Acuario de Batumi, Georgia. Arquitectos: Henning Larsen Architects.
La ciudad costera georgiana de Batumi, confiará en los arquitectos daneses para la suplantación de su veterano acuario. Para ello, el estudio nórdico ha concebido una agrupación de cantos rodados o guijarros, que acogerán los diferentes espacios expositivos.
Teniendo en cuenta lo cerrado y tranquilo que resulta el mar Negro en comparación a los océanos o el más amplio Mediterráneo, no es de extrañar que la playa junto a la que se asentará el edificio esté compuesta por estas pequeña piedras y no de arena. A medio camino entre el post modernismo visualista del que hacen gala los edificios de Las Vegas y las estrategias usadas por Moneo en el Kursaal de San Sebastián, la propuesta de Henning Larsen busca con descaro la inmediata asimilación del edificio con el elemento que representa.
Una apuesta escultórica, visualista y megalítica (nunca mejor dicho lo de megalítica), que solo ciertos presupuestos admiten y que muy pocos arquitectos llegamos a tan siquiera soñar por su dificultad económica.
La planta como vemos a la izquierda, se estructura en torno a un espacio central desocupado por las piedras, pero cubierto por una de ellas. Desde este, denominado corazón por sus diseñadores, podremos acceder a cada uno de los ecosistemas representados, tomarnos un refresco en el bar, informarnos, comprar los billetes, etc. Por cada canto rodado, dispondremos de un ecosistema diferente: Mar Muerto, Mar Rojo, Mar Mediterráneo y Océano Índico.
Lógicamente, cada espacio dispondrá de las especies características de su hábitat, con especial relevancia para el Mediterráneo y el Índico, que disfrutarán de los mayores estanques, al tiempo que estos podrán atravesarse bajo túneles.
Una estructura centralizada, que aporta lógica a una supuesta formación natural, que en el interior se traduce en curvaturas tanto en planta como en sección, reforzando la imagen exterior y ayudando a la circulación interna. Sin embargo, la opacidad pétrea, hace incómodas las estancias superiores reservadas a administración y que tan solo son ventiladas con discretos tragaluces superiores.
Es esta "litos" superior, la que cuadra el conjunto, la que más aporta al carácter escultórico y la hace más asimilable con la arquitectura prehistórica megalítica, pero al tiempo, la menos cómoda, por lo antes expuesto y por la escalera de caracol por la que se accede.