Revista Regiones del Mundo

42. Uyuni, el salar más grande del mundo

Por Lagunamov @Lagunamoc

Cuando somos jóvenes inventamos futuros, cuando somos viejos inventamos pasados diferentes para los otros.


Quedaban 45 minutos para que llegara el bus que me iba a llevar hasta Uyuni, así que dejé mis cosas en el suelo y me senté en el bordillo de la acera. Saqué la tablet y continué con mi lectura de Jung.

Habían pasado unos 10 minutos cuando, de repente, vi que se me acercaba una chica rubia, de unos 30 años de edad y bastante guapa, que iba acompañada de un hombre que, por la pinta, debía ser japonés (ojos achinados, pelo largo, gorra a lo kawai, vamos, que cantaba mucho que era del país del sol naciente).

42. Uyuni, el salar más grande del mundo


-Hola, vas a Uyuni? - Me preguntó la chica.

Me contó que llevaba unos 4 meses afuera de su país. Su novio, Ryu (si, como el del Street Fighter), y ella, se fueron a Canadá tres meses para trabajar y luego estuvieron haciendo de voluntarios en Cuzco (Perú) durante un mes. En el momento de nuestro encuentro, les quedaban dos semanas para volver y estaban aprovechando para hacer algo de turismo.

Cuzco es la ciudad donde está el Machu Picchu, uno de mis próximos objetivos, por eso, cuando escuché que había estado ahí de voluntaria, le tuve que preguntar si o si sobre la manera más barata de visitarlo.

42. Uyuni, el salar más grande del mundo

-No te lo puedes perder Teo, es lo mejor que he visto en toda mi vida - alardeó emocionada - Mira, te voy a apuntar un sitio, una agencia, donde por 80 doláres nos llevaron a Hidroeléctrica, nos dieron dos noches de hostal en Aguascalientes, nos dieron la entrada al Machu incluida (40 doláres) y, además, nos devolvieron a Cuzco.

Sacó un papel y me apuntó el nombre de la agencia y el lugar donde estaba.

-Gracias, intentaré recordarlo cuando llegue a Cuzco!

Cómo el bus tardaba más de lo habitual, le expliqué mi aventura , para matar el tiempo. La tía empezó a flipar y a decirme que estaba zumbado y que era un milagro que estuviera vivo, pero también me dijo que era un ejemplo a seguir (supongo que ella odiaba al mundo y quería ver a todos muertos jeje).

-Qué estudiaste? - Me preguntó.

-Lo que estudian todos los locos, a ver si lo adivinas.

-No puede ser, filosofia? - dijo entre risas.

-Exacto, estás hablando con un señor filósofo - respondí.

-Y tú estás hablando con una señora filósofa.

Holy shit, eso si que no me lo esperaba, no te encuentras a un filósof@ todos los días, somos de esa clase de personas que están desapareciendo y que se han vuelto, incluso, exóticos (esto me ha recordado el siguiente artículo, http://ma-mo.blogspot.es/1285929926/100-razones-para-salir-con-un-fil-sofo-a/ , la razón número 16 siempre me saca una carcajada ).

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Nos pusimos al día sobre asuntos relacionados a nuestros estudios y tuvimos una buena conversación sobre cómo arreglar el mundo. A todo esto, mientras lo que os he estado contando ocurría, Ryu no hablaba ni nada, se mantenía quieto en una esquina observando a su alrededor, cosa que me llamó mucho la atención, pues su pareja era todo lo contrario, hiperactiva y habladora hasta la muerte.

-Cómo una italiana acaba con un japonés? - Pregunté finalmente.

-La vida te lleva como quiere e hizo que me encontrara con él hace 4 años, cuando yo tenía 26. Desde entonces estamos juntos y creo que será para toda la vida - Dijo.

-Curioso que digas eso, pocas personas se atreven a afirmar esas cosas actualmente - Respondí.

