Adam Warlock y los Cómics de los 70 (Parte I)

Por Víctor Xavier Cruz

(Publicado en el blog NGC 3660 en mayo de 2008)

Nació sin un nombre.

O más propiamente, no nació.

Fue creado en La Colmena por un grupo de científicos dedicados a crear una nueva humanidad.

O eso pensaba la mayoría de ellos.

En realidad, los líderes de La Colmena tenían una agenda propia. Pretendían utilizarlo a “Él” para subyugar a los gobiernos del mundo.

Pero “Él” era mucho más que lo que sus creadores habían buscado. Era divino en sus poderes. Puro en sus sentimientos. Ignorante en moral.

La aparición de los Cuatro Fantásticos en La Colmena precipitó los acontecimientos y una vez más fue Alicia Masters, la escultora ciega, quien sirvió de enlace entre un semidiós y la triste Humanidad.

“Él” emergió de su capullo con el poder de ver directamente al corazón de sus creadores. Conoció su maldad y supo sus intenciones.

Por eso, los mató a todos.

Y está fue la última verdadera colaboración entre Stan Lee y Jack Kirby. Después de esta historia, aunque Lee continuó escribiendo y Kirby dibujando los Cuatro Fantásticos por casi 30 números más, Kirby se abstuvo de incluir sus propias ideas en la serie y la calidad de ésta cayó irremediablemente.

Algunos años después llegaría Jim Starlin, para recapturar la magia de las historias “cósmicas”… pero antes, “Él” o “Adam Warlock” como sería conocido, aun debería enfrentar su propia tribulación… Después de matar a sus creadores, vagabundeó algún tiempo buscando una identidad, pero tras un breve y desagradable encuentro con Thor, se encerró nuevamente en el capullo en el que había “nacido” y se alejó al espacio exterior buscando un poco de paz para su corazón.

Esto fue, claro, hasta que Roy Thomas se apropió del personaje.

A fines de los años sesenta Roy “The Boy” Thomas, era la nueva joya en la corona de Stan Lee en Marvel, escribiendo en títulos como The Avengers y Captain Marvel. De hecho, la mejor saga de aquel tiempo “la Guerra Kree – Skrull” (un clásico hasta nuestros días) que involucraba tanto a los Avengers como al Captain Marvel surgió de su pluma (si no del todo de su imaginación, pues parte de la trama fue proporcionada por el también legendario dibujante Neal Adams).

Por aquel entonces la Marvel iniciaba la publicación de “Marvel Premiere”, una revista creada con la intención de presentar nuevos o potenciales héroes o series.

El primero de estos héroes/series fue The Power of Warlock.

Thomas, primero como escritor y luego como editor, le dio nueva vida a “El”, en una parábola muy discutida acerca de los mitos judeo-cristianos de la creación, la caída, la salvación y la resurrección, desarrollada en las páginas de Thor, Hulk, Marvel Premiere y por supuesto, Warlock.

Empezamos con el High Evolutionary. Un humano dotado de casi infinitos conocimientos genéticos. En su laboratorio, en la Tierra, crea una nueva raza de seres a los que llama “Nuevos Hombres”. El más inteligente y poderoso de estos Nuevos Hombres (aquel llamado “Bestia”) lleva a los demás a la rebelión contra su Creador y lo deja abandonado a lo que pensaba sería su muerte.

Pero el High Evolutionary sobrevive y, eventualmente, llega a ser inconmensurablemente poderoso. Un dios tecnológico.

Y como todos los dioses antes que él, abandona la tierra para no volver más.

Se lanzó al espacio a deambular y auto-encontrarse, pero a quien encontró fue a “Él”, viajando a la deriva en su capullo.

Sin que “Él” abandonara el capullo, ambos establecen una especie de lazo psíquico que les permite comunicarse entre sí. Qué clase de comunicación o conversación habrán mantenido estos dos seres semi-divinos es algo que escapa a mi conocimiento, pero sabemos que una relación muy profunda surgió de ahí, y que en adelante el High Evolutionary, el Alto, (¿el Altísimo?) consideraría a “Él” como su propio hijo.

