una disminución en las pérdidas involuntarias de orina.
Oftalmología: Está indicada en la corrección de estrabismo y se usa para problemas de blefarospasmo (parpadeo excesivo y caída de los párpados que en ocasiones es tan grave que impide la visión).
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