En esta época del año -esos insoportables últimos días que están total y completamente de más entre las Navidades y el Año Nuevo- abundan en las revistas musicales, periódicos, blogs y demás, las ya clásicas encuestas con lo mejor de: todo aquello que no deberíamos perdernos y/o (se supone) dejó su marca indeleble dentro del período transcurrido. Como somos más humildes, no creemos tener la verdad, ni nos da el cuero para armar una encuesta con 500 músicos opinando al respecto, en La Música es del Aire vamos a hacerla más simple: nuestros discos favoritos del año son aquellos que aquí mismo comentamos; más varios que nos quedaron en el tintero pero tendrán aquí su debida mención y dos o tres palabras de descripción y agradecimiento (en el futuro, seguramente surjan algunas acotaciones algo más desarrolladas de varios de estos álbumes).
No nos animamos a poner un orden numérico, aunque puede que haya discos que nos gusten más que otros; ¿por qué dar un orden a algo bello, si no es una competencia? Escuchen ustedes, si así lo desean, y quizá encuentren en este mar de discos una buena compañía para los días por llegar. Todavía nos queda por bucear mucha música recién salida del horno... pero hoy nos acordamos de estos álbumes:
Brusa y los Bombones de Murano - Ídem: Un disco sorprendente para lo que podía esperarse de la dulce y suave voz de Eugenia Brusa (la referencia nos orientaría hacia un pop similar al de Les Mentettes). En este disco, que funciona por oposición al grupo, Brusa aborda boleros tradicionales, aires de folklore y valses, con su habitual calidez y languidez, acompañada de una banda sutil y acústica. Esta vuelta, además, va en castellano y para que se den una idea, tiene temas que hasta puede cantar mi abuela de 90 años (esto sucedió, de veras). Se escucha algo -poquito, liberen más...- por acá.
Y sino, cómprenlo como hice yo, amigos.
Crisologo y los cuerdos - Melodías para dar: Un EP preciosista que deja ganas de disco. Canciones matizadas con vientos, órganos y cuerdas; bonitas melodías e interludios; armonías simples pero efectivas. El sonido sesentoso remite a los comienzos de La Perla Irregular: hay amor allí por esa década, fuente inagotable del pop. Líricas sobre el olvido, la pérdida y el paso del tiempo, con cierto dejo evocativo e ideales para escuchar a las 3 de la tarde -todos los días- de un verano infernal. Veremos cómo continúan... por lo pronto, Melodías para dar se escucha y baja de acá.
El mató a un policía motorizado - La Dinastía Scorpio: Uno de los discos más esperados del under local en años. Estos platenses desprolijos merecen más parrafada, especialmente por ser exitosos en un mundillo -el indie- que pareciera odiar, al menos en teoría, sus dos cualidades fundamentales: la épica barrial (¡puaj!) y la repetición de un estilo, el más de lo mismo. ¿Queda mal decirlo? No. ¿Es necesario un cambio rotundo cuando lo que hacés te sale tan bien? Por ahora, con eso a El mató... le alcanza y le sobra.
Ya sin los fantasmas del fin del mundo y con un sonido algo más hi-fi, el grupo redobla su apuesta de distorsión contenida y voz rasposa, pega un hit tras otro y vuelve a salir airoso y ganador. Como los campeones de la tapa.
Van subiendo, de a poco, acá.
Flopa Minimal - La piedra en el aire: De éste ya hablamos largo y tendido con los protagonistas. Un disco a dos voces y dos guitarras, despojado de grandes arreglos y pequeños detalles. Folk a montones, donde lo que importa son esas dos voces que se funden, la madera de las violas y las melodías que se despliegan en cada una de las trece canciones que se contienen las unas a las otras. Todo es uno y se nota que así se trabajó, incluso compositivamente... no por nada el disco lleva la firma de Flopa Minimal, así, sin guión. Paren la oreja que hay cuatro o cinco momentos de antología (Atolondrón, Todo lo que ya no sirve, La máquina de hacer todo mal, ¿Y cuánto más tengo que pagar). Pueden descargarlo desde la mismísima página oficial del dúo.
La Perla Irregular - América: Si el disco de Flopa Minimal es un canto al despojo, aquí tenemos el ejemplo inverso. La mente brillante de Pablo Vidal pega el salto final con un disco mega orquestado, el más complejo de los cuatro álbumes que La Perla Irregular haya editado (casi sucesivamente, en una demostración de talento compositivo casi abrumadora e inédita en estos últimos años). Cuesta al principio, parece un laberinto prog, pero la luz de los sesenta asoma y ya no deja de iluminar a este continente de sonido, cuidado al detalle. Hay que darles su tiempo a las formas y adentrarse en ellas mientras se distinguen los destellos de un mundo fantástico... Una hora para viajar siempre. Descargad.
Los Reyes del Falsete - Días nuestros: Nunca tan bien puesto un nombre de disco. Los Reyes parecen estar en su momento de gracia y eso es lo que suena: diversión, alegría, fluidez, la marca de su mejor momento que se certifica en la variedad y la potencia de estos Días. Es inevitable mencionar el tema del disco, Los niños, donde los acompaña Litto Nebbia como diciendo "bienvenidos a todo esto del rock nacional". Pero la épica no está sólo ahí, sino que llega hasta límites insospechados, incluso... ¡con un final a toda cumbia! (Que no suena ni un poco snob: San Jorge es parte de esa fluidez que mencionaba antes). Si no lo escuchan, se están perdiendo el 2012. Así de simple.
