Esta nota fue escrita originalmente para la revista “Terror” en junio de 2011, pero no llegó a publicarse.
Soñar no cuesta nada
Nunca hubo tantos motivos para tener insomnio después de ver una película de terror. Y no es para menos, ya que el creador de la saga, Wes Craven, dijo haberse inspirado en sus propias pesadillas infantiles para darle vida a Freddy Krueger. “Me di cuenta que el mundo de los sueños es un lugar al que se debe ir solo”, definió en una entrevista para la revista La Cosa. Habiendo estudiado algunos años de psicología, Craven llevó por bastante tiempo un diario en el que dejaba constancia de las imágenes que lo atormentaban a la hora de dormir. Influenciado también por la lectura de La Interpretación de los Sueños, de Sigmund Freud, Craven encontró una definición que bastante tendría que ver con su asesino onírico. Allí, el creador del psicoanálisis definía a los sueños como formas de cumplir deseos reprimidos que, censurados por la conciencia, quedaban latentes en el subconsciente y regresaban en forma de sueños. Muchas veces, tenían que ver con experiencias recientes de la vida cotidiana, y en otros casos, con hechos del pasado, archivados en la mente y en apariencia olvidados.
La autocensura, el ocultamiento y el surgimiento espontáneo de las más traumáticas experiencias, fue el mejor escenario para que Craven le diera una lógica sólida a su personaje. El Freddy Krueger vivo sintetizaba toda la perversión y maldad que cualquier pueblo querría olvidar. Como se revela en la sexta película (Freddy’s Dead), este asesino de niños que había secuestrado y mutilado a los amigos de juegos de su pequeña hija Kathryn (devenida en Maggie, protagonista del film), había quedado en libertad por un tecnicismo de la justicia. Sin embargo no le escaparía a la reacción de sus vecinos quienes, indignados por la impunidad, lo quemarían vivo. Fred Krueger, entonces, se convertiría en un nombre que por mudo acuerdo ningún adulto volvería a pronunciar. De Freddy apenas sobreviviría una canción que en tono fantasmal entonaban los niños que jugaban en la vereda. Agazapado en algún rincón del inconsciente social Fred volvería a ser parte de un vecindario que había querido olvidarlo. Y ese fue el punto de partida de la primera película.
Nightmare on Elm Street se estrenó un 16 de noviembre de 1984, en plena explosión del cine norteamericano fantástico. Ese mismo año habían llegado al mundo Gremlins, Indiana Jones and the Temple of Doom, Children of the Corn, Dune, Friday de 13th: The Final Chapter, Ghostbusters, The Neverending Story y The Terminator, entre otros títulos que obligaban a los aficionados del género fantástico a tener los bolsillos llenos o un amigo en la boletería del cine. En semejante contexto, Freddy hizo su llegada triunfal.
También sería el primer éxito arrasador de Wes Craven, un ya cuarentón profesor de escuela cuyo aburrimiento hacia la vida académica lo había obligado a plantear un fuerte giro en su vida. Luego de una temporada como taxista, Craven se le animó al montaje cinematográfico y los guiones, dando luego sus primeros pasos en dirección con films como The Last House on the Left (1972) y The Hills Have Eyes (1977). Craven también admitió que para darle forma a la historia de Freddy, se inspiró en una serie de notas publicadas en Los Angeles Times, donde se relataban varias muertes ocurridas espontáneamente durante el sueño. Antes de fallecer, las víctimas habían dicho sufrir pesadillas recurrentes.
El director, luego de años de realizar films “para otros”, se había cansado de los resultados finales de sus obras siempre alejados a lo que el mismo quería, debido a los cambios de guión que le exigían, los presupuestos que variaban en plena filmacion y un larguísimo etc. Todo esto llevo a Craven a buscar otro camino para realizar sus producciones. Con una ya gran cantidad de seguidores y una cuenta bancaria importante como para poder mantener a sus dos pequeños hijos, pudo darse el “lujo”, por primera vez, de poder dedicarle seis meses completos a un guión propio. Desde joven había sentido gran atracción por el mundo de los sueños, al punto de escribir un ensayo sobre ellos en la facultad. De hecho, dice haber aprendido a usar los sueños para trabajar, al punto de haber desarrollado la trama completa de su película The People Under the Stairs mientras dormía.
Cinematográficamente hablando, en el campo de los sueños uno puede jugar con el tiempo, los planos, sonidos, efectos, y un sin fin de recursos ópticos que dan al guión un abanico interminable de posibilidades para aprovechar en la pantalla.