Algún tiempo después, para satisfacer sus ansias creativas (o quizás su ego personal), y aun en compañía de su nuevo “hijo”, el High Evolutionary llega a un punto en el Sistema Solar que ocupa exactamente el lugar opuesto de la Tierra, al otro lado del Sol y decide crear todo un planeta, una tierra nueva con un cielo nuevo.

A partir de un pedazo de roca, el High Evolutionary crea los mares y cielos…. plantas y animales… y finalmente al Hombre, un Hombre perfecto, no cargado con las imperfecciones de la humanidad que el Alto Evolucionario había dejado atrás.

Seis horas duró este proceso de creación, y en la séptima hora, agotado por el esfuerzo, el creador descansó… y cayó dormido.

Y fue entonces cuando la tragedia ocurrió…

Mientras el Creador dormía, el Man Beast, su primera creación, la Bestia, aquel que había llevado a los Nuevos Hombres a rebelarse, se infiltró en el santuario del High Evolutionary y, lleno de furia al ver todo lo que su Padre les daba a estos nuevos Nuevos Hombres de la nueva Tierra, decide interferir, e introduce en la nueva Tierra todo lo que su creador le había evitado: codicia, mentira, violencia, muerte…

El High Evolutionary despierta a tiempo de ver su gran obra siendo arruinada y expulsa al Man Beast quien vuela a refugiarse en la nueva Contra-Tierra en la que ha dejado su marca indeleble.

El Alto Evolucionario se lamenta y maldice su Creación.

Se dispone a destruir la Contra-Tierra cuando, de pronto, “Él”, que ha estado observando todo, lo detiene, cuestionándole el por qué de su acción. ¿Por qué destruir un planeta, millones de personas que no pidieron ser creadas en primer lugar?

El Creador accede a que “Él” abandone su capullo y se dirija a la Contra-Tierra a buscar al man-beast y erradicar la maldad que ha plantado en el mundo. Le duele así entregar a quien es como un hijo para él, pero lo hace por… amor a su creación.

“Él” sale entonces de su capullo por primera vez en mucho tiempo. Vemos que sigue siendo de color dorado, pero ya no va desnudo.

El High Evolutionary envía entonces a su “hijo” a salvar a la humanidad del man-beast y erradicar la maldad del mundo. Es entonces cuando le da su nombre “Te llamarás Adam (Adán)”, le dice…. “y los Hombres te conocerán como Warlock (Hechicero)”…

Y un último detalle… al partir Adam, el High Evolutionary le hace entrega de una esmeralda… la “Gema del Alma”, que Adam inocentemente coloca sobre su frente…

Al llegar a la Tierra lo primero que hace Adam es conseguirse unos discípulos, quienes lo toman como su gurú. Poco después vemos a Adam realizando una serie de obras “salvadoras” y enfrentar ideológicamente a los jefes políticos, económicos y militares de la “Contra-Tierra”…

Con el tiempo, Adam llega a literalmente ser adorado por sus seguidores.

Todos los números que comprenden este arco de la vida de Warlock (recordemos, editados por Roy Thomas) constituyen una serie de alegorías acerca de las religiones, la cultura y etc. Nada extraordinario si lo leemos hoy, pero muy polémico en aquellos finales de los años sesentas-comienzos de los setentas.

Eventualmente, Warlock es capturado por el poder político de la Contra-Tierra, y ejecutado públicamente por sus “crímenes”. Murió crucificado, y su captura fue propiciada por uno de sus amigos, con quienes se reunió a una última cena antes de ser apresado.

Es entonces cuando descubrimos que el poder político de la Contra-Tierra, el llamado “presidente” es en realidad un peón del Man-Beast, quien se regodea con su victoria.

Pero dos días después (es decir, al tercero), la cosa cambia. Vemos que gracias al poder de la Gema del Alma, Warlock se levanta de su tumba e imbuido de un poder mayor que el que tenía antes… enfrenta y derrota finalmente al Man-Beast.

Finalmente, luego de la batalla, Adam Warlock se aleja hacia las estrellas. Cumplida su misión salvadora en la Contra-Tierra, mientras se eleva hacia el infinito, encomienda a sus discípulos que arreglen el mundo y eviten que el Mal surja de nuevo…

Hasta aquí la época de Thomas. Algún tiempo después Jim Starlin tomó el personaje y ahí es cuando empieza lo bueno… Y por eso, como todo buen cómic, esta historia continuará…

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