Revista Ilustración

Adéu pep

Por Davidrefoyo @drefoyo
ADÉU PEP
Aquella noche, cuando el árbitro pitó el final, el Barcelona se coronó campeón del mundo de clubes, un título menor y aparentemente insignificante si no fuera porque, al menos esta vez, supuso la rendición del planeta fútbol ante el conjunto azulgrana. La obra con la que Pep Guardiola pasará a la posteridad tocaba su fin y, como era de esperar, comenzó el desmoronamiento. El fútbol que Guardiola tenía en la cabeza cuando llegó al Barça a mediados de 2007, era una pequeña obra de arte, una obra conceptual, de autor. Sin obviar todo lo que había visto hasta el momento, pero con un descaro sin complejos, se lanzó a la conquista del espacio, ese lugar en el que se deciden los partidos, el lugar por el que pasa un balón imposible para alcanzar la gloria. No voy a recordar todos los títulos que ha ganado este equipo de la mano de Guardiola, me da lo mismo, porque lo que realmente importa o, al menos, a mí, es el cómo. Pep consiguió elevar la máxima de "si jugamos bien ganaremos" para convertirse en un equipo prácticamente invencible, pero nunca olvidando el estilo, el juego, la querencia por la pelota. Pocos partidos malos se le recuerdan a este equipo, al menos, hasta la final del mundialito del que hablaba al principio. La imagen de Guardiola diciendo adiós a los aficionados, despidiéndose de su gente, no fue todo lo épica que a un Mourinho arrodillado ante sus jugadores le hubiera gustado, pero yo me quedo con el paseo tranquilo y sereno, rodeado de sus familiares, con el Camp Nou a oscuras, como una forma de volver a los orígenes, a los entrenamientos de los 8 años de noche, con el barro hasta las rodillas. Era una forma, casi perfecta, de cerrar el círculo. Y el mejor homenaje que se le puede hacer a un gran entrenador, un hombre que dentro de unos años será reivindicado como un auténtico adelantado de su tiempo -como lo fueron Michels o Sacchi- es recordar los éxitos por la forma de conseguirlos y no por la cantidad u otras consideraciones ajenas. Todo se termina, pero las leyendas, en el momento oportuno, no dejan aumentar cada día que pasan. Éste no será el Barça de Messi, será el Barça de Guardiola. Al tiempo.

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