11 razones para NO ver ‘EL GRAN GATSBY’

1.- Baz Luhrmann. Uno de los directores más ampulosos y relamidos de los últimos tiempos. Su megalomanía alcanza nuevas cotas de la mano del magnate Gatsby.

2.- La historia, por el papo. Luhrmann y Craig Pearce confunden sus delirios de grandeza con el relato, aniquilando el espíritu de la novela. La fastuosidad está presente en el universo Fitzgerald, pero nunca es lo importante. Francis Scott Fitzgerald escribía desde la sabiduría que da el sentimiento de culpabilidad, describiendo las miserias que no se ocultan con sedas ni caros relojes. Y lo hacía con un estilo sencillo, que resultaba tan lírico como punzante.

3.- 142 minutos.

4.- El estilo visual de esta película es un viaje más jodido que el del Major Tom de Bowie. Es imposible no salir aturdido después de ese montaje loco. Todo cobra proporciones mastodónticas, y por supuesto que el apartado técnico es apabullante, pero agotador.

5.- La modernez. Eso de mezclar años 20 (foxtrot, jazz, charleston) con rap, electrónica, indie o rock y no salir mal parado…O eres Tarantino o la hostia es fija. Ojo, la BSO por su cuenta no es mala. La mezcla con el film, esperpéntica.

6.- La aportación de Jay-Z a la hora de trasladar la novela de Fitzgerald, rescatar su aroma y recuperar sus matices a través de esa música -realizada junto a Craig Armstrong-. NO.

Pero no hay que olvidar que él también es productor ejecutivo del largometraje ($$$HE KICKS YOUR ASS AGAIN$$$)

7.- El temor constante de que en cualquier momento salga Pitbull y se haga dueño y señor de la cinta al grito de “dale mami que tú sabeh”. Tal cual.

8.- El reparto: todos muy por debajo de sus posibilidades. Decepcionante Mulligan, insípido Maguire.

9.- La sensación de que un guión con mayor empaque hubiese posibilitado mejores registros de los protagonistas.

10.- Leonardo DiCaprio poniendo el piloto automático. A un autor de su talla hay que exigirle mucho más aparte de que el esmoquin le quede genial.

*10+1.- Con todo, Leo sigue siendo el mejor de un film, en el que hasta los trajes rosas le quedan bien -muy meritorio-. Pero todas estas ornamentaciones y galas nunca son suficientes para atrapar la luz verde.

Igual que a Gatsby, old sport.