Desde hace unos meses tengo el blog abandonado. Desde antes de vacaciones mi lista de cosas para hacer se han multiplicado y cada día tiene más tareas. Hace algún tiempo me hubiera hundido, habría caído en el típico “¡No tengo tiempo!” o “¡Si los días tuvieran más de 24 horas!” y el estrés me habría bloqueado. Lo aprendido sobre productividad personal en los últimos años me ha ayudado a encarar la situación de una forma diferente, a buscar soluciones.
Cuando la lista de cosas por hacer te supera lo normal es bloquearse. Intentas empezar muchas cosas a la vez, para avanzar pero es como nadar contracorriente: por más brazadas que des siempre estás en el mismo sitio pero con menos fuerzas. Si te vuelves a encontrar esta situación dale un vistazo a la lista de consejos que encontrarás a continuación. A mí me ha ayudado a centrarme y a avanzar.
- Acéptalo, el día tiene 24 horas. ¿Qué pasaría si los días tuvieran más de 24 horas? ¡Nada! Las cosas seguirían igual porque lo que realmente pasa es que nos engañamos a nosotros mismo. No nos falta tiempo, lo que nos falta es ser sinceros con nosotros mismo y con nuestras prioridades.
Tú eres el responsable distribuirte el tiempo que tienes entre las tareas que tienes que hacer. Sólo intenta que al final del día, antes de ir a dormir, puedas descansar tranquilo pensando que hiciste todo lo que pudiste, todo lo que para ti era importante, prioritario. - Revisa tu día a día, busca fugas de tiempo y aprovéchalas. Cuando se te acumulan las tareas para hacer una de las primeras cosas que se te pasan por la cabeza es que estas perdiendo el tiempo en algún momento del día. Para responderme a esta duda hice un ejercicio que os recomiendo encarecidamente: Me hice un horario con todo lo que hacías durante un día, necesitaba encontrar la fuga de tiempo, ver si realmente en cada momento estaba haciendo lo que quería y realmente era importante.
Es posible que después de apuntar todas las tareas que haces diariamente no encuentres ninguna fuga de tiempo, es lo que me pasó a mí pero me ayudó a ver que la hora de comer que tengo en el trabajo puede ayudarme a matar algunas tareas de mi lista como por ejemplo ir al banco, responder correos personales, ir al supermercado y comprar la cena. - Simplifica, céntrate en lo importante. Si ya has aceptado que el día tiene 24 horas y además tienes un horario con todo lo que haces durante el día, seguramente habrás llegado a la conclusión que hay muchas cosas que no vas a poder hacer. Elimínalas de tu lista y de tu cabeza. Si hay alguien esperando que lo hagas, dile que no, que no lo puedes hacer. Mientras antes se lo digas más posibilidades tendrá esa persona de aceptarlo y adaptarse a la nueva situación.
Céntrate en lo que es realmente importante para ti. - GTD no te va a llevar a tu destino pero te ayudará a ver el camino con más claridad. Ni GTD, ni Autofocus, ninguno de los métodos sobre los que has leído te va a salvar, ninguno va a hacer las cosas por ti pero si que te van a ayudar a llevar a buen puerto las tareas que te quedan en la lista. En estos momentos de estrés, en vez de liarme la manta a la cabeza, me paré, me centré y repasé como estaba aplicando GTD en ese momento. Descubrí que el agobio estaba minando mi forma de trabajar así que volví a empezar desde cero. Empecé a vaciar mi mente y recopilar todo lo que pasaba en mi evernote. Paso a paso y tranquilamente.
Si eliges hacer una tarea en concreto, también eliges no hacer las otras tareas
Jeroen Sangers
A mi estos consejos me han sido de mucha ayuda para poder centrarme y no poder avanzar seguro y sin estrés. Estoy más tranquilo, he quitado de mi lista tareas que no eran de vital importancia y vuelvo a tener todo bajo control. Mi lista de próximas acciones contiene lo que realmente puedo hacer.
Uno de los grandes beneficiados con mi vuelta a la normalidad va a ser mi blog ya que podré volver a dedicar un tiempo a la semana para escribir en simplicidad extrema.
¿Y tú? ¿Consigues mantener el control en momentos en los que la acumulación de trabajo te supera? ¡Comparte tus secretos!
Imagen cortesía de Mitchell Bartlett con licencia Creative Commons.