A million to do

Había dos opciones: a) cerrar este blog. B) dejarlo abierto.
Las tonalidades intermedias no me interesan demasiado, así que opté por mantenerlo operativo. El problema era que, después de tres meses en los que solo publicaba poemas propios, no sabía cómo continuar. No podía mantener mi nivel creativo durante mucho tiempo y, posiblemente, en algún momento me apetecería escribir una reseña de un libro, un disco o un texto que no tuviera nada que ver con el proyecto poético publicado en el blog. Así que decidí terminar con la poesía, recoger todos los versos y juntarlos en lo que, tal vez, se convierta en un nuevo libro que intentaré colocar en alguna editorial un poco más adelante. Ahora estoy corrigiendo y valorando alternativas, pura creatividad. Pura locura.
Pero ese proyecto no podía dinamitar este blog, así que lo haré desaparecer de la memoria en los próximos días, para no dejar rastro de estos poemas y facilitarme así la búsqueda de alguna editorial que los pretenda en exclusiva.
Por ahora, se me ocurre hablar de música, mucha música. Quiero compartir algunas canciones para que, entre todos, les demos forma y luego las grabaremos y las colgaré aquí para que podáis criticarlas conmigo. También quiero escribir más literatura, relatos breves, reflexiones, artículos políticos, periodismo en general, compartir poemas de otros autores, citas, fotos… quiero volver a tener un blog libre, una miscelánea en torno a una idea creativa común, pero que no se limite a la poesía.
No sabía cómo retomar esta idea, cómo romper con la escritura de poemas de forma casi obsesiva, así que he decidido explicarme, hacer una pausa y explicar mis motivaciones para continuar adelante. Es todo cuanto necesito. Continuar adelante.
Se admiten sugerencias y opiniones, claro. En los comentarios y por correo electrónico o redes sociales. Con libertad, amigos. Gracias por su compañía. Y, como en los viejos concursos de la tele: volvemos enseguida.