Por día mueren aproximadamente 18.000 niños menores de 5 años por causas prevenibles, señala Unicef.
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Piensa en el año 1989, sea cual sea tu edad. ¿Qué acontecimiento de alcance internacional destacarías entre todos los ocurridos ese año? ¿La caída del muro de Berlín? ¿La Convención sobre los Derechos del Niño?
El 20 de noviembre conmemoramos el 25 aniversario de la firma de la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), ratificada por 193 países, pocos días después de la caída del muro de Berlín. Se trata de un instrumento legal de carácter vinculante (su aplicación es obligatoria) compuesta por 54 artículos sobre los derechos económicos, sociales, culturales, civiles y políticos de todos los niños.
¿No es acaso llamativo que en 1989 y no antes se alcanzara la firma de una convención de esta envergadura? Si echamos la vista atrás, sólo encontraremos que en 1959 las Naciones Unidas, ONU, aprobó una Declaración de los Derechos del Niño que incluía 10 principios que no tenían carácter obligatorio.
¿Y qué ocurría antes de 1989? Lo que lisa y llanamente dictadores o gobiernos democráticos disponían. Y también lo que la sociedad civil organizada conquistaba en pos del bien de la infancia, cuando no era acallada por la represión que derivaba en muerte, cárcel o exilio. Ahora gracias a este instrumento podemos conocer cifras y análisis e intentar ejercer presión para su aplicación.
A la luz de los datos ofrecidos por Unicef, nada hay para celebrar: por día mueren aproximadamente 18.000 niños menores de 5 años por causas prevenibles. Repasemos algunas cifras que provienen de los países donde trabajamos.
En Colombia no menos de 18.000 niños, niñas y adolescentes forman parte de grupos armados ilegales y organizaciones criminales, y no menos de 100.000 están vinculados a sectores de la economía ilegal directamente controlada por grupos armados ilegales y organizaciones criminales (datos del estudio ‘Como corderos entre lobos’).
A quienes tienen el poder político, producen armas o promueven los conflictos bélicos, no les tiembla el pulso cuando saben que los gastos equivalentes a tres días de guerra podrían garantizar educación básica para todos los niños, según indica Renato Opertti sociólogo miembro de la Unesco.
Aún hoy el 38% de las niñas y adolescentes de Costa de Marfil continúan siendo víctimas de la ablación o mutilación genital pese a que esta práctica fue abolida en el país en 1998, advierte Unicef. Mientras que en el 83% de los hogares de Bolivia existen niños y niñas que son castigados físicamente o psicológicamente por algún adulto, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Demografía y Salud de ese país.
En Perú, el 78% de niños indígenas vive en situación de pobreza. Entre los pueblos de la Amazonia, la pobreza entre niños indígenas llega al 86% y la pobreza extrema ronda el 49%. En Bolivia hay 850.000 niños y adolescentes trabajadores (la población total de niños es de aproximadamente 5 millones), afirman datos oficiales.
En Bengala Occidental (la India), donde también trabaja Global Humanitaria, en 2010 se registraron 27.390 casos de delitos contra niñas y mujeres en varias comisarías. Entre los principales figuran incidentes de violación o intento de violación y otros tipos de maltrato y abuso sexual.
Y la lista continúa. Tenemos por delante grandes desafíos, debemos seguir trabajando por los niños que sufren masivamente todo tipo de maltratos y vejaciones, en países donde los delitos se repudian sin tomar y aplicar medidas inmediatas.