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5 Tipos de corrección que debes conocer

Por Leonardo Peña García @thelexworld

La corrección de textos es una etapa vital de la comunicación con nuestros lectores. En ella, se perfecciona el estilo de la redacción para darle claridad, precisión y que cumpla con los objetivos planteados. Y es el deseo de lograr textos de la mejor calidad posible, lo que nos hace a veces caer en un error común: la sobrecorrección.

5 Tipos de corrección que debes conocer

Pero, ¿quién puede señalar los límites de la corrección? Para unos basta con reparar las erratas más evidentes, aunque queden faltar gramaticales notorias. No se sabe en qué punto termina el estilo del autor y hasta dónde debe llegar un corrector. Un escrito puede mejorarse y seguirse mejorando varias veces, hasta que es difícil reconocer el original en este.

Para evitar que una corrección se nos vaya de las manos, es bueno establecer ciertos límites. Habrán autores que solo deseen corregir los errores notorios, mientras que otros buscarán un pulido de su redacción, o del propio vocabulario que usan. Entonces, nosotros los correctores debemos disponer y manejar distintos niveles de corrección que se adapten a sus necesidades.

Veamos pues, cinco niveles de corrección que todo corrector y autor debe conocer:

Es la corrección más superficial, aquella que se centra en aspectos básicos como puntuación, acentuación, uso de mayúsculas y escritura de siglas, abreviaturas y números. En apariencia es una corrección rápido, pero hay que tener buen ojo y no confiarse, porque hasta a los mejore correctores se les escapan una tilde o una coma mal puesta.

Por lo general, reservamos este tipo de corrección para cuando estamos escasos de tiempo. Ante la urgencia, bien vale corregir esos fallos clamorosos que nos podrían dar una mala imagen. Dentro de un proceso de corrección integral, las erratas de ortografía son las últimas en corregirse. Luego veremos los motivos para hacerlo de esta manera.

La corrección de estilo se encarga de la gramática y la sintaxis. El corrector debe sumergirse en la estructura misma del texto para ver si se puede mejorar. Esto abarca tanto el orden de las palabras, como las categorías de las mismas. Se limpian las palabras innecesarias, se reordena todo de forma que siga una secuencia lógica y más fácil de comprender.

Por supuesto, aquí es cuando nos encontramos con la gran duda. ¿Dónde dejar de corregir y respetar el estilo del autor? La solución es corregir aquello que es incorrecto y solo eso. Habrán detalles en la redacción que se puedan mejorar, pero estos deben enviarse a modo de sugerencia. Será el autor quien decida si elegir una opción más clara y precisa de texto, o hacer valer su estilo sin caer en lo incorrecto.

La corrección ortotipográfica marca la frontera entre la corrección y la edición. En toda serie de publicaciones escritas, existen una serie de patrones o reglas establecidas que le dan uniformidad al texto. Para ello, los editores proporcionan manuales que indican el uso de mayúsculas, negritas, cursivas, versalitas, números, viñetas, citas bibliográficas, comillas, notas al pie, entre otras cosas.

Si no trabajamos con un editor que nos proporcione estas indicaciones, tenemos que elaborar uno. Esta guía nos servirá para mantener el mismo criterio, ya sea en diferentes textos del mismo tipo, o en un texto muy largo. En internet podemos encontrar muchos manuales de edición que nos ayudan a establecer estos criterios, así como normas para las citas y notas al pie.

Este tipo de corrección, muchas veces ignorado y dejado de lado, es la clave para dotar a un texto de calidad. Va mucho más allá que la corrección de estilo, ya que una buena redacción y estructura del discurso no son suficientes. Un texto optimizado también requiere de variedad de vocabulario, precisión en los términos y no debe presentar ambigüedades en su contenido.

Para hacer una corrección de este tipo se requiere un rico conocimiento de la lengua y alto nivel de comprensión de lectura. Tenemos que evitar la repetición de las mismas palabras y expresiones, siempre que puedan reemplazarse por otras. Además, pondremos atención en el significado del texto, aquello que da a entender, para afinarlo de modo que sea lo más preciso posible.

Por último, tenemos un nivel de corrección tan complejo y amplio que se convierte en coautoría. Esto sucede cuando un texto requiere demasiados cambios y el autor decide contar con la ayuda de un corrector para reescribirlo. Por supuesto, este servicio requerirá de más valor en cuanto a esfuerzo y tiempo por parte del corrector.

Ser apoyo de reescritura exige una serie de habilidades para trabajar en equipo con el autor. La capacidad de adaptarse es esencial, así como dar respuestas rápidas a las dudas presentadas. La ayuda abarcará desde la correcta estructura del escrito, hasta los detalles más minuciosos de ortografía. Este proceso siempre debe llevarse a cabo en conjunto con el autor o en constante coordinación.

La complejidad y el valor

Como podemos notar, hay niveles de corrección mucho más complejos que otros. La corrección de ortografía es más sencilla y toma menos tiempo, siguiendo con la corrección de estilo y la léxico-semántica. La corrección ortotipográfica dependerá de la existencia de un manual de edición, mientras que la reescritura es el proceso más amplio de todos.

Si eres corrector, toma esto en cuenta cuando alguien te pregunte por tus servicios. Establece qué tipo de corrección requiere tu cliente antes de empezar. Calcula el coste de tus servicios de acuerdo al nivel de corrección, su extensión y la calidad del texto original. Así evitarás confusiones y darás una imagen profesional.

Si eres alguien que busca una corrección, elige el nivel que más se adapte a lo que buscas. Recuerda que dependiendo de la complejidad de la corrección, esta podría tomar más tiempo y tener un coste mayor. Sin embargo, bien vale la pena invertir en el perfeccionamiento de esos errores que para un autor es imposible descubrir en su obra.

Después de todo, la buena redacción no se percibe de forma consciente, pero los lectores lo notan. Buena redacción es sinónimo de calidad, de dedicación, de conocimiento y es la mejor carta de presentación que puedes tener.

Eso es todo por ahora.

¡Un saludo!


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