Revista Ciencia
No he pasado estos días por la Puerta del Sol. Pueden contarse con los dedos de una pezuña las veces que en mi vida he acudido a una manifestación, sea en apoyo o en repulsa de lo que sea. Ni estuve en las concentraciones contra el atentado del 11-M, ni contra la guerra de Irak, ni en defensa de la familia de toda la vida, ni contra ETA, ni contra Bolonia, ni en mítines, ni en asambleas, ni en sentadas, ni en el entierro de Tierno Galván. Tampoco voy a fiestas populares, espectáculos de masas, encierros (ni taurinos ni los otros), botellones, o cualquier otro tipo de concentraciones en los que se pretende algo así como una comunión de sentimientos y voluntades. Debo de ser un poco autista, o tal vez meramente huraño. En parte también influye mi natural vagancia. Y mi individualismo. Eso sí, pienso que en esto soy como el noventa por ciento de la población, que tampoco suele ir a manifestaciones, mítines y demás, o como el setenta por ciento, que tampoco van a verbenas ni a procesiones..Pero, por supuesto, igual que pienso que quien participa en este tipo de "demostraciones" (como dicen los ingleses) no tienen derecho (ni creo que lo reclamen) a plantear las cosas en términos de "el que no está aquí está en contra de quienes estamos aquí", también valoro inmensamente el derecho de las personas a manifestarse, concentrarse, protestar y exigir. Y por lo tanto deploraré cualquier intento por parte del establishment político de restringir ese derecho, aunque sea con la burda excusa de que se interfiere en la campaña electoral (yo, ingenuamente suponía que la legislación electoral estar dirigida al control de las actividades de los partidos, no a la restricción de las libertades de los ciudadanos). Y del mismo modo he de confesar mi simpatía hacia los motivos y muchas de las reclamaciones de los miles de cabreados que han decidido salir a la calle para manifestar su indignación. Y no en menor medida, mi alegría por cuanto este movimiento pueda suponer de bofetada en la jeta de la "clase política", para que sean conscientes de que su repugnante palabrería (la cual, pese a ser crónica, se agudiza en los periodos electorales) es un insulto a la inteligencia de la gente, y de que su conducta como guardianes de la partitocracia y de sus cuotas de poder es una verguenza para los propios valores que presumen defender. Así que, si alguien anda leyendo el Otto Neurath por esas manifestaciones (lo que ya sería raro), vayan desde aquí mis saludos y mis buenos deseos..Esto no quiere decir, naturalmente, que esté de acuerdo con todas y cada una de las reclamaciones de los manifestantes (que cada uno tendrá las suyas, además, aunque el mecanismo de la gregarización asamblearia tiende a aplanar las diferencias para que terminen cabiendo por el embudo de quienes han nacido con mejor labia y con más don de gentes), y de que no tenga mis sospechas de que, llegados a la tesitura de tener que concebir e implementar medidas concretas para intentar lograr sus objetivos, no se acabe cayendo una vez más en la realpolitik, o todavía peor, en un ingenuo idealismo que se ciegue ante las verosímiles consecuencias catastróficas que podrían tener algunas de esas medidas. Tampoco me gusta la asociación de las manifestaciones con una parte del "movimiento anónimo" con sus horrendas y estúpidas caretas (¡qué carajo: seamos valientes y demos la cara, igual que yo estoy firmando esto con mi nombre y apellidos!), aunque esto es más una cuestión estética que de principio..
Y hasta hace un par de días, también consideraba, como muchos otros, que este movimiento era una especie de suicidio electoral de la izquierda, pues muy escasos serán los posibles votantes del PP que se asocien con el movimiento (este del 15-M, no el otro con mayúscula, que parece que quiere seguir vivo en muchos barrios). Pero en las últimas horas este argumento me parece cada vez menos convincente, pues tal vez lo que necesitemos en la izquierda sea, efectivamente, un suicidio, o al menos una metamorfosis, y un buen batacazo el próximo domingo, y en las próximas elecciones generales, proporcionaría un caldo de cultivo excelente para que, de cara al medio plazo, los movimientos de izquierda (incluyendo hasta los liberal-progresistas con los que más puede simpatizar un servidor) empiecen una verdadera transformación que pueda dar sus frutos unos cuantos años después..Será una travesía del desierto, ciertamente, a la sombra, además, de un gobierno desmelenado de los del PP, casi seguro triunfador de las próximas generales, y que, inmune a cualesquiera atribuciones de responsabilidad por la mala situación económica (toda la culpa es de Zapatero, ya se sabe), se olvidará de tijeras y las sustituirá por la sierra mecánica, "no teniendo más remedio que aplicar medidas mucho más dolorosas de lo que imaginaban, porque las cuentas públicas nos las hemos encontrado muchísimo peor de lo que decían los socialistas, que ya era malo". La política de comunicación que seguirá el gobierno del PP nos la podemos imaginar también (basta con extrapolar Telemadrid o Intereconomía a todos los medios convencionales), con Prisa y Mediapró hundidos hasta el cuello en sus deudas, así que no nos enteraremos por la tele, la radio o los periódicos de lo mal que va todo; aunque, por fortuna, es previsible que internet pueda seguir creciendo en su influencia como medio de información y de interconexión social (salvo que los cerebros del PP inventen algo que pudiera dejar como una mera aprendiz a la ley Sinde). Pero a pesar de la situación, y en parte por su gravedad, sería el momento idóneo para probar a una reconstrucción social, moral, institucional, y sobre todo intelectual, de la izquierda..Sería fantástico que, vistas las cosas desde dentro de treinta años, Europa y el mundo le pudieran agradecer al menos eso a la España de los tristes años diez. Yo seguiré sin poner mis insociables pies en manifestaciones, pero confío en contribuir a la creación y discusión de ideas, que buena falta hace...Más:.Yo vendo unos votos negros, ¿quién me los quiere comprar?¿Qué es la ideología?La responsabilidad de los empresarios ante la crisisTDT: Televisión de la Derecha TrogloditaLo peor de las eleccionesSobre derechos de propiedad intelectualUna lanza por la política insípidaVota corrupción.A verlas venir¡Que vuelva el impuesto de lujo!La familia que prevarica unida, permanece unida
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