Craven, de maestro a cineasta
En un principio, Craven pensaba construir a Krueger como un abusador de niños, pero debido a la cantidad de denuncias de ese tipo que hubo en California durante los años 80, modificó el guión para que no pareciera estar aprovechándose de un tema tan delicado. En cuanto al aspecto demacrado de Freddy, Craven sostuvo en varias entrevistas que a los once años era perseguido por un hombre de horrible aspecto que lo observaba desde la calle cuando él estaba en su habitación. El sujeto, que según Craven tenía el rostro demacrado, le dio el toque estético al monstruo que, años después, el asustadizo nene crearía. Dentro del guión, el punto mas difícil que encontró Craven era el “como derrotar al villano”. Al hacer a Freddy amo y señor de las pesadillas, resultaba poco creíble que encontrara su final dentro de ellas. Por eso el director llego a la siguiente conclusión: Para derrotar a Freddy habría que traerlo al mundo real.
Como todo Slasher Killer Freddy debía tener un arma para matar a sus victimas, pero Wes sabia que tenia que ser algo original y no el típico cuchillo ya visto hasta el hartazgo en films del estilo. Leatherface tenía la motosierra, Jason el machete y Myers el gran cuchillo. Fue recién en la tercera reescritura del guión, y gracias a su gato que arañaba el sillón, que el creador encontró el arma perfecta para el asesino de los sueños: un guante con cuchillas. Parte de lo que decidió a Craven por esta arma fueron los sonidos con los que la cuchilla podía jugar al pasar por una pared, caño o pizarra.
El largo camino a las pesadillas…
Craven mostró el guión en varias productoras, y en todas tuvo muy buena aceptación, pero no logro que financiaran su creación. Luego de varios meses mostrando su trabajo, sus ahorros empezaron a bajar, llegando a tener que vender su casa. La excusa que ponían los estudios para no darle el visto bueno era que su film seria muy difícil de catalogar ya que no era un slash film del todo pero, sobretodo, no era del estilo de sus films anteriores por los que ya había ganado un cierto respeto en el medio. Mientras seguía llevando su idea a varios estudios tuvo que trabajar reescribiendo guiones de otras personas, cosa que lo llevo a pensar en declinar la idea de darle vida a su monstruo… o por lo menos, hasta que apareció Mickey Mouse.
Aunque no lo crean, la primera empresa que realmente estuvo interesada en este original guión fue la Disney. Su idea era bajarle el tono y tener una película de Freddy en el Disney Channel en cada Halloween. Que una empresa tan importante haya estado tan interesada en su bebe calcinado vivo hizo que siguiera insistiendo en otros lugares. Es así que llego a la Paramount quienes declinaron el guión por algo que sorprendería al director: la idea que se manejaba en él era muy similar a la del film Dreamscape, que todavía no había sido estrenada. En ella no solo había niños que no podían dormir, gente que se metía en los sueños de los demás, sino que también uno de los personajes tenía cuchillas en los dedos. Wes no tuvo más remedio que llevar su creación al sector independiente. Así llego a conocer a Robert Shave de New Line Cinema quien fue el primero en tener la fe suficiente en el proyecto como para encontrar la financiación necesaria para hacerla realidad. Shave era una especie de comodín en el medio, habiendo escrito, producido y filmado cortos, publicidades y video clips pero también, ya metido en el mundo de la distribución de films ya destacados del horror como The Texas Chainsaw Massacre y Evil Dead. Ya todo estaba dado para comenzar con la pesadilla…
“Los pecados de los padres volverán sobre los hijos”
Wes Craven sostuvo en varias oportunidades que no entendía a Freddy Krueger como un personaje sobrenatural, sino que se enmarcaba en un concepto básico de sus películas: la idea del mal como algo intrínseco al ser humano. Sin embargo, y llevado por su marcada formación religiosa, Craven también suele citar una frase bíblica que según su interpretación encierra el sentido de su obra: “Los pecados de los padres volverán sobre los hijos”.
La idea del horror transmitido a través de las generaciones, las familias disfuncionales y, por sobre todo, el desencuentro entre padres e hijos fueron una constante casi tan evidente como el asesino que hilvana la saga. Aquella generación justiciera de los ahora adultos, cargaba con el recuerdo del asesino de un modo atormentado. Y es en esa negación, probablemente, donde Craven sitúa el pecado.
