Seguimos confinados en el cenobio. Libros, música y dibujos. A pesar de que hay más tiempo que cosas que hacer y ganas de hacerlas, que esto ya va pesando, las acuarelas se han ido amontonando sin publicarlas en mi blog. Más tiempo le he dedicado al otro, a Desconcertatus, dedicado a desahogar las pesombres de las pandemias vírica y política que sufrimos. Un sindiós. En ese otro blog he publicado seis o siete entradas en un mes. La verdad es que cuestan menos de hader que las de Artimañas, sobre todo ahora que se sufre más del desconcierto que se disfruta de las mañas y del arte, aunque no sé yo que sería sin estas últimas. He hecho acopio de libros y también de materiales para dibujar y pintar. Más bien para organizar y completar lo mucho que ya tenía, demasiado. Hay muchas acuarelas de Denia, siempre desde el mismo sitio, porque tengo cientos de fotos desde ese lugar al que solemos volver. Vienen bien ahora. Las olas, las rocas, los cormoranes persiguiendo peces, los amaneceres y puestas de sol... En un blog de Hahnemühle que se llama Selection y que trae papeles surtidos de 200 a 600 gramos, con diferentes texturas y con acurelas de Daniel Smith.
Una acuarela del Castell de Guadalest, donde a veces paramos desviándonos de la ruta más rápida para echar un vistazo, tomar un café y comprar miel de aguacate y de níspero, a veces de limón, todas excelentes.
Como ya estamos en otoño, un otoño que poco vamos a poder disfrutar este año, sacamos los cadmios y coloreamos un árbol. Luego, un olivo, también sobre esos mismos papeles y con los colores de Daniel Smith.