Revista Regiones del Mundo

24. Puerto Madryn

Por Lagunamov @Lagunamoc
-Hasta ahora no he tomado nada - protestó Alicia en tono ofendido -, de modo que no puedo tomar más.
- Quieres decir que no puedes tomar menos - puntualizó el Sombrerero -. Es mucho más fácil tomar más que nada.

- Pero es que a mí no me gusta tratar a gente loca- Oh, eso no lo puedes evitar. Aquí todos estamos locos. Yo estoy loco. Tú estás loca.- ¿Cómo sabes que yo estoy loca?-Tienes que estarlo, o no habrías venido aquí.Alicia en el País de las Maravillas
Puerto Madryn es una ciudad costera famosa por sus ballenas. Al estar en un golfo, estas se refugian en él durante su época de parto, ya que sus aguas tranquilas y con suaves olas aseguran que los bebés puedan aprender cómo vivir en este mundo sin ninguna dificultad.
24. Puerto MadrynVisitantes de todo el globo vienen con el objetivo de verlas y ninguno vuelve defraudado a su tierra de origen, pues hay pocas cosas que se puedan comparar en belleza con estos animales marinos.
Además de las ballenas, Madryn también recibe las visitas de leones marinos, elefantes marinos, pingüinos y delfines. Lo que asegura que, durante todo el año, la ciudad pueda vivir de su fuente principal de ingresos: el turismo.
Yo llegué allí el día 11 de julio, cuando las ballenas justo acababan a empezar a llegar. Durante mi estancia, estuve ayudando a Vincent en su hostel (la casa de Tounens), mi trabajo consistía en vigilar que nadie la liara por la noche (tenía que estar despierto hasta que se iban a dormir) y hacer algún que otro checking nocturno, vamos, que no me dejaba los huesos.
¿Por qué Vincent buscaba a alguien para hacer esta minitarea en vez de hacerla él mismo? La razón es sencilla. Vincent es un ex-viajero francés que cuando viajaba se enamoró de una Argentina, dejó todo atrás y se montó este hostal. Las cosas siguieron su curso natural y tuvieron una niña preciosa, entonces, Vincent, al querer pasar más tiempo en su casa, se apuntó a helpx buscando voluntarios para sustituirle durante las noches y, de esta manera, le encontré.
Cómo podréis imaginar, 3 semanas en un hostel pueden dar para mucho y, por ello, he decidido dividir este tramo en 3 entregas ( a la trilogía), pues si lo junto todo en una podría quedar demasiado largo. Así que allá vamos, a por la primera semana!
A la mañana de mi llegada (es decir, 7 horas después de que conduciese el coche) me levanté buscando a Vincent para que me explicara mi faena y las cosas que podía hacer en Puerto Madryn. Miré en la salita de estar y no estaba, entonces me dirigí al comedor. Nada más entrar, un calor hogareño invadió mi cuerpo y me encontré con una mesa repleta de gente, desayunando y viendo la televisión.
-Buenos días! - Dije mientras las legañas todavía cubrían parte de mi mirada.
-Morning- Me respondieron.
Me extrañó el escuchar algo en inglés, no sé porqué pero esperaba turistas argentinos (no me viene a sudamérica esperando mejorar mi inglés) y, cuando miré a la gente de aquella mesa, me encontré de todo menos nacionales: dos chicas jóvenes con pinta de inglesas, una pareja mayor con la piel morena y una chica rubia que definitivamente no podía ser argentina.
24. Puerto Madryn
Vincent salió de detrás de un mostrador y me invitó a un café, esperé a que los otros acabaran de desayunar y me explicó qué tenía que hacer (lo que he expuesto anteriormente) y también a qué sitios podía ir de Madryn, dónde estaba el supermercado y la lavandería.
Durante esta primera semana me dediqué a ir todas las mañanas a Punta Loma (3-4 km) al sur. Era lo único que podía hacer andando y merecía la pena ir, pues era gratis y podía ver allí desde leones marinos hasta ballenas. Algunas veces iba con personas que se hospedaban del hostal, pero no fueron muchas y normalmente me daba el paseo sólo.
Al llegar de mi primer paseo, es decir, por la tarde del primer dìa, me encontré con la pareja viejecita de la mañana sentada viendo la tele y me uní a ellos. Nada más dirigirme la palabra, pude identificar su acento, esa vocalización y ritmo musical al hablar nunca se olvidan, eran indios!
Hace unos años, estuve de viaje por la India y si bien no puedo decir que durante el periplo sintiese pasión por ese país (es más, me quería ir), con el pasar del tiempo ha ido creciendo en mí un sentimiento de amor por su gente y su cultura.
Un extraño tipo de nostalgía parecida a la que tiene un chico que se hace mayor y recuerda platos de comida pertenecientes a su infancia que no le gustaban, pero que, al hacerse mayor, añora. Así que me alegró mucho encontrarme a un par de personas de allá.
24. Puerto Madryn
Me estuvieron contando que tenían cerca de 70 años y que desde que se jubilaron solamente viajaban (también me dijeron sus nombres pero no los entendí), una cosa muy admirable a esas edades y un ejemplo a seguir para mí (ojalá esté yo para esos trotes a los 70). Él había sido jefe de policia de toda su prefectura (Bangalore o algo así, sé que estaba en la parte sur pero el nombre no me acabó de quedar) y ella profesora, así que eran de alta casta y se podían permitir un lujo que pocas personas pueden en su país.
Es extremadamente raro encontrarte indios viajeros, en su país el 50% de la población (o más) no tiene ni para comer, y encima el sistema de castas lo convierte en una espiral de la que no se puede salir. Siempre habrán los mismos pobres y los mismos ricos.
Supongo que lo sabéis, pero porsiaca, os explico. La sociedad de la India todavía funciona por castas, es decir, hay una jerarquía triangular por clases sociales, arriba del todo está el maharaha (o cómo se escriba), luego la burguesía, abajo de esta la clase media y, en el suelo del triángulo, los pobres o clase baja.
Hasta aquí parece igual que en cualquier sociedad occidental, no? La diferencia radica en que si naces pobre, te quedas pobre y no tienes posibilidad de ascenso, ni tú ni tus descendientes. Se te niegan derechos y estarás condenado a pasar hambre. Si eres rico, pues todo lo contrario. En definitiva, la vida de esta gente es parecida a la de un tren, siguen una vía fija que ha sido construída para ellos antes de que nacieran y que no se puede cambiar.