En la primera película de Nightmare on Elm Street, una adolescente llamada Tina era acosada mientras dormía por un hombre desfigurado al que no conocía. Mismos tormentos comenzarían a vivir sus amigos, pero en todos los casos aquel miedo sería relativizado o negado por el mundo adulto. Y es Nancy (Heather Langenkamp), protagonista recurrente de la saga, la única víctima de Freddy que en esta primera entrega lo desafiará. En los inicios de la franquicia la idea de su autor era poner en el tapete cómo la gente le hace frente a los miedos. La madre de Nancy se emborrachaba, su padre no la escuchaba y sus amigos se burlaban. Era ella la encargada de demostrarles que la única forma de enfrentar a Freddy consistía en no tenerle miedo.
Para el papel de Freddy fue elegido Robert Englund, quien venía de interpretar al adorable Willie, en V Invasión Extraterrestre. Como Willie, Englund construyó a un personaje noble y sensible que se distanciaba de la frialdad de sus iguales, los Visitantes reptilianos que invadían la Tierra en la serie televisiva. Para encarnar a Freddy, Englund se vio ante el desafío de dotar de vida a un homicida que no sólo era oscuro por su historia, sino por su aspecto. No había actores “pochocleros” ya que, por el costo de los efectos especiales del film, se debía recortar desde otro lado. El único actor reconocido por haber estado en alguna película de horror anterior fue John Saxon que haría del padre policía de Nancy.
Para diseñar al monstruo hubo muchas manos, pero quien más relacionado quedó con los resultados fue Kevin Yagher. El artista de apenas 22 años había trabajado en Friday the 13: The Final Chapter (1984) y se sumó al equipo de efectos especiales en la segunda película de la saga de Freddy. Repitió su trabajo en la tercera y cuarta entrega para luego encargarse de The Crypkeeper, el presentador de Tales From The Crypt. Yagher había sido aprendiz de dos de los mejores encargados de efectos especiales de la historia: Rick Baker (An American Werewolf of London) y Stan Winston (Jurassik Park).
También había recolectado buenas críticas por su aporte en Amazing Stories de Steven Spielberg y tras los buenos resultados con Freddy, fue contratado para fabricar a los alienígenas de Cocoon de Ron Howard, el muñeco Chuky y más tarde como director de varios episodios de Tales From The Crypt. El mayor logro de Yagher con Freddy fue sin dudas haber logrado un espeluznante make up que mantenía los rasgos de Englund y le daba la libertad de gesticular con bastante facilidad, por lo que su interpretación no se veía demasiado limitada.
En terreno de actores, Craven contrató un elenco de adolescentes desconocidos, urgido por el bajo presupuesto con que contaba el film. Sin embargo, uno de los jóvenes protagonistas que encontraría una violenta muerte hacia el final de la película, fue nada menos que Johnny Depp. Su papel como Glen Lantz, el novio de Nancy, significaría su primer paso en el cine y regresaría para un cameo en la sexta entrega, Freddy´s Dead (1991), cuando ya estaba consagrado como el increíble actor bajo el maquillaje de Edward Scissorhands. Como dato curioso, está el hecho que Depp realmente quería ser estrella de rock y fue Nicolas Cage quien le sugirió que probara suerte en el mundo cinematográfico y quien lo ayudo a preparar su personaje para las audiciones. El estilo de Johnny no tenía nada que ver con el que buscaba Craven para su personaje, pero fue la hija adolescente del director y las amigas de esta, quienes lo convencieron de que tenía que contratarlo. Claro, se habían vuelto locas en la audición del hoy sex symbol. El director diría más tarde sobre Depp: “Tiene un carisma especial que ninguno de los otros actores tenia. Una espacie de atracción a lo James Dean, poderosa pero sutil a la vez”. Para Nancy, se eligió a Heather Langenkamp, quien sólo contaba con una película para cine. Aunque regresó al papel de la valiente Nancy en el tercer film, Dream Warriors (1987), sus trabajos posteriores escasearon. Como la mejor amiga de Nancy y primera en comprobar lo afiladas que estaban las uñas de Freddy, fue seleccionada la actriz Amanda Wyss, que a diferencia de sus compañeros contaba con más experiencia en el mundo del espectáculo y particularmente en las telemovies. Después de su paso por la saga de Craven, se dedicó casi de lleno a apariciones diversas en series de televisión. Misma suerte corrió su joven novio en la ficción, Jsu García, (figura como Nick Corri en los créditos). Luego de morir ahorcado en prisión por el villano del guante con cuchillas, se lo vio en series de TV y como personaje secundario en varias películas, entre las que figuran Che, el Argentino y The Lost City (en la cual interpretaba justamente al revolucionario argentino).