Hace un tiempo reuní en un libro todo lo que tenía escrito sobre teatro, fundamentalmente para preguntarme qué quedó de aquello que yo soñaba.
Y la respuesta es que queda todo, todo, todo. Con la salvedad de que no creo tanto en el poder revulsivo del arte en general y del teatro en particular, y viceversa. Pero lo que hago, lo siento y lo practico con la misma devoción y pasión.
Por suerte no he cambiado mucho. Hay días que me parece que soy el mismo niño que jugaba al lado de la silla de mi abuelo en Mar del Plata. Sé que no es así, que ahora el abuelo soy yo, pero esto ayuda a seguir soñando.
Así se expresó Juan Carlos Gené en esta entrevista que le concedió a La Nación en diciembre de 2000, a poco de cumplir 72 años de vida y con un pie en las bodas de oro con el teatro. Hace minutos nomás, los medios anunciaron su muerte, y Espectadores lo recuerda con esta cita y con la reseña que Ariel escribió en septiembre de 2010 sobre uno de los últimos trabajos del dramaturgo argentino: su propia versión de Bodas de sangre.