#12sininternet

El pasado domingo decidimos realizar en casa un reto: 12 horas sin internet. Es algo que hace un tiempo ni siquiera existía, y ahora parece que proponer esto sea casi como proponer a alguien robar.

Lo anuncié un tiempo antes tanto en twitter como Facebook y sólo conseguí que se uniera al reto mi amiga Elisa, y esque tenemos tan interiorizado como parte de nuestras vidas el acceso a internet que nos costaría casi menos estar 12 horas sin comer que 12 horas sin conectarnos.

Mi amiga Elisa me cuenta que para ella fue una experiencia muy buena pues pasó un día en buena compañía, y estuvo tan ocupada que no tuvo tiempo de acordarse de internet, ¡incluso cocinó por primera vez!.

Yo he de reconocer que lo eché de menos, no os voy a engañar. Fue un día muy muy frio, así que no salimos de casa, y puedo asegurar que el tiempo pasó más despacio y lo aproveché mucho más, estaba más tranquila sin estar pendiente de mirar el móvil para ver si alguien me había escrito, teniendo la certeza de que si alguien quería algo podía llamarme, pero también tenía la impresión de estar perdiéndome algo, un mundo aparte, y de vez en cuando me preguntaba qué sería de mi blog y que estarían hablando mis amigos.

Por la tarde mi marido (quien dice no haber echado de menos internet) rompió el trato pues quería ver el futbol y su único modo de hacerlo era vía internet. Sólo lo encendió para verlo y al terminar lo apago. Internet nos resulta ahora necesario y es muy útil, pero tenemos que saber utilizarlo de modo correcto.

Estar todo el día sin internet nos ayudó a que el tiempo individual de cada uno fuese más óptimo y aprovechado al no estar en muchos momentos pendientes de dos cosas a la vez. El tiempo familiar fue más o menos parecido pues intentamos dejar el móvil fuera cuando estamos dedicando tiempo a jugar o hacer actividades con el niño.

Internet tiene muchas ventajas, los inconvenientes los ponemos nosotros en el momento en el que no sabemos establecer los limites y limitaciones de su uso, y dejamos de lado otras cosas más importantes como son las personas de nuestro alrededor. Creo que es importante saber desconectar de vez en cuando, por ejemplo, como decía antes durante el tiempo que dedicamos a jugar con nuestros hijos, o durante el tiempo que dedicamos a estar con nuestra pareja, en el trabajo…

Me parece una falta de respeto estar hablando con alguien y que esa persona en vez de mirarte esté pendiente del móvil, y es algo que cada vez se ve más; algo que incluso hacemos sin darnos cuenta y que creo deberíamos controlar y tener en cuenta.

Que alguien te mire a los ojos cuando le hablas, te escuche y te preste la atención que te mereces me parece primordial. Soy la primera que a veces comete este error, por ello debemos tener presente siempre que lo primero son las personas, y después las “máquinas”, y desde luego si se trata de nuestra relación con los niños mucho más, pues merecen todo nuestro respeto y dedicación.

Otra ventaja, la batería me duró mucho más! jeje

A las 21:00 que era la hora de vuelta al mundo virtual sentía curiosidad por ver lo que había pasado a lo largo del día, por conocer el nombre de los nuevos seguidores del blog, saber si alguien había contactado conmigo…pero cual fue mi sorpresa al ver que internet se había “vengado” y no me dejada conectarme, menos mal que mi marido lo solucionó y en 10 minutos me había puesto al día.

La conclusión, como digo antes es que internet está lleno de ventajas. Nos da opciones de comunicación rápida y gratuita (whatssap, line…), tenemos acceso a las redes sociales y a toda información que precisemos, pero tiene un problema y es que es “adictivo”, cuesta saber como parar, y ahí los únicos que podemos ayudarnos somos nosotros mismos, sabiendo cuando desconectar durante un tiempo y pasar a dedicarnos a otras cosas importantes.

Y aquí termina mi post de hoy, mi niño se ha dormido hace poquito y ahora toca desconectar y dedicar un tiempo a charlar con mi marido ;-).

¡Buenas noches!