Para muestra, basta un botón
"En las muchedumbres humanas, el jefe, ordinariamente, no es más que un agitador, pero como tal, juega un papel considerable. (...)La muchedumbre es un rebaño servil que no podría existir sin dueño""Los agitadores, por lo común, no son hombres de pensamiento, sino de acción. Son poco clarividentes, y no podrían serlo, porque la clarividencia conduce, generalmente, a la duda y a la inacción. Se reclutan, generalmente, a la duda y a la inacción. Se reclutan, generalmente, entre esos nerviosos, esos excitados,esos fronterizos que bordean los límites de la locura.
"El desprecio y las persecuciones no les importan, y sólo consiguen excitarlos más. Interés personal, familia, todo lo sacrifican.
"Los hombres, reunidos en muchedumbre, pierden toda voluntad, sabe imponerse a ella. Los hombres, reunidos en muchedumbre, pierden toda voluntad, y, por tanto, se inclinan, por instinto, hacia quien está dotado de ella".
"La autoridad de los agitadores es muy despótica y sólo se impone a causa de este despotismo.
"Los agitadores tienden hoy a reemplazar, cada vez más, a los poderes públicos, a medida que estos últimos se dejan discutir y debilitar".
Muchos de estas líneas, ¿le sonaron familar? ¿Lo leyeron o lo escucharon en medios de la corpo?. Bueno, esto es sólo un fragmento de un clásico: "Psicología de las multitudes" de Gustave Le Bon escrito en 1895, en pleno auge positivista y donde había un temor iracundo hacia el surgimiento de las masas en la arena política. Hoy, más de un siglo despues, los argumentos de cuestionar a los líderes populares y de calificar como masa amorfa y servil al pueblo siguen vivitos y coleando en los medios gorilas.