Mister - El olor de la sangre: No podía faltar el toque de oscuridad. La primera experiencia solista de Ramiro García Morete (Miro y su Fabulosa Orquesta de Juguete) lo muestra alejado de las canciones melodiosas de su grupo y lo acerca a los sonidos más cavernosos de su voz. Un disco casi desgraciado, maldito, difícil de escuchar y a la vez adictivo. ¿Cómo se explica? Ojalá lo supiera... La sangre mancha todo pero queremos más de estos paisajes sombríos, mientras esperamos que vuelva el brillo de la Orquesta de Juguete. ¿Recomendaciones para probar este plato frío? Las escalofriantes Villa Urquiza, Elegía II y Blues de la media sangre. ¿El hit? Nocturno sobre el Viejo de Ojos Distintos.
Presten la debida atención a esta pluma y, si van a escuchar, no lo hagan bajoneados ni de noche: supongo que puede ser riesgoso.
Rubin y Los Subtitulados - Más: Otro que desarmamos junto al protagonista; Más es un disco ambivalente: de ruptura amorosa y desengaño por un lado, de hits guitarreros y canciones redondas por el otro. Poseídos por Tom Petty, Los Subtitulados suenan más consistentes que nunca, sin perder su esencia, aquella que redondea canciones en su mayoría breves y directas al mentón. Más no es la excepción y se pasa rapidísimo, en un suspiro.
Atención a los hits que hay escondidos aquí (casi, casi, todos los temas del álbum; especialmente los tres temas que inician el disco: Fred Astaire, No me olvides Margarita y No sé qué va a ser peor). Se escucha y baja por aquí.
Los Pels - Nancy y Julio: Con producción del ya mencionado Pablo Vidal, Los Pels se mandan un simple de tan solo dos temas en los que narran, precisamente, la historia de una pareja sumergida en las profundidades del Delta bonaerense (Nancy y Julio, claro). La dama se marcha y el hombre la espera por siempre: no suena nada raro pero el testimonio de Julio resulta suficiente para que Tingo Zucal componga dos canciones de -¡por supuesto!- impronta 60s e incurable dolor, contrarrestado por los arreglos de cuerdas de Vidal y esas dos melodías entrañables, de lo mejor de su repertorio personal y de este año. También dejan ganas de disco nuevo, y pronto. Los esperamos.
Rivero y El Mico - El fulgor: A este disco lo descubrí en vivo, primero. En trece canciones despojadas de elementos exóticos, Rivero y El Mico van al grano con canciones de banda de rock: la voz al frente, la base bien firme, coros que engordan las texturas, algunos raptos cercanos al funk, guitarras de las acústicas y de las otras, estridentes. Nada suena extraño y a su vez todo suena bien. Jesús Rodríguez y los suyos contagian la energía de sus temas, de sueños, dolor y vacío... Momentos de intensidad (Todo está en vos); canciones bien arregladas y abrochadas (las preciosas Caminaba y El fulgor); raptos intimistas (la acústica y delicada Para en otro sueño despertar) redondean un disco amigable para cualquier hora y momento. Pulgares arriba.
Andrés Ruiz - Un santo nuevo: Si hablamos de gente prolífica, no debemos olvidar a Andrés, dueño de una vasta y sólida discografía solista. Puede interpretarse a Un santo nuevo como la secuela de Ruiseñor, su álbum anterior, aunque aquí parezca haber otra vuelta de rosca en las canciones, que parecen estar siempre atravesándote un cuchillo incluso cuando las melodías son amigables al oído, como en los temas donde se suma la voz de Jimena López Chaplin (Comerás mi pan y Se disuelve entre los dedos). Pulso rockero, sonido enigmático (acrecentado aquí por la presencia de teclados solemnes y armonías de guitarra no tan convencionales) y una de las voces con más presencia del rock argentino: grave y firme, la manera de cantar de Andrés es fundamental para darle un eco de solemnidad a cada pieza. ¿Quiere antihits? Aquí están.
Valentín y los Volcanes - Todos los sábados del mundo: Una canción detrás de otra, todas imparables. La pluma de Jo Goyeneche se revela como una de las más ingeniosas y sintéticas dentro de las nuevas voces rockeras, y la banda suena más pulida que en su debut; quizá por eso el concepto del disco cierra perfecto y se convierte en lo mejor que Los Volcanes han producido hasta la fecha. En La Plata ya la gastan, sólo les falta expandirse un poco más y empezar a girar: hits como Pequeña Napoleón piden cancha en cualquier lado, y algo me dice que el tiempo no tardará mucho más en darles la debida razón. Prueben por aquí.
Orquesta de Perros - Roles y oficios: Para cerrar una lista poblada de grupos platenses, qué mejor que el LP debut de Orquesta de Perros, grupo compuesto de varios solistas y partenaires de diversos grupos dentro del magnífico sello Uf Caruf! Guitarras afiladas, cantores que por momentos suenan desaforados y también saben relajar, y lo más importante: pequeñas piezas que brillan por sí solas y en conjunto, y un sentido de grupo que les da la contundencia justa para merecer destino de himno a casi todos los temas. De la furia de Los polacos a la encantadora Cara de perro (o cómo hacer una canción perfecta de dos minutos y medio), quedan las ganas de que pronto arriben novedades de estos escritores tan personales y esquizoides. Y eso que Roles y oficios sigue estando fresquito.
(Quedaron varios discos afuera por no llegar a escuchar lo suficiente como para juzgarlos; algunos de ellos, por ser demasiado recientes. Seguramente sigan apareciendo en el futuro cercano. Los invito a ustedes a contar los suyos).