La polémica está de nuevo servida, ¿debemos dar por buena la estricta medida temporal de limitación de la velocidad en autopistas, carreteras y ciudades? La campaña SOS Clima de Amigos de la Tierra apoya la iniciativa llevada a cabo por el Ministerio de Interior de marcar una velocidad máxima de 110 km/h, así como la propuesta anterior de reducir a 30 km/h la velocidad en zonas residenciales. Ojalá sean permanentes, y no solo 'a causa' de la crisi.
Como que el transporte es una de las actividades más derrochadoras de energía y causan un mayor impacto ambiental, a continuación presentamos 6 argumentos a favor de esta medida.
1. Ahorro en el consumo de petróleo. El transporte copa alrededor del 40% de la energía que usamos, disminuyendo la velocidad, se disminuirá el rozamiento dinámico del coche en movimiento, y por lo tanto, disminuiremos la energía necesaria. Además ahorraremos 18 millones de barriles de petróleo al año ( o sea, más de 1.4000 millones de euros).
2. Disminuyen las las emisiones de gases causantes del cambio climático. Las reducciones de emisiones son superiores a las reducciones de tránsito causadas por la crisi. En Cataluña, cuando se aplicó la norma en 2008, en las vías la reducción de la intensidad media del tránsito fue de un 1.9% entre antes y después de los 80km/h, i la reducción de emisiones de PM10 y óxidos de nitrógeno fue de un 11%. Todo suma.
3. A 110km/h los vehículos circulan a velocidades más homogénias, así que hay, a priori, menos aceleradas y frenadas, y menos riesgos de entrar en congestión.
4. Los estudios apuntan a que la máxima eficiencia energética de los automóviles se encuentra en torno a los 90 km/h, no es una locura circular a 110km/h, especialmente a según que horas.
5. Se reducen los niveles de ruido en zonas metropolitanas.
6. Se disminuye tanto la siniestralidad como la gravedad de los accidentes (menos velocidad, menos magnitud de impacto y, por lo tanto, menos daños). Hay estudios que apuntan a un 30% menos de siniestros donde se han aplicado estas medidas.