Después de meses de debatir con mi amiga Amalia sobre abanico sí - abanico no, he conseguido una pequeña victoria y he logrado cambiar su percepción sobre este accesorio de novia tan especial, así que llevará abanico el día de su boda.
La experiencia vivida por Amalia vino a confirmar el dicho popular de que "el roce hace el cariño". Su cambio de actitud con respecto al abanico en general y con respecto al abanico de novia en particular se produjo cuando empezó a admirar un buen abanico y a apreciar el trabajo de unas manos artesanas expertas detrás.
Cuando hablamos de un buen abanico de novia, no estamos hablando de una pieza más en la composición de un atuendo de novia. Para bien o para mal, el abanico es un complemento de novia con personalidad y hay que aprender a quererlo
Y la forma de aprender a querer a abanico es tener una buena pieza en tus manos, acariciarlo y apreciar su detalles, como si de una obra de arte se tratara.
Como en los modelos que preceden a estas líneas, hay que tocar las maderas preciosas, el hueso, el nácar o el marfil de los varillajes de abanicos de lujo para comprobar cómo se agarran a tu mano y cómo se deslizan las varillas
Igual ocurre con las sedas y los encajes aplicados al país del abanico. Nada tienen que ver unos tejidos y unos trabajos de aguja delicados y ligeros con otros más bastos y tiesos que son imposibles de domar.
¿Y qué me decís de los abanicos de novia antiguos? Son muy difíciles de encontrar trabajos similares hechos hoy en día. A sus materiales de gran calidad se une la emoción de llevar una pieza con historia que ha vivido ya muchas vidas.
Dejo para la próxima entrada hablaros de algunos de los mejores artesanos abaniqueros que siguen trabajando este oficio en España.
Los abanicos que se muestran en esta entrada están a la venta en la tienda de Avenio.
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