24. Puerto Madryn

De cuando estuve en la India

Se quedaron tres días y tengo muy buenos recuerdos de ellos. Casi todas las noches, durante mi guardia, el viejecito venía a la sala principal y se sentaba alrededor de una hora a hablar conmigo. Hablábamos de casi todo: de mi estancia en la India, de masala dosa, de religión (aprendí un huevaco de sus dioses), de la vida... En aquel hostel argentino volví a escuchar a los conductores de tuctuc, el olor a curry (y a tigre), a la gente intentando venderte algo...
Además, el pobre hombre tenía problemas para andar y yo intentaba ayudarle a prepararse los tés, a abrir puertas, etc y me recompensaba con pastitas y té. Era muy majo y aprendí muchas cosas de la India con él. El último día, antes de irse, se despidieron de mí.
-Teo, you are a very nice person.- Me dijeron dándome las gracias.
Y a parte de agradecérmelo verbalmente, me dieron su correo electrónico por si algún día quería volver a la India. Me dijo que se encargaría de enseñarme los mejores sitios para comer masalas y chicken biryanis (mi perdición, es una especie de paella india).
Pero, en esta semana, no solamente hice vida social con los indios, también la hice con otras personas del hostal. Quizás las más signficativas fueron dos galesas, una alemana y un argentino.
Las dos galesas (una era #xxx?$pizza ) llevaban 7 meses viajando y todavía tenían otros 7 más por delante, se estaban dando la vuelta al mundo e intentaban no dejarse nada por ver. La alemana más de lo mismo. Recuerdo que flipaban cuando escuchaban que había venido desde Ushuaia a dedo y que intentaba llegar hasta Alaska.
Un día, me puse una camiseta que me regalaron unos amigos en la cual sale el nombre de este blog, lo encontraron y me empezaron a llamar Supertramp (en serio, si lo sé escojo el nombre de una persona menos popular) y no paraban de decirme qué sitios se merecían una parada y cuales no. También me interrogaban sobre mi vida y mis hábitos. No exagero cuando digo que creo que era su héroe.
A la mañana siguiente de que descubrieran el blog, me fuí con una de ellas a punta loma. Durante los casi 60 minutos que hubo de trayecto desde el hostal hasta nuestro destino, me contó muchas cosas, pero la verdad que ni las recuerdo pues estaba pendiente de algo que había notado. Observé que en Madryn había muchos perros abandonados, algo exagerado y esto ocupaba todos mis pensamientos mientras la galesa me contaba sus aventuras por el mundo.
Cuando casi habíamos llegado, dos perritos callejeros se nos acercaron, no pude resistirme y les di unos frutos secos que llevaba en la cartera. Entonces nos empezaron a seguir. En serio, no sé cómo alguien puede abandonar a unos animales tan buenos y tan fieles. Hay que ser muy cabrón. Por haberles dado un poco de alimento ya habían jurado un pacto de amistad eterno con nosotros.
Estuvimos por Punta Loma una hora con los perros y volvimos. No se separaban y no paraban de pedirnos mimos y juegos. Al llegar la hora de tener que despedirnos de ellos, me dio mucha pena y la galesa me dijo de llevarlos a la perrera o a un veterinario para que les buscara familia. No podíamos dejarlos en la calle para que se murieran de hambre. Así que fuimos a un veterinario y este nos dijo que los llevasemos a la perrera (cosa que hicimos).
24. Puerto Madryn

