Revista Diario

A vueltas con Lolita (por Arantxa)

Por Imperfectas
A vueltas con Lolita (por Arantxa)Escuchar los comentarios de Salvados Sostres en el programa de Isabel San Sebastián se me antojaba peligroso (me lo habían advertido) para mis intermitentes episodios de acidez. He comprobado que, después de lo de Sánchez Dragó, mi cavidad estomacal está a prueba de bombas. Todos sabréis de lo que hablo,de las palabras procaces de un tertualiano del programa "Alto y Claro", que emite Telemadrid. Un individuo hasta ayer desconocido para el gran público, que realizó fuera de antena y delante de menores de edad comentarios sexuales sobre lo apetecibles que le resultan las jóvenes en "su punto mágico de tensión sexual", punto que se alcanza entre los 17 y los 18 años, según el periodista.

Los foros sobre esta noticia arden y pervertido es uno de los calificativos más suaves que se le dedican. Lo cierto es que aunque pueda resultarnos reprobatorio o sucio, un hombre adulto puede tener relaciones sexuales con una cría de 17 sin cometer estupro, si bien un mínimo de inteligencia le impediría hacer alarde de ello delante de un público infantil, como el que había en el estudio. Otra cosa es que a mi, particularmente, me cause perplejidad pensar que las chicas de 17 o 18 años pudieran sentirse atraídas por un tipo así, hasta el punto de entregarse a libidinosos juegos carnales con él (los jovencitas y el resto, la verdad). Porque yo he tenido 17, y 18, y 19 y decididamente un treintañero me parecía un vejestorio por aquel entonces. Tampoco entiendo que muchos hombres prefieran o anhelen de forma febril, como el ciudadano Sostres, a quien su mente calenturienta ha traicionado, las mujeres infinitamente más jóvenes a sus coetáneas.

Estoy curada de espanto y no me sorprende (aunque me repele, no puedo evitarlo) la supuesta atracción de este individuo (y otros bastantes, seguro) por las lolitas, pero me choca que lo haya dicho en semejante marco, porque parece la típica fantochada de un grupo de treinteañeros con unas cuantas copas de más. El maduro y la jovencita... pareja clásica y recurrente en el cine, la literatura... La tierna y no tan inocente joven en brazos de un hombre entrado en años, en canas, en carnes tal vez. Todos conocemos empresarios, políticos, actores casados con mujeres mucho más jóvenes y socialmente se acepta sin dilación. El problema sería invertir los papeles, si un joven cae en brazos de una mujer bastante mayor que él se la condena sin más. Y, por extensión, si hubiera sido una comentarista la que hubiera emitido juicios salaces sobre lo apetecibles que le resultan los mancebos que estudian Bachillerato, Telemadrid ya no la tendría en nómina.


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