Revista Educación
¡Hola a todos!
Animada por Rosina Uriarte, en cuyos blogs he aprendido muchísimo, quiero contar la experiencia que hemos vivido y estamos viviendo con nuestro hijo de 10 años a quien le diagnosticaron lateralidad cruzada en enero de este año, con 9 años. Su lado dominante es el izquierdo pero escribe con la mano derecha y también es zurdo de pie aunque esto no es determinante para el aprendizaje. Empezó a caminar a los 11 meses sin haber gateado nunca.
Haciendo ahora repaso de su vida escolar, está claro que falló la detección en la edad en la que empezó a leer y a escribir. Después de dos cursos en la guardería y dos cursos en E. Infantil sin dificultades aparentes, en tercero de E. Infantil ( 5-6 años) y cuando empezó a aprender las consonantes sí que veíamos que no había terminado de "asimilar" una consonante y ya tenía que aprender la siguiente y que esa situación le estaba provocando cierta angustia y nerviosismo. En verano y antes de que empezara 1º de Primaria yo me tuve que sentar con él y aprendió a leer conmigo. Es como si tuviera todas las piezas de un puzzle en la cabeza pero no las supiera encajar. En principio no le dimos mayor importancia a esto, a pesar de que tenemos un hijo más mayor que había aprendido a leer sin problemas y sin nuestra ayuda.
En 1º de Primaria la profesora me comentó un día que había algo en el niño que se le "escapaba". Por un lado parecía en clase un niño despierto y con reflexiones de niño mayor pero por otro lado, sus exámenes eran flojos, con dificultades en lengua y matemáticas. Gracias a su trabajo, su constancia y ganas de superación aprobó, aunque no con notas brillantes 1º y 2º de Primaria.
En 3º hubo cambio de profesora y entonces mi hijo empezó a morderse las uñas, a no dormir bien por las noches y a angustiarse con el colegio. Lo llevé a un médico homeópata que le diagnosticó estrés en el aprendizaje y me habló por primera vez de "descoordinación entre los dos hemisferios". En principio aquello me sonaba a dificultad física y mi hijo sin embargo es muy bueno en deporte, pero entonces el médico me dijo que esa descoordinación se trasladaba también al plano del aprendizaje. Yo, con gran ignorancia, no le di mayor importancia y mi hijo aprobó 3º una vez más con mucho esfuerzo, sin que las notas reflejaran toda su dedicación y sus horas de estudio, y con dificultades en lengua y matemáticas.
En 4º ( con la misma profesora que en 3º ) la cosa se complicó bastante más. Mi hijo empezó a llorar todas las tardes en casa cuando iba a hacer los deberes y recordaba su mañana en el colegio, me decía que era tonto y se sentía frustrado e impotente y entonces fue cuando me di cuenta de que mi hijo si seguía así se iba a poner enfermo y decidí tomar cartas en el asunto e intentar buscar cual era su "problema". No eran las notas lo que me preocupaba porque yo valoraba su trabajo y su esfuerzo, me preocupaba su salud.
En enero de este año le diagnosticaron lateralidad cruzada en un gabinete psicopedagógico, aunque previamente a este diagnóstico, el médico homeópata me había habladootras dos veces más de la descoordinación entre los dos hemisferios. Cuando llegué acasa después de la última consulta, me metí en internet y busqué informaciónsobre la lateralidad y cuando leí la información sobre la lateralidad cruzadaestaba viendo totalmente reflejado allí a mi hijo. Mi hijo que es muy bueno en deporte, sin embargo se golpea con el marco de la puerta cuando va a salir de una estancia o se da un golpe cuando pasa al lado de una mesa o de un mueble…el médico me dijo que todo se debía a lo mismo, a la descoordinación entre los dos hemisferios y a la percepción espacial que tiene el niño. Además tiene que pararse a pensar cuál es la mano derecha y cuál la izquierda y como se siente acomplejado por ello, llevó durante una temporada una pulsera en la mano derecha y ahora, a veces, se pone el reloj para acordarse. Curiosamente cuando el optometrista le realizaba las pruebas visuales, le preguntó de sopetón con qué mano escribía y por tres veces levantó la mano izquierda, cuando él escribe con la mano derecha.
Ahora, además del tratamiento homeopático, sigue terapia en un Gabinete Psicopedagógico. Aunque tiene plenascapacidades de aprendizaje, el proceso es más lento. Yo siempre decía que mi hijo llegaba, pero siempre un paso por detrás de los demás. Tiene dificultades en comprensión lectora, tanto en lengua como en los problemas de matemáticas y dificultades de concentración.
También está siguiendo terapia visual una vez a la semana con un optometrista a donde lo llevé para hacerleun examen de eficacia visual. Efectivamente su ojo dominante es el izquierdo. Además de la terapia, ha realizado una batería de ejercicios en casa y después de dos meses , le han vuelto a repetir las pruebas iniciales la semana pasada. Al principio tenía una eficacia visual correspondiente a un niño de 7 años y después de la terapia ha alcanzado la eficacia visual de un niño de 9 años. Estamos muy contentos. Ahora mismo en casa solo utiliza los flippers para leer, ya le han quitado los demás ejercicios que hacía. Va también dos veces a la semana a natación segúnla recomendación del médico homeópata ( también es bueno el baile y eltaekwondo ).
Después de estos meses de trabajo con él su mejoría ha sido muy notable. Las notas de los exámenes han subido en la segunda evaluación ycon ello ha subido su autoestima y su seguridad, o al revés, su autoestima y su seguridad han aumentado y con ello también han mejorado los resultados de los exámenes. A veces veíamos como cosas que había estudiado en casa y que aparentemente sabía, sin embargo al hacer los exámenes se bloqueaba y dejaba preguntas en blanco, decía que se ponía nervioso.
Me gustaría expresar, con mucha tristeza, el papel tan negativo que ha jugado la profesora de mi hijo durante estos dos cursos, 3º y 4º y la influencia tan dañina que ha tenido sobre él. Las dificultades que tenía mi hijo se hicieron infinitamente más grandes cuando pasó a 3º porque le tenía miedo a la profesora y porque con sus comentarios ella hizo que el niño se sintiera tonto en su presencia y lo que es peor, que acabara creyendo que lo era. Cuando llevé a mi hijo al gabinete psicopedagógico estaba al borde de una depresión. Las dificultades las había tenido siempre pero la autoestima tan baja y tanta inseguridad no.
Ahora que la profesora conoce las dificultades de mi hijo lamenta, según ella, no haberlas conocido antes, pero yo (profesora de E. Secundaria) no entiendo como en el mes de octubre, con todo un curso por delante, se le puede decir a unos padres que tienen que mentalizar a su hijo de que puede repetir curso. Mi hijo es muy trabajador , responsable con sus deberes y su estudio y yo, nosotros, le hemos animado en casa a seguir luchando y trabajando y a que sólo así se pueden conseguir las cosas. Mi hijo las ha conseguido, porque no va a repetir curso gracias a la ayuda que ha recibido en casa, fuera del colegio y sobre todo gracias a su trabajo, constancia, esfuerzo y sacrificio.
Lamentablemente, no gracias a la "confianza" ni a la ayuda de su profesora que ya en octubre le había colgado el cartel de " repetidor".
Un saludo y mucho ánimo.
Julia