Y después de esta triste historia, toca que os cuente el punto de humor de esa semana, el cual se materializa en el chico local.
Juan, el argentino, era un tipo que había bajado de Entreríos (o algo así) para empezar de 0 en Madryn, y parecía que había tenido suerte, pues cuando yo lo conocí llevaba dos días en la ciudad y ya había encontrado trabajo, solamente le quedaba encontrar una casa para alquilar y se iría del hostal.
La primera noche que estuve en la casa de tounens, el tío vino con unas cervezas de más y me estuvo explicando porqué había tenido que empezar desde 0 a su edad. Tenía 34 años y había sido cocainómano, me estuvo explicando que hubo un tiempo en el que había tenido visiones y que, por estas, se quedaba siempre en casa con una escopeta, creía que le espiaban.
Durante ese período de su vida, conoció a una mujer y tuvo una hija con ella, pero, las cosas salieron mal y se había bajado a la Patagonia porque en el norte le buscaba la policia por no pasar la manuntención a su niña.
Aunque su carta de presentación no era buena, cómo no conocía a nadie de Madryn, siempre estaba en el hostal viendo la tele o tomando mate, cosa que hizo que forjara una semi amistad con él (pero que también hizo que yo cerrara mi habitación con llave).
Era muy gracioso y no sé cómo hubiesen sido mis tres semanas allí sin su humor. Cuando charlaba con él aprendía un nuevo sinónimo de coito: coger, gachar, culiar, menear, meter los pelos para dentro (!!!) y un largo etc. Tenía una obsesión por el sexo que provocaba tener charlas hilarantes con él, y también situaciones de lo más surrealistas.
Recuerdo un día en el que jugaba Argentina la final contra Alemania, que estábamos en una mesa sentados yo, las dos galesas (bebiendo vino sin parar), la alemana y Juan.
24. Puerto Madryn

Cuando lo estaba haciendo bien el equipo argentino, Juan gritaba como un loco a la alemana mientras me decía que le traduciese piropos, y claro, yo no iba a hacer eso y les hablaba a las chicas de otras cosas.
-¿Vos sos mujeriego? - Me preguntó.
El tipo, al verme hablar con las chicas se creía que me las ligaba. Me estuvo diciendo que entre la mujer y el hombre no podía haber amistad y que "las minas estaban para gachárselas".
Su obsesión era tan grande que, a veces, por las noches, si veía que estaba hablando mucho con una chica, se acostaba para " dejarnos a solas" según él o me insinuaba que iba a necesitar "forros" (preservativos), yo me partía de risa cuando hacia esas cosas.
Lo mejor fue un día que salí con él al super, cuando nos cruzábamos con una mina, Juan le gritaba "Linda", " hermosa", y las chicas se cambiaban de acera y le miraban cómo si fuese un violador.
Aún así, era majo, divertido y muy servicial. A veces, me hacía la cena o me invitaba a cerveza sin pedir nada a cambio.
Pues bien, mi primera semana en Madryn se resume en esto mismo, en ir por las mañanas a punta loma y, durante el resto del día, hacer vida social en el hostel con los guiris (mientras veíamos Friends) y...Juan.
Entonces, el viernes, cuando llegué de hacer unas compras, me encontré con una pareja koreana que cambiaria mi rutina semanal...&version;
Nota: He estado casi un mes sin Internet, ya estoy en Mendoza. Muchos me habéis mandado correos preguntando acerca la inactividad del blog, simplemente no podía subir las entradas. En la página de facebook (www.facebook.com/persiguiendoasupertramp) suelo poner si tengo problemas para actualizar, así que uniros! Un saludo y gracias por leerme/

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