Al llevar la etiqueta de “basado en una historia real”, pierde originalidad pero gana realismo y si juegas bien las cartas no necesitas tanto el elemento original. La historia y su dramático final se puede saber simplemente buscando en wikipedia… o incluso en youtube donde el protagonista explica cómo se cortó el brazo para poder salir. 127 Hours es una historia de superación, pero también una reflexión sobre la sociedad actual personificada en el protagonista. Una persona a priori autosuficiente, independiente, egoísta y algo prepotente… que solo ve el peligro una vez lo tiene delante. Y también como dice el título es relate sobre la estupidez humana, la seguridad de que no pasará nada hasta que pasa… Por suerte el ser humano también posee alguna cualidad como es el espíritu de superación del que hace gala el protagonista de la película. Así que en esta ocasión, Boyle tenía que apostar por el realismo que transmitiera dramatismo sin dar mucha importancia al morbo de ver el momento en que se corta el brazo. ¿Lo ha conseguido? Su dirección no.
En esta película vemos una lucha constante. Pero no me refiero a la lucha del protagonista para salir de la situación en la que él mismo se había metido; sino la lucha entre la historia potente, dura y con muchas posibilidades dramático-expresivas y la actuación de James Franco contra la dirección de Boyle. Con esta frase no digo que la dirección de Boyle sea desechable, porque consigue mantener un ritmo rápido de una historia muy estática; pero sí que en muchos momentos en los que el espectador se puede imaginar una situación, él decide mostrarla, abusando del montaje. Da la sensación que Boyle y su dirección quieren convertirse en protagonistas de la historia en lugar de servir de la mejor manera para que ésta sea transmitida al público de la mejor manera. Una triple pantalla innecesaria y algún momento bochornoso (esas imágenes de refrescos como si se tratara todo de una publicidad) y ese inútil afán del director para parecer moderno estropean una película que tiene imágenes de lirismo puro. Por tanto podemos concluir que la dirección de Danny Boyle me ha parecido irregular y desconcertante.
Por suerte en la dirección no lo es todo. La otra cara de la moneda, como he anticipado más arriba es la actuación de James Franco. 127 Hours es inevitablemente James Franco. El actor que interpreta a Aron Ralston hace su mejor actuación, y personalmente creo que es la mejor actuación del año; pero como siempre por cuestiones de compensaciones no se va a llevar el Oscar este año. El joven actor por fin decide demostrar lo que vale. También hay que reconocer que el papel era un regalo y él lo aprovecha de la mejor manera. Franco hace una actuación sincera, explosiva, con mucha fuerza, visceral y con momentos cínicos. Además el hecho de gravarse con una cámara y poderse saltar la 4ª pared le ayuda a conectar más con el público. Esa conexión es clave ya que el film es exclusivamente Aron Rolston durante más de una hora de metraje. Los secundarios con un papel casi testimonial están simplemente correctos.
La banda sonora de AR Rahman es otro elemento desconcertante. Algunos momentos parece la música adecuada que se funde con las imágenes a la perfección y en otras parecen los recortes de Slumdog Millionaire mal sincronizados. La fotografía en cambio no tiene altibajos, es impecable y cuenta con la inestimable ayuda de uno de los paisajes más impresionantes de Estados Unidos, el Gran Cañón.
Como conclusión una notable película que si la dirección hubiera estado totalmente subordinada a la acción y a la interpretación podría haber sido una gran película. Franco se irá de vacío de la próxima gala de los Oscars de manera injusta.
Nota: 7’5/8 - 10
LOS COMENTARIOS (1)
publicado el 08 marzo a las 07:42
dato el gran cañon esta en Arizona Canyonlands esta en Utah