Revista Cultura y Ocio

Adiós en azul. John D. MacDonald

Por Mientrasleo @MientrasleoS
Adiós en azul. John D. MacDonald
     "Iba a ser una velada tranquila y hogareña.
     El hogar es el Busted Flush, una casa flotante tipo gabarra de dieciséis metros de eslora, amarre F-18, Bahía Mar, Lauderdale.
     En el hogar es donde encuentro intimidad. Corres todas las cortinas opacas, cierras las escotillas y con el susurrante zumbido del aire acondicionado amortiguando todos los ruidos del mundo exterior, consigues olvidarte de que tienes pegados a los de la embarcación vecina."
     Una de mis películas favoritas es El cabo del miedo, o del terror dependiendo de la versión a la que estemos mirando. Bien, el autor del libro en el que se basa es MacDonald, así que me resultó imposible no fijarme en este título. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Adiós en azul.
     Conocemos a Travis MacGee, un hombre que se dedica a recuperar lo irrecuperable a cambio de la mitad del botín que consigue devolver a su dueño. Dicho así suena peligroso, y lo es. Esta suerte de detective que vive en una barcaza y sólo acepta trabajos cuando va corto de dinero, se ve involucrado en la vida de una joven bailarina que acude a él para contarle su triste historia. Descubrirá así que un hombre llamado Junior Allen, ha robado a esta chica tras dejarla hecha trizas, y también que no es la única mujer que sufre las consecuencias de Allen. Ahora Travis va a ir en su busca para recuperar lo que es de Cathy.
     Adiós en azul es la primera entrega de una serie de novelas protagonizadas por Travis MacGee que se puede leer sin necesidad de continuar la saga ya que tiene un desenlace que bien hubiera podido ser de un libro único. Dicho esto, añadiré como curiosidad que todas los títulos de la saga de Travis, incluyen un color, tal vez puesto ahí como seña de identidad del autor, o tal vez para diferenciarlos entre las aproximadamente ochenta novelas que dejó en su haber MacDonald: un autor tan poco conocido en general, como alabado por su obra.
     En este caso nos enfrentamos a una novela corta en la que se percibe, lo primero, el tono influenciado por el momento en que fue escrita. Estamos en 1964 y el autor habla de transportes aéreos, soldados y contrabando, de hombres convertidos en magnates y mujeres poco más que floreros a simple vista pero a las que hay que conocer para descubrir su verdadera historia. Todo esto se acompaña por un tono entre chulesco y descastado para dirigirse a su detective y una puntuación en los diálogos que hace que su protagonista y narrador parezcan unirse y desunirse en muchos momentos, consiguiendo así que el lector no sólo vaya descubriendo datos, ino también sentimientos de este peculiar protagonista al que no duda en despojar puntualmente de su duro revestimiento.
     La historia, de chicas desvalidas que demuestran su tremenda fortaleza tras sufrir los abusos de un canalla maltratador llamado Allen, es tan sencilla como interesante, y el lector se ve empujado a devorar página tras página para saber si finalmente se encontrará con el esperado cara a cara entre estos dos hombres. Despoja además a la narración de todo artificio, incluso de diplomacia en muchos momentos, y la caracterización de sus personajes viene dada por los pensamientos de Travis, al que MacDonald describe como un holgazán y cuyos datos físicos nos va dando poco a poco y sólo cuando son estrictamente necesarios. Es curioso además, como no duda en convertir al detective en salvador o galán buscavidas dependiendo del momento, y como cubre finalmente toda la historia de una pátina que recuerda a aquellas películas en blanco y negro en las que nos acompañaba la voz en off del detective de turno. De hecho es una novela que se lee casi con nostalgia de un género que ha evolucionado tal vez demasiado deprisa por ir empujado por las modas, y por eso se disfruta incluso más cuando nos encontramos con un libro con regusto a tono clásico de la novela negra.
     Comenzaba diciendo que el autor es el culpable de El cabo del miedo, y es cierto que encontramos ciertas similitudes en la trama. Malos malísimos, mujeres incautas y agua que nos confirman que no nos hemos equivocado de autor, y que nos recuerdan aquellas escenas protagonizadas por Robert de Niro.
     Me ha gustado. He disfrutado tanto con la trama cuyo final es perfecto como con el tono del libro que me ha recordado a años que no viví pero que si leí o vi en películas pasadas. Hay libros que no aguantan bien el paso de los años, a otros sin embargo, ese paso del tiempo les otorga un plus, una suerte de encanto especial que hace que aumente su valor. Estamos ante el segundo caso. De hecho pienso continuar con esta saga, voy a seguir conociendo a Travis MacGee.
     Y vosotros, ¿no os ha pasado que os encontráis con historias que pierden encanto con el paso de los años? Pensad por ejemplo en la ciencia ficción.
     Gracias.

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