Revista Ilustración

12 recuerdos sin piedad

Por Davidrefoyo @drefoyo
12 RECUERDOS SIN PIEDAD ¿Quién te espera en una habitación de hotel?  Quique González
El calendario avanza sin piedad, pero los recuerdos no pueden borrarse de cualquier manera; después de todo, las puertas de los baños seguirán siendo el mayor reclamo publicitario para el encontronazo. El desayuno continental, las camas deshechas desde el minuto 1, la excusa de la siesta, el coche aparcado fuera, bajo un sol de justicia que no tiene nada que envidiar al calor interno, el que llevamos encima con culpabilidad y querencia. El agua como símbolo del verano, la liturgia de los chorros, de las burbujas y del tacto perdido bajo una costra de vejez que sólo eliminará la sequía. La bajada de tensión, el baño turco, el final feliz. Las piscinas vacías a cualquier hora: mañana, tarde y noche. Las copas, las drogas esparcidas sobre los cristales de las mesas del salón comunitario. La soledad de estos muros del siglo XVII. La grieta sobre la pared, como en La Gran Broma Final. El sabor del tabaco prohibido, los restos de la picadura esparcidos por la alfombra. La calidez de los abrazos. El sentido único de esta carretera que avanza sin ningún tipo de freno ni precaución. El olor a comida robada, a sexo robado, a patios indiscretos de miradas ajenas. La carta. El restaurante de cincuenta tenedores y las lágrimas vertidas sobre el democrático placer de los ibéricos. Y luego tú, abrazada a esta guitarra que nos acerca y nos separa. Somos hijos del océano. Hijos de las profundidades. De lo desconocido. De la marea que, como siempre, se lo va a llevar todo. A mí el primero.

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