-Jeje, es verdad, pero he podido observar que tú eres igual de tranquilo y callado como él, así que algún dia estoy segura que me entenderás y dirás lo mismo, los chicos como vosotros siempre acabáis bien - afirmó (creo que en 30 minutos de charla me calcó) - Ya lo verás.

-Y cómo sabes que será para toda la vida? - pregunté - A lo mejor dentro de un mes conoces a otro y sientes más por el nuevo que por él, parece que eso está de moda.

-Se nota que eres joven Teo jeje. Llega una edad en que las crazy pussy se acaban, evolucionan y buscan otras cosas. Puedo sentir más por otras personas al conocerlas, es normal, es novedad, pero sé que no voy a estar tan agusto con nadie más. Además, cuando pienso en mi vejez, me veo mirándole con un sonrisa en la boca mientras juega con nuestros nietos, incluso observándole feliz cuando se queda dormido. Eso quiere decir mucho. Ya lo entenderás.

Se le dibujo una sonrisa en la boca y, a mí, otra. Lo que me contó me pareció muy bonito y transmitía mucho al hablar. Y había algo más, ¿habéis conocido alguna vez a alguna persona que os hace sentir que habéis sido amigos toda la vida? Con 30 minutos de conversa, esa italiana me conocía más que lo que yo, en toda una vida, me conocía a mí mismo.

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Al poco rato llegó el bus, puse mi mochila abajo y fuí directo al asiento.

-Nos vemos en Uyuni, x y Ryu .

Me senté enfrente del cristal panorámico y me puse cómodo. No había nadie en el sillón contiguo, cosa que me alegró. El conductor puso la llave e hizo contacto con el motor.

-Bien, voy a poder estirarme durante las 12 horas que dura el trayecto - pensé.

La alegría no me duró mucho, en el último momento, justo cuando íbamos a abandonar La Paz, un hombre de unos 30 años, extranjero por la pinta, calvo y muy alto, subió y se sentó a mi lado. Qué mala pata, por unos segundos! Me tocaría sufrir ese síndrome que tienen las personas altas cuando se montan en un bus diseñado para hobbits.

Lo bueno es que era italiano, sabía inglés y su conversación era tan aburrida que me dejó K.O. en pocos minutos. Sobre las 2 AM me desperté, algo iba muy mal, mi estómago se había sumido en un inmenso dolor y mi intestino tenía que evacuar. El haber comido en las calles de La Paz me estaba pasando factura.

-Pfff, tengo que encontrar alguna manera de evacuar - pensé.

Me levanté y bajé a pedirle al conductor que parara.

-No puedo, vamos mal de tiempo, espera una hora a que lleguemos a un sitio que tenemos planeado parar. - Me dijo el conductor.

Resignado y sin ninguna otra opción, subí y me volví a sentar en mi asiento. Los 60 minutos que transcurrieron hasta la parada fueron mortales, la biblia se había equivocado, el apocalipsis no se iba a dar en La Tierra, estaba ocurriendo en mis tripas.

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Pero todo llega y por fin pude evacuar en un restaurante en el que paramos. El resto del camino hacia Uyuni, el pueblo donde estaba situado el salar al que me dirigia, fue tranquilo.

A las 7 AM llegamos. Recogí mis cosas y bajé. Una horda de mujeres me asaltó cuando puse un pie en el suelo de esa tierra.

-Quieres un tour al salar joven - me gritaron unas cuantas.

-Si, pero lo quiero barato - dije.

Estuve regateando con unas cuantas hasta que encontré una ganga. Normalmente, los turistas que van a Uyuni pasan una noche allí y, al dia siguiente , se van al salar. El tour lo compran el dìa anterior y eso hace que no puedan regatear. Yo, en cambio, había llegado tres horas antes de la salida de los tour y, las agencias, se mataban por llenar los huecos que tenían y los vendían a cualquier precio.

-Chico, yo tengo un tour que va perfecto para ti. Es el tour de un día pero harás casi todo lo que se ve en el de 3, por sólo 30 doláres.

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Eso me llamó la atención y le pregunté más a la señora.

-Si, es verdad, unos suecos nos han pagado mucho porque solamente pueden estar un día y quieren verlo todo. Nos sobra un asiento en el jeep para ti.

Yo no me quería quedar mucho en Uyuni, tenía solamente una semana para llegar al siguiente voluntariado y quería ver, en ese tiempo, el salar, isla del sol y el machu picchu. Así que acepté sin dudarlo y me llevó a su agencia para completar los trámites.

Después, la señora me indicó un lugar para desayunar y hacer tiempo hasta que los tours salieran. Allí, pedí un capuchino y un sandwitch y, cuando me disponía a comer, aparecieron de nuevo la italiana y el japonés. Al verme, vinieron y sentaron a desayunar conmigo.

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Estuve hablando con x hasta que se fue a confirmar el tour que tenían reservado, entonces me quedé sólo con Ryu.

-Ya me ha contado x tu historia, eres muy valiente - me dijo.

Me reí y le respondí que no era para tanto. Durante la hora siguiente, me estuvo contando lo maravilloso que es Japón (mi próximo viaje sin duda será por allí, siempre he querido ir) y que le gustaban los videojuegos. Lo que hizo que pudiéramos hablar de Final Fantasy y esas cosas.

Mientras hablabamos de esa saga, me hizo caer en una cosa muy curiosa. Mi nick en Internet siempre ha sido Laguna ( http://es.m.wikipedia.org/wiki/Laguna_Loire ), en honor a un personaje del Final Fantasy VIII. Este personaje, cuando lo empiezas a conocer es soldado, pero con el transcurso de los años viaja por el mundo relatando sus aventuras.

-Te has convertido en el verdadero Laguna Loire - bromeó Ryu.

No es gracioso? Era verdad, mi nick se había convertido en realidad. Estuvimos hablando un rato más y me di cuenta de que éramos muy parecidos en gustos y aficiones. Maldito japonés jeje.

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Volvió la italiana y charlamos, esta vez los tres, hasta que se hizo la hora del tour. Fuimos hacia la plaza del pueblo y nos despedimos.

-Oye, si vas a Japón avísame, vivo en el norte, en unas islas, pero con el Rail Pass puedes llegar desde Tokyo y son muy bonitas. Así te enseño mi colección de videojuegos - dijo Ryu mientras me daba su email. X hizo lo mismo. Nos dimos un abrazo y me metí en el jeep.

Y, ahí estaban mis compañeros, blancos, rubios y con ojos azules. No cabia duda de que eran suecos. Además, muy educados, al sentarme, los chicos me dieron la mano y la chica un beso. Se presentaron y me contaron que eran de una orden religiosa (lol) y que al día siguiente tenían una boda, por eso querían un tour express.

Pero no había solamente suecos en ese jeep, también había un perúano y una brasileña. Se presentaron y se quejaron por la tardanza, el conductor todavía no estaba en su sitio.

Empieza bien este tour express - pensé.

-Vas a ir a Nicaragua en tu viaje? - me preguntó uno de los suecos.

-No creo, me han dicho que a partir de Costa Rica se pone peligroso. Intentaré cruzar desde allí a México en bus. - respondí.

-No no, Nicaragua no es peligroso, El Salvador, Honduras y Guatemala sí. Yo estuve un año de voluntario haciendo una iglesia en Nicaragua y no te la puedes perder, en serio.

-Ah, pensaba que era peligroso, me lo pensaré. - dije.

Por fin llegó el conductor:

-Esto es express no? Espero que no tengáis miedo a la velocidad.

Arrancó y se puso en nada a 200 km, si que iba a ser rápido si.

-El salar de Uyuni es el más grande del mundo, en tiempos antiguos era un mar, pero se secó y quedó el salar. Nuestro pueblo vive básicamente del tutismo. Mucha gente nos visita cada año e incluso va a estar incluído en la ruta del próximo Dakar - explicó - pero, antes, paráremos en el cementerio de trenes.

Dicho y hecho, nuestra primera parada fue un lugar lleno de trenes viejos. Bastante impresionante. Al bajar, los suecos me pidieron que me uniera a ellos para poder sacarnos fotos entre sí, como iba sólo, acepté.

Empezamos a sacarnos fotos para posturear y bla bla, en mitad de la sesión, vislumbre el posible camino hacia la parte superior de uno de los trenes y mi espíritu de cabra no se pudo resistir a escalarlo. Menuda experiencia, tuve que colarme en la cabina y luego desde ahí trepar de cualquier manera hasta arriba.

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Estuvimos allí cerca de 20 minutos y volvimos al jeep. El conductor se puso de nuevo a 200 km/h y, esa vez, si que entramos en el salar.

El primer contacto visual fue inmejorable. La tierra era totalmente blanca y plana en todos los km que podía alcanzar tu vista. Era impresionante, de las mejores cosas que había visto en mi vida. Además, fuimos a comer a un hotel que estaba hecho por completo de sal, espectacular.

Después de comer, el conductor le volvió a dar al acelerador y nos llevó a la base de un volcán, donde habían flamencos. Mientras que el resto del grupo se sacaba fotos con ese paisaje, la sueca y yo nos acercamos más a los flamencos, queríamos verlos de cerca.

-No os acerquéis más, es peligroso - gritó el guía.

Un crugido se escuchó y mi pie se inundó en una especie de petróleo negro. Tenía que salir de ahí, el suelo se estaba rompiendo. Avisé a la sueca y los dos empezamos a correr mientras el suelo se rompía a nuestras espaldas. Cuando ya casi habíamos llegado a la zona segura, el suelo de nuestro enfrente también se rompió y quedamos aislados.

Cogí carrerilla y salté, con éxito, hacia la parte delantera. En cambio, la sueca estaba atrapada en una miniisla que se había formado bajo sus pies. Pero era extraño, ella no estaba asustada ni nada, empezó a posar y sus amigos le sacaron fotos. Luego le ayudé y salió de ahí.

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La siguiente parada fue una isla llena de cactús. Otro espectáculo de la naturaleza. El trozo de tierra estaba habitado por cactús de hasta 5 metros de altura. Una cosa así no se ve todos los días, eh? Además, desde la cima de la isla se tenía una vista inigualable de todo el salar. Había merecido mucho la pena haber visitado aquel lugar.

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Para terminar, paramos en un lugar blanco blanco para ver el atardecer. Nos reíamos del momento "petróleo" mientras observábamos como el sol se escondía. Sus últimos rayos se reflejaban en la sal como si todo el lugar formara un sólo espejo gigante. Muy bonito.

Ya de vuelta en Uyuni, me despedí del grupo y les deseé lo mejor. Fui a la estación de buses y cogí uno hacia mi siguiente destino, Copacabana, ciudad predilecta del lago Titicaca.

Al sentarme en mi asiento, me conecté a Internet para checkear mi correo y ,sabéis qué? Durante mucho tiempo había intercambiado correos con Charlotte (véase el hilo Entre Bariloche y París) pero hacía semanas que no me respondía el último...hasta ese momento. Me contó que estaba viviendo en una tribu en el Amazonas y que me esperaba allí si yo quería ir, menuda aventura me esperaría!

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No puedo terminar esta entrada sin recomendar el libro El sentido de un final , lo he acabado hace poco y ha pasado a ser uno de mis favoritos, no os lo podéis perder. También quiero desearos Feliz Navidad e informaros que pararé de uno a dos meses en Colombia, cosa que no estaba en mis planes iniciales pero he recibido una oferta que no he podido rechazar.

Un abrazo y ale, os dejo una canción como regalo de Papá Noel!



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