Autor: Guión de la película “Le fabuleux destin d'Amélie Poulain”. Jean-Pierre Jeunet y Guillaume Laurant.
“Amélie no tenía un hombre en su vida. Lo había intentado, pero el resultado nunca había estado a la altura de sus expectativas. En cambio, cultiva el gusto por los pequeños placeres... hundir la mano en un saco de legumbres, partir el caramelo quemado de la crema catalana con la cucharilla y hacer rebotar las piedras en el canal Saint Marthin. La vida de Amélie cambiará por completo cuando descubra un pequeño tesoro (una caja metálica con recuerdos de la infancia de alguien) tras la vieja loseta de su cocina.”
Amélie, la protagonista de la película que hoy traemos al blog, es un ser muy especial. Sorprende al alejarse por entero de lo convencional y de aquello que conforma el carácter uniforme de la mayoría; que no es no que no sean diferentes, es que renuncian a serlo.
El precio que ha de pagar cierta gente por tener el coraje de ser únicos, es que sean tildados por el resto de raros o inadaptados y sólo porque les resultan incomprensibles. Nunca sabemos cómo reaccionar ante lo que se sale de la norma y en vez de tratar de entenderlo, lo más sencillo es rehuirlo o repudiarlo.
Amélie construye sus propios sueños, y lo hace de una manera tan refinada y excelente, que los sueños de los demás apenas parecen nada. Un ángel, o quizá todo lo contrario. Un ser desamparado o el más fuerte de la tierra. Una ilusa soñadora idealista o alguien capaz de cambiar el mundo con el solo impulso de su capacidad de soñar.
Con la ayuda de su vecino Raymond (un anciano conocido como “el hombre de cristal” por la debilidad de sus huesos, que lleva 20 años sin salir de casa y que sólo ve el mundo a través de la reproducción de un cuadro de Renoir) y tras una larga búsqueda por toda la ciudad, Amélie consigue finalmente localizar al dueño del tesoro perdido. El propietario no sólo se emociona profundamente al descubrir que le devolvían integra toda su niñez, sino que además se plantea mejorar su vida a partir del feliz reencuentro.
En ese momento Amélie tiene una sensación de completa armonía y decide volcarse hacia los demás para crearles felicidad en sus vidas… sin que ellos lo perciban. Loable, si no fuera porque esa entrega altruista le está impidiendo a Amelie arreglar su propia vida.
En la ficha de Wikipedia sobre la película, se describe el perfil psicológico de la protagonista: “La timidez de Amélie tiene como base una fuerte tendencia a la cobardía ya que no se siente capaz de arriesgarse por miedo a salir herida sentimentalmente. Su miedo lo evade con "estratagemas" que solo son una forma de alargar el momento de enfrentarse con la realidad y actuar de una forma directa. Tarde o temprano va a tener que enfrentarse con ello y elegir si arriesgarse para perder o ganar todo, o vivir protegiéndose como siempre sin que haya ningún cambio en su vida.”
Reflexión final: “Verá, mi pequeña Amelie, usted no tiene los huesos de cristal, podrá soportar los golpes de la vida. Si usted deja pasar esta oportunidad, con el tiempo su corazón se irá haciendo seco y frágil como mi esqueleto. ¿A qué espera? Ande, ¡vaya a